La vuelta de septiembre, la cuesta de septiembre. Libros y material escolar, revisiones médicas, más ropa... Por suerte, este es uno de esos pocos meses en los que no hay gasto de calefacción ni de aire acondicionado. Pero no solo por el bolsillo. El 40% del consumo de energía que se produce en Europa proviene de los edificios. Durante años, en España, la eficiencia energética ha quedado supeditada o bien al abaratamiento en la construcción o bien a la estética. Por un lado, edificios en serie con materiales estandarizados sin tener en cuenta la orientación o las características geográficas de donde se ubican —dando lugar a patologías, como filtraciones de aire o aislamientos defectuosos—; por otro, obras arquitectónicamente impresionantes que luego tienen un consumo desmesurado para su climatización.
Cada vez somos más conscientes de la necesidad de que nuestras ciudades sean sostenibles y, además de nuestra pequeña aportación día a día (eligiendo el transporte público o soluciones de car sharing, contribuyendo a la gestión y reciclaje de residuos, o cuidando y ampliando las zonas verdes), las nuevas normativas europeas ayudan también a mejorar nuestro entorno. Como no todos los meses son septiembre, y no todos los países tienen otoños templados, el Parlamento y el Consejo europeos emitieron en 2012 una directiva (Directiva 27/2012/UE) para reducir las emisiones de gases invernadero y de otras sustancias contaminantes de edificios. La trasposición de la directiva en las legislaciones de los países miembros debe entrar en vigor antes del 31 de diciembre de 2020 para las edificaciones privadas (el 31 de diciembre de 2018 se cumplió el plazo para las públicas).
En concreto, esto implica que desde 2021 todas los nuevos edificios deben ser de consumo de energía casi nulo o nZEB (Nearly Zero Energy Buildings). Esto, en primer lugar, significa que las viviendas deberán diseñarse como antaño, cuando no existían sistemas de climatización artificial más allá del hogar en el centro de la casa: teniendo en cuenta la orientación, el viento o la humedad, mejorando el tipo de envolvente o jugando con el tamaño de las ventanas, entre otros. En definitiva, hay que cambiar la manera en que construimos y crear edificios que se adapten al entorno y apenas gasten electricidad y que la poca que gasten provenga de fuentes renovables.
La normativa, que afecta desde la fecha límite a todos los edificios de nueva construcción, solo tiene en cuenta, de momento, la energía primaria, la que consumen los sistemas de climatización y de iluminación del edificio y el agua corriente sanitaria. Es decir, no tiene en cuenta el gasto de electricidad que producen los electrodomésticos dentro de cada vivienda.
La parte más complicada de la estrategia para reducir la emisión de gases invernadero en las ciudades, afecta en cambio a los edificios que ya están construidos. En España, el 95% del parque inmobiliario es anterior a 2007, según los datos del Colegio de Arquitectos: solo el 5% se construyó entre 2007 y 2011. De ahí que, el artículo 4 de la directiva europea establezca que los estados miembros deben elaborar un plan para movilizar inversiones destinadas a la renovación de edificios, una estrategia con la que se consiguirían importantes reducciones en el consumo de energía: solo con las guías de mejora de aislamiento se podría ahorrar hasta un 30%.
¿Cómo podemos aprovechar esta normativa para mejorar nuestra casa?
Para la elaboración del plan de actuación, la Subdirección General de Arquitectura y Edificación del Ministerio de Fomento clasificó las viviendas entre unifamiliares, de propiedad horizontal (pisos), oficinas, centros escolares o universidades, hospitales, hoteles, instalaciones deportivas y edificios comerciales. Y a su vez, distingue entre distintas zonas geográficas con climatologías diferenciadas. Tanto el análisis como el planteamiento de intervención recibieron por parte de la Unión Europea una de las máximas calificaciones de entre los países miembros, a diferencia de otros países como Bélgica o Austria, cuyos planes no reunían los requisitos de la Unión Europea.
¿Qué puedes hacer tú? La estrategia contempla ayudas económicas para mejorar la estructura de los edificios y reducir su consumo de energía y para instalar sistemas de generación de energías renovables, a través del Plan Estatal de la Vivienda. Cambiar las ventanas, realizar aislamientos en la cubierta o instalar placas solares son algunas de las actuaciones que incluyen estas ayudas.
Somos lo que hacemos
Cuidar del entorno en el que vives forma parte de la filosofía Honest y es cuidar de tu propio bienestar. La ciudad es un ecosistema especialmente sensible si se tiene en cuenta que en un futuro próximo el 70% de las personas viviremos en ellas. Las bebidas Honest contribuyen a este compromiso, entre otras cosas con sus packaging: este año han lanzado infusiones de té bio solo en envase de vidrio, y también han sustituido por vidrio el envase de plástico de sus tés bio. Además, sus botellas de café bio están hechas con un 30% de origen vegetal y el envase es 100% reciclable.
Otra de sus iniciativas sostenibles es la utilización únicamente de ingredientes naturales; además, sus productos tienen hasta un 45% menos de azúcar que su competencia. Todo esto y mucho más hace que sus cafés tengan la certificación FairTrade de comercio justo. Y tú, ¿te apetece probar el #ModoHonest?
Además, la reducción del consumo energético debe verse reflejado en el certificado energético del edificio, un documento obligatorio desde 2013. De modo, que como consumidor puedes también solicitar el certificado para cerciorarte de que los consumos que declaren los propietarios del inmueble se ajustan con la realidad.
Por último, es interesante informarse de los edificios de nueva construcción que se ubicarán en las zonas ya urbanizadas. Como consecuencia lógica de este plan, los arquitectos prevén que estas nuevas construcciones, ayuden con los excedentes de energía renovable que produzcan al abastecimiento de los edificios cercanos. De modo, que es interesante que las comunidades de vecinos pacten estos sistemas de trasvase de energía dentro de las posibilidades que ofrezca la ley.