Cómo, cuándo y por qué se deben podar las tomateras

Podar o no podar es el dilema que divide a los aficionados a la horticultura cuando se trata de tomates. La variedad de la planta encierra la respuesta, pero hay unas claves generales para aprender algo extra sobre el cultivo más popular entre los principiantes

Unos tomates en un jardín.Westend61 (Getty Images/Westend61)

El verano es temporada de tomates. El fruto de esta planta, de la familia de las solanáceas, se beneficia de los largos y soleados días de esta estación. La variopinta inmensidad de variedades de tomate y su omnipresencia en las recetas de cocina estival lo convierten en uno de los cultivos preferidos de aquellos que se lanzan a la horticultura por afición. Pero el del t...

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El verano es temporada de tomates. El fruto de esta planta, de la familia de las solanáceas, se beneficia de los largos y soleados días de esta estación. La variopinta inmensidad de variedades de tomate y su omnipresencia en las recetas de cocina estival lo convierten en uno de los cultivos preferidos de aquellos que se lanzan a la horticultura por afición. Pero el del tomate no es un cultivo fácil. Se trata de una planta bastante sensible. Para desarrollarse necesita una generosa cantidad de sustrato, unas necesidades respecto agua, abono y luz solar específicas, y su cultivo está expuesto a toda una diversidad de problemas como hongos, enfermedades y plagas. Factores que deben tenerse en consideración antes de lanzarse a cultivarla. Más adelante, por añadidura, surgirá un nuevo dilema: el de cómo podar la planta para contribuir al desarrollo de sus frutos.

Lo primero que puede sorprender a un aficionado advenedizo en el cultivo del tomate es que no solo no existe un consenso sólido sobre la cuestión de la poda de la planta, sino que, directamente, a menudo al buscar información la palabra “polémica” aparece más de una vez. Existen posiciones enfrentadas entre los divulgadores de horticultura respecto a la cuestión de la poda de tomateras. Toni Jardón, responsable del blog La Huertina de Toni, intenta mirar más allá de este desencuentro de criterios desde su experiencia personal en su huerto en Bolgues (Asturias). “Creo que la polémica viene dada por las diferentes formas y corrientes de cultivo”, explica a EL PAÍS. “Un cultivo más natural o cercano a la naturaleza nos hace pensar que no existiría una persona detrás quitándole a la tomatera lo que consideramos que no necesita para desarrollarse.” Sin embargo, él, que no se confiesa enemigo de coger las tijeras de poda, apunta a la variedad del tomate como la clave para conocer las necesidades de poda de la planta.

Variedades de crecimiento determinado

En general, reducir la frondosidad de hojas de una tomatera es una medida que se aconseja para favorecer la producción de frutos. Pero, como anota Jardón, existen excepciones: “Un tomate de crecimiento determinado, es decir, que crece hasta una altura máxima, no se suele podar. La planta no va a desarrollarse más de ese tamaño y, por lo tanto, nos interesa que saque toda la floración posible”, expone.

Ester Casanovas, autora de títulos como Hortelanos de ciudad (Ediciones invisibles, 2014) y la divulgadora detrás de Picarona Blog, es especialista en sacar el máximo partido a un huerto cultivado en macetas, lo que se ajusta al caso de muchos principiantes. Las tomateras de porte determinado, tal y como señala Casanovas, son perfectas para adaptarse a la limitación de sustrato propia de una maceta (15-20 litros). Estas plantas no crecen demasiado, y por eso podarlas, advierte, podría suponer renunciar a parte de su producción.

Imagen del nodo de las flores de las que nacerá un tomate.Albert Fertl (Getty Images)

Como señala Casanovas, algunas de estas variedades, como las bonsái y colgantes, “suelen dar todos los frutos a la vez”, aclara en un post de su perfil de Instagram, advirtiendo de que podría ser difícil identificar un brote axilar de uno que no lo es: “Resultan más prolíficas si las dejamos a su bola”.

El consejo que da el youtuber de jardinería Kevin Espiritu a los dos millones y medio de suscriptores de su canal, Epic Gardening, es el de conocer la manera en la que crece y se estructura la planta del tomate antes de podar. Quien los ha cultivado sabe que se desarrollan alternando ramas de hojas y ramas de flores que, si todo va de acuerdo a los objetivos del hortelano, se convertirán en frutos. Como una escalera de hojas y flores. Aquellos escalones de hojas son necesarios también para el crecimiento y la productividad perseguida, pues es a través de las hojas cómo la planta consigue realizar la fotosíntesis. ¿Qué parte se puede eliminar entonces? El foco se coloca en los llamados “chupones”, un nombre que ya delata una popularidad no demasiado valorada.

Qué son los chupones (o yemas axilares) y cómo distinguirlos

“Los chupones son brotes de los que la planta va a desarrollar nuevos tallos, con nuevas hojas y frutos”, explica Toni Jardón. Estos brotes axilares (porque aparecen en lo que podría parecer la axila entre el tallo y las hojas) se pueden quitar utilizando los dedos cuando todavía son muy pequeños. “Es lo más fácil y lo menos dañino, porque salen enteros y la herida que se le hace a la planta es menor”. Una precaución que puede evitar futuros problemas para la planta.

Una persona quitando el chupón de una tomatera.Melinda Wengrin (Getty Images)

El chupón brota entre el tallo principal de la tomatera y uno de los pisos de hojas, formando un ángulo de 45 grados respecto a ambas. De no podarlos, la planta desarrollará a partir de este brote una nueva rama, que a su vez tendrá nuevos nodos de hojas y flores. Por lo tanto, deberá repartir sus recursos actuales también con esta nueva rama, de ahí que esta sea la mayor consideración a la hora de decidir eliminarlo.

Motivos para podar (pero nunca en exceso)

Para Toni Jardón la ventilación es una cualidad que se debe preservar cuando se cultivan tomates, y es algo que se consigue gracias a la poda periódica. “El tomate es un cultivo muy sensible a la humedad. Rápidamente, aparecen hongos que nos pueden dejar sin cultivo. Una planta muy hacinada y con poca ventilación es más propensa a que los hongos se desarrollen y propaguen”, señala el divulgador afincado en Asturias, que destaca otros beneficios de la poda como la obtención de frutos más grandes y la posibilidad de poner los cultivos más próximos unos de otros.

Ante la duda, es frecuente empezar aconsejando la poda de aquellas hojas que están por debajo del primer nodo de flores. Unas hojas que por proximidad al suelo podrían estar expuestas a mayores agentes nocivos y que no son necesarias para el desarrollo de la planta. Otros nodos de hojas que deberían ser eliminadas son aquellos afectados por hongos y por gusanos minadores (que crean surcos de un tono diferente en las hojas a medida que se alimentan), de esta forma se evitaría que el ataque se propagase por el resto de plantas.

Excederse en la poda también acarrea problemas, según reconoce el divulgador de horticultura: “Las plantas necesitan de las hojas para recibir el sol y alimentarse”. Así que es importante asegurarse de dejar suficientes hojas, que además protegen los frutos de un excesivo impacto de luz solar.

Una persona regando sus tomateras sin mojar la planta, como aconsejan los expertos.Westend61 (Getty Images/Westend61)

Es habitual encontrar el consejo, a modo de precaución, de podar antes de regar, y no al revés. El motivo es que el agua, y aquello que pudiera llevar consigo, no penetre en los espacios abiertos sobre la superficie del tallo tras la poda. Sin embargo, Jardón prefiere atenerse a una precaución previa para evitar enfermedades, que consiste en regar sin mojar la planta. Además, aconseja desinfectar bien las tijeras al cambiar de planta “para evitar propagar esporas de una a otra”.

Usos inesperados de los chupones: origen de plantas nuevas e insecticida natural

Los chupones no son brotes del todo indeseables cuando se trata de cultivar tomates. Para Jardón, es la mejor forma de reproducir las tomateras y obtener un clon. Algo que aconseja hacer en caso de que la primera planta muera. “Normalmente, plantamos los chupones alrededor de la planta madre”, explica. Aunque señala que estos enraízan bien, independientemente de su tamaño, sí recomienda esperar a que haya alcanzado unos 10 o 15 centímetros: “Sus raíces se pueden desarrollar tanto plantándolo en una maceta como en un vaso con agua”.

De la poda de las tomateras pueden surgir otras bondades imprevistas, como un remedio eficaz contra algunas plagas del huerto, como la mariposa de la col, las orugas, la pulguilla y el pulgón. En un vídeo alojado en su canal, Jardón explica cómo elaborar un insecticida utilizando chupones y algunas ramas que hayan sido podadas (pero sanas, que no hayan sido infectadas por hongos). El resultado de colar y colocar en un pulverizador la combinación de estas ramas troceadas con abundante agua (un litro por cada 100 gramos de ramas), removidas una vez al día durante seis días a la sombra, ha demostrado para el hortelano ser eficaz en la prevención y eliminación de este tipo de plagas en sus cultivos. “Las plantas solanáceas como el tomate contienen en sus hojas unos compuestos llamados alcaloides que son tóxicos para ciertas plagas”, detalla. Porque las lecciones de aprendizaje que se desprenden de un pequeño huerto amateur se multiplican con la experiencia.

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