SERGIO SÁNCHEZ LÓPEZ
Nacionalidad: Española
Edad: 17 años
DANIEL BORASTEROS
Sergio Sánchez López, de 17 años y vecino de Fuenlabrada, trabajaba desde hace un mes en una obra, pero lo que le gustaba era inventar ingenios para hacer la vida más cómoda a los demás. Aunque era un chico de "notables" abandonó los estudios porque se aburría, y se apuntó a un curso del Inem sobre domótica. Sus padres y su hermana le escuchaban divertidos cuando relataba sus planes de convertir el baño en un lugar "inteligente" que apagase la luz y la encendiese de manera automática. "Decía que se podía hacer con un sensor, y a todos nos hacía mucha gracia imaginarnos bailando para que no se apagase la luz". El 11 de marzo Sergio esperaba en el andén a que llegase el tren de Vicálvaro para ir a trabajar. Su sueldo se lo entregaba íntegro a su madre, que después se lo racionaba.
Sergio iba eternamente tocado con una gorra de visera estrangulada hacia arriba. Llevaba pantalones de chándal y camisetas con leyendas deportivas. Gastaba unas enormes zapatillas del 46 que tenían que estar magulladas en la puntera para que se las pusiera. Le gustaba, sobre todo, el hip-hop, por sus letras rebeldes. Una afición que compartía con su mejor amigo, Iván. En la taberna de Moe, su bar favorito, les llamaban Zipi y Zape. Iban siempre juntos desde niños. Cuando volvían de tomar algo se metían juntos en el coche del padre de Iván para escuchar música bajo la vigilancia de sus familias, que les podían observar desde la ventana. Su toque de queda era a las dos de la madrugada. Era obediente, aunque también un poco cabezota. Dibujaba muy bien y se pasaba las horas muertas esculpiendo complejos caracteres orientales. Su prioridad era sacarse el carné de conducir y ya llevaba un código de la circulación bajo el brazo. Aún no tenía la edad. Cumplía 18 años en junio.