El ‘No a la tala’ obliga a reformular el proyecto de la línea 11 del metro

La Comunidad de Madrid cede y salva unos 350 árboles, pero los vecinos consideran que es “insuficiente” y preparan nuevas protestas

Zona arbolada en Madrid Río, en el distrito de Arganzuela, el 8 de agosto de 2023.Santi Burgos

El Gobierno de la Comunidad de Madrid, liderado por Isabel Díaz Ayuso, intenta sacar adelante el proyecto de ampliación de la línea 11 de metro sin sacar la estación de Madrid Río del parque, que sigue prevista en el interior. Ante las fuertes protestas vecinales, la Consejería de Transportes e Infraestructuras ha modificado el documento cambiando el método de extracción de tierras para reducir algunas de las talas. De 1.027 pasan ...

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El Gobierno de la Comunidad de Madrid, liderado por Isabel Díaz Ayuso, intenta sacar adelante el proyecto de ampliación de la línea 11 de metro sin sacar la estación de Madrid Río del parque, que sigue prevista en el interior. Ante las fuertes protestas vecinales, la Consejería de Transportes e Infraestructuras ha modificado el documento cambiando el método de extracción de tierras para reducir algunas de las talas. De 1.027 pasan a 676 árboles talados. Una medida que los vecinos consideran insuficiente y que creen que podría haber tomado antes. La futura estación de Madrid Río sigue prevista en el parque de Arganzuela, una zona que plantea una contrariedad: el recinto tiene un nivel de protección que impide construir líneas de ferrocarril en zona arbolada, según la normativa municipal. La estación de Palos de la Frontera salva 64 árboles que alcanzan cuatro pisos de altura, pero sigue construyendo una estación eléctrica el parque de Palestina sin necesidad de ubicarla allí, según los expertos que asesoran a los vecinos. En la estación de Atocha se talan otros 91 árboles. En el otro lado, los vecinos siguen luchando por impedir lo que ellos consideran un arboricidio y están preparando alegaciones a la nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) simplificada que ha publicado la Comunidad de Madrid, en pleno verano y con la ciudad funcionando a medio gas.

La DIA simplificada es un instrumento que está tratando de usar la Comunidad de Madrid para acelerar los trámites administrativos y por tanto, poder empezar las obras. La hicieron pública el pasado 27 de julio, y ahora las partes interesadas tienen hasta el 24 de agosto para presentar alegaciones. La DIA simplificada recoge como motivos para no sacar la estación del parque que en la anterior ubicación, en el paseo de Yeserías, hay una tubería de 1,4 metros de agua a presión del Canal de Isabel II, también que una línea de alta tensión y unas cavidades del puente de Praga y los túneles de la M-30 se verían afectados, además de tener que cortar el tráfico.

A los vecinos, agrupados en la Asociación Vecinal Pasillo Verde Imperial y con el respaldo de la federación de asociaciones madrileñas (FRAVM), el nuevo proyecto les parece “una tomadura de pelo”, afirma Susana de la Higuera, portavoz del movimiento de defensa de los árboles. Aunque se han reducido cerca de un 30% las talas, el proyecto sigue afectando a zonas arboladas, según señalan los documentos del proyecto, a pesar de que los técnicos y expertos que están dentro del movimiento de defensa de los árboles afirman que hay otras opciones viables que implican salvar muchos árboles maduros, algunos de ellos protegidos. Después de que la Comunidad de Madrid redactara el nuevo proyecto que incluía las talas, se decidió que la tuneladora que va a excavar la mayor parte del trazado entrara por el parque de Comillas, donde va a abrirse una estación, en vez de por el lugar original: la estación de Plaza Elíptica. Esto implica arrasar buena parte del parque para colocar la Zona de Instalaciones Auxiliares que necesita la tuneladora. Lo mismo pasa en la salida. En vez de salir por el final de la línea, en Conde de Casal, como estaba previsto, la tuneladora sale por el parque de Darwin, destrozando otra zona verde.

En Atocha van a caer 91 árboles maduros. 94 por la estación de Palos de la Frontera. La nueva declaración respeta las 64 acacias que iban a caer también en la calle del Áncora, lo hacen ocupando la calzada en vez de las aceras, como estaba previsto. La zona más afectada es el Jardín de Palestina, donde irá ubicada una subestación eléctrica. Los expertos que asesoran a los vecinos consideran que esa estación se puede colocar, por ejemplo, ocupando la calzada. “Les sale más barato poner las instalaciones en un parque que esforzarse en salvar los árboles”, denuncia un portavoz de los vecinos de Palos de la Frontera.

Para esquivar las normas urbanísticas que protegen el arbolado, la Comunidad de Madrid debe redactar un Plan Especial. Una medida que se aplica en casos en los que el proyecto se considera necesario. Pero para ello necesitan demostrar que no hay otra alternativa viable y que se va a reducir en lo posible el daño al entorno, por lo que si hay otra opción para construir la línea menos dañina, no podrían aprobarlo.

Esta es una de las contradicciones que se suma a las que ya había antes de la nueva DIA simplificada: el proyecto no tiene un Estudio de Impacto Ambiental acorde a la DIA que se presentó con el proyecto. La Comunidad de Madrid cambió de ubicación la estación de Madrid Río, incluyó otra estación en el parque de Comillas y modificó el trazado ligeramente sin reflejarlo en el estudio. Tampoco hubo un periodo de alegaciones para estas modificaciones del proyecto que pasaban de talar 22 árboles a 250 solo en Madrid Río.

Este primer tramo de la ampliación de la línea 11 de metro, de siete kilómetros de longitud, cuesta más de 500 millones de euros. Parte de la financiación del proyecto viene del Banco Europeo de Inversiones, que fomenta iniciativas “que ayuden a mitigar el cambio climático”, según indican entre sus objetivos. La financiación fue concedida antes de que se modificara el proyecto y aumentaran las talas, y ahora el Parlamento Europeo ha admitido a trámite la petición que han hecho los vecinos afectados para ir a debatir a la Cámara en septiembre y plantear lo que está haciendo Ayuso con el proyecto.

Otros organismos ya se han posicionado en contra de esta manera de ampliar la línea: la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ya pidió que la Comunidad de Madrid realizara un nuevo Estudio de Impacto Ambiental con las nuevas talas el pasado 18 de agosto. También se han posicionado en contra más de 100 catedráticos y expertos relacionados con el urbanismo mediante una carta. A ellos se suma la Asociación Española de Arboricultura, que ha emitido un escrito en el que piden que “se evalúen correctamente las opciones que salvaguarden su integridad antes de podar o eliminar arbolado maduro”. El Defensor del Pueblo también abrió una investigación sobre las talas en marzo.

Mientras tanto, las obras para el metro dan pequeños pasos. El día después de las elecciones generales del 23 de julio, las calles señaladas por el proyecto de la obra en el entorno de Palos de la Frontera aparecieron valladas: se iban a realizar trabajos de pocería para el metro. En la valla blanca y roja de la arboleda de Madrid Río ya se ha desmontado el parque del barco pirata y se han hecho catas en el suelo. La obra avanza, pero va con retraso, pues estaba previsto que empezaran las obras hace ocho meses.

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