MARÍA JOSÉ PEDRAZA PINO
Nacionalidad: Española
Edad: 41 años
ANDREA RIZZI
María José tenía 41 años. Era de Madrid y trabajaba como auxiliar en la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma. La noche anterior al atentado la pasó en su casa, estudiando: el día 28 de marzo iba a presentarse a una oposición de administrativo. Las paredes llenas de libros de su cuarto fueron testigos, una vez más, de las aspiraciones de una mujer que luchaba para que sus proyectos se convirtieran en realidad. "Trabajaba y estudiaba. Mucho. Quería mejorar. Y eso que ya tenía un puesto fijo...", recuerdan sus familiares. Quería mejorar. Los libros, ordenadamente repuestos, estaban allí por ello.
María José era la segunda de seis hermanos, cuatro mujeres y dos hombres. Era el punto de referencia discreto de una familia muy unida. "Estaba siempre dispuesta a escuchar, a ayudar. Nunca salía un no de su boca", dice Loli, su hermana menor. Trabajaba y estudiaba. Pero también ayudaba. Sus cuatro sobrinos la consideraban "como una segunda madre", recuerda Javier Sánchez, marido de Loli.
María José les dedicaba mucha atención. Bañaba al más pequeño, de diez meses. Jugaba con los otros. No se dejaba arrastrar por la corriente de la vida cotidiana: encontraba por algún lado, de alguna forma, el tiempo para ocuparse de su familia, de su gente. El tiempo para hacer lo que le gustaba. Viajar por Europa cada verano, por ejemplo. Abandonarse a la lectura de novelas por horas enteras, como ya hacía en su juventud.
"Iban a darle un piso", cuentan sus hermanos, "en el ensanche de Vallecas". "Se le iluminaba la cara cuando hablaba de él". La idea de su nueva vida allí "le hacía una ilusión increíble". María José había soñado mucho con eso. Comprarse un piso. Había trabajado y estudiado por eso.