MAITE JARO NARRILLOS
Nacionalidad: Española
Edad: 32 años
PATRICIA ORTEGA DOLZ
Maite habría cumplido hoy 33 años y los habría celebrado en su casa de Coslada con su "pitufina", Andrea, con tres añitos recién cumplidos, y con Pepe, su marido, y con su hermana María Jesús y sus sobrinos. Los atentados terroristas la han separado para siempre de su niña, lo que más quería en el mundo. "Me acuerdo de que cuando nació me dijo: 'Ya puedes hacer lo que quieras, como si te vas", sonríe Pepe, a quien ahora se le vienen a la cabeza las imágenes de cuando la conoció, como si fuera ayer: "La estoy viendo en la escalera de la empresa en la que trabajábamos preguntándome con socarronería y a voz en grito: 'Pepe, ¿tú me quieres'. Y yo le respondía: 'Más de lo que tú te piensas".
Dos años y medio de noviazgo, una boda familiar y, al fin, Andrea, la niña más deseada. Tanto, tanto, que nació un mes y una semana antes de tiempo. Maite, que era una mujer de armas tomar, quería que su niña fuera como ella: enérgica, alegre, independiente, reivindicativa, estudiosa y, a poder ser, ginecóloga "para que ayudase a otras mujeres", cuenta Pepe, que se siente desbordado por el enorme "encargo" que le ha dejado. "Ella lo haría mucho mejor que yo", se lamenta.
Desde aquella fatídica mañana en la que Maite no llamó a las 8.40, como siempre, desde su puesto de teleoperadora para hablar con su niña recién levantada antes de que se fuera a la guardería, desde ese día kafkiano entre hospitales y tanatorios, Andrea, que habla por los codos, sólo ha preguntado una vez por "su mamita". "Le dije: '¿Ves aquella nube?, allí está mamá y nos está mirando", dice Pepe. Hace unos días que se despidieron de Maite. Fue en la playa de la Lanzada, en Pontevedra, su sitio preferido para momentos difíciles y el lugar en el que posiblemente fue concebida Andrea. Allí quedó, tal y como quiso, su cuerpo hecho cenizas y su alma, para siempre.