Un metro de cachopo, el secreto floral de la ginebra y conciertos mirando la Gran Vía: Madrid enseña y entretiene

El puente de Madrid por excelencia ha llegado un año más. Es, por tanto, hora de celebrar al patrón de la ciudad, San Isidro Labrador, en la pradera de nombre homónimo, con bebida fresca y un buen bocadillo de gallinejas o entresijos. Toca vestirse de chulapos y chulapas para tomar las calles de la ciudad. Además de toda...

El puente de Madrid por excelencia ha llegado un año más. Es, por tanto, hora de celebrar al patrón de la ciudad, San Isidro Labrador, en la pradera de nombre homónimo, con bebida fresca y un buen bocadillo de gallinejas o entresijos. Toca vestirse de chulapos y chulapas para tomar las calles de la ciudad. Además de toda la programación de esta fiesta, Madrid ofrece tres experiencias que permiten ver la ciudad de otra manera en unas fechas tan señaladas: comerse un cachopo de un metro de largo, hacer un ramo de flores con los botánicos de la Ginebra Nordés y pasar una tarde en una azotea en el centro de Madrid al pie de una piscina. Porque en ningún lugar está escrito que todo en la vida durante este puente tenga que ser bailar el chotis.

Un cachopo de un metro de viralidad

El restaurante Urumea, en la calle de Cochabamba, número 7, es un local de comida asturiana cercano al metro Colombia (línea 8 y 9) que se ha vuelto viral por su cachopo de un metro de largo. Tito Gómez, de 51 años, lleva 31 en Madrid. Durante todo ese tiempo siempre ha trabajado en Urumea, pero desde hace seis años es el dueño del local. Su primera orden fue añadir el cachopo a la carta: “Quería traer un trocito de Asturias a Madrid”. Después de la pandemia, muchos de sus clientes de toda la vida dejaron de ir al restaurante porque les daba miedo estar en espacios cerrados. Así que a Gómez no le quedó más remedio que reinventar el negocio y buscar nuevas maneras de atraer a un público más joven y menos temeroso.

De esta forma, nació el menú tricachopo por metro. El plan funcionó, ya que el inmenso trozo de carne empanada ha gozado de una gran acogida después de volverse viral en redes sociales. El menú está diseñado para cuatro personas y cuesta 100 euros. Se pueden elegir entrantes, tres botellas de sidra, cerveza o vino y el sabor del cachopo: jamón ibérico y mezcla de tres quesos asturianos, cecina, queso de cabra y cebolla caramelizada o el de morcilla de burgos con pimientos del piquillo asados y jamón ibérico.

Su propietario nunca imaginó las alegrías y sonrisas que le traería su cachopo de un metro en un momento tan difícil. “Ahora, solo nos queda celebrar que lo superamos y mejorar la experiencia para que las sonrisas se multipliquen, creo les va a encantar”, afirma.

Un taller de flores silvestres con un cóctel

El mercado de San Antón se encuentra en la calle de Augusto Figueroa, número 24, y en él está la floristería Metatopy. Durante los miércoles de todo el mes de mayo, y de la mano de Ginebra Nordés, ofrecen talleres de arreglos florales. En ellos, todas las personas que quieran participar pueden hacer su propio ramo y después disfrutar de un cóctel en el mercado. La experiencia está basada en el trabajo de los botánicos que forman parte del proceso de maceración de la marca de ginebra de origen gallego, en el cual las flores silvestres son la esencia del licor.

“Hay miles de cursos de flores, pero entender de dónde viene la ginebra jugando con las plantas que le dan su sabor es muy especial”. Cada ramo tiene flores y elementos diferentes como la salvia, la hierbaluisa, el laurel, la menta piperita o el eucalipto. Estos seis botánicos silvestres gallegos son los que otorgan un aroma balsámico a esta bebida alcohólica. Además, están presentes otras plantas de ultramar como el enebro, el jengibre y la flor de hibisco, que aportan notas sutiles que equilibran el sabor del licor. Por supuesto, cuenta con flores de temporada que le dan el toque de color al ramo.

Es una experiencia que sirve para poner a prueba la creatividad y la imaginación. “La gente se lo está pasando muy bien. Salen muy felices con sus creaciones. Era el regalo de la madre perfecto”, explican desde la organización del evento. Los talleres están disponibles todos los miércoles de mayo de 18.00 a 20.00 en la floristería Metatopy, y son guiados por Mario Molina, propietario de la firma. La experiencia tiene un precio de 85 euros y dura dos horas.

Una piscina en las alturas con vistas y conciertos

La azotea Nota Alta del UMusic Hotel Madrid, en la calle de la Paz, número 11, ofrece a sus visitantes unas vistas privilegiadas desde el Teatro Albéniz. El rooftop está enfrente a las caras ocultas del reloj más famoso de Madrid por sus campanadas, y permite ver de una sentada la Sierra de Guadarrama y la Gran Vía. El plan ideal es subir a la azotea, que es de acceso gratuito al público, y pedir una sangría blanca o un mojito acompañado de sushi castizo hecho con morcilla, torrezno y queso cabrales. Además, el hotel ofrece todos los martes y jueves música en directo al pie de la piscina, lo que han bautizado con Serratas.

El director general, Raúl Palomo, se pone metafórico y explica que a los gatos de Madrid les gusta arañar los tejados y que por esto las azoteas son el mejor lugar para los madrileños que se quedan durante el verano. “Este oasis en el centro nace de la necesidad de crear una experiencia que emocione a todos los sentidos”, dice Palomo. Subir a la azotea es sin duda el mejor plan para todas las personas que andan siempre por la ciudad esperando encontrarse con su cantante favorito o un famoso: el hotel es de Universal Music. Nota Alta abre de lunes a viernes de 16.00 a 1.00 y los sábados, domingos y festivos de 13.00 a 1.00.

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