Madrid se cae de la bici: aumentan un 270% los accidentes en 10 años

Ni los expertos consultados, ni las asociaciones ciclistas se explican por qué la capital no termina de dar paso a la bicicleta

Carril bici en el paseo de las delicias de Madrid el pasado octubre.Santi Burgos

Madrid no termina de aprovechar los vientos que soplan a favor de la movilidad ciclista en Europa y otras grandes urbes españolas. En los últimos 10 años, los accidentes de tráfico con implicación de bicicletas han pasado de 340 en 2010 a 921 en 2020, un aumento del 270%, según los datos disponibles en el portal del Ayuntamiento de Madrid. El aumento del uso de la bici no ha sido tan esp...

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Madrid no termina de aprovechar los vientos que soplan a favor de la movilidad ciclista en Europa y otras grandes urbes españolas. En los últimos 10 años, los accidentes de tráfico con implicación de bicicletas han pasado de 340 en 2010 a 921 en 2020, un aumento del 270%, según los datos disponibles en el portal del Ayuntamiento de Madrid. El aumento del uso de la bici no ha sido tan espectacular. En la última encuesta de movilidad realizada por la Comunidad de Madrid en 2018, la bicicleta suponía alrededor del 0,5% de los transportes, una cifra que apenas había variado en la década anterior.

Madrid ya aprobó en 2008 un plan para la bicicleta. Y otro en 2017, porque con el tiempo y la falta de ejecución, “caducó”, según las asociaciones de ciclistas. Todos los partidos han mostrado, en los últimos 13 años, una disposición más o menos favorable sobre el papel, pero ni los expertos consultados, ni las asociaciones se explican por qué la capital no termina de dar paso a las bicis.

Tras el confinamiento el uso de la bicicleta sufrió una “explosión”, según Jesús Freire, secretario general de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), además de un revulsivo para una tendencia asentada. “Entre 2018 y 2019 se vendieron en España un 20% más de bicicletas”, cuenta por teléfono. Y añade que las cifras de 2020 serán “sorprendentes”. En Madrid, esa explosión se dejó notar en el número de pedidos y venta en algunos talleres de bicis. Freire sostiene que es un momento “estupendo” para potenciar el uso de la bici, ya que beneficia a la salud y al medio ambiente. Sin embargo, también señala que en Madrid “queda mucho por hacer”.

El Consistorio madrileño achaca el aumento de los accidentes a un mayor uso de la bicicleta, basándose en los usos del servicio de Bicimad. Una portavoz municipal ha aclarado que en 2020 también este servicio fue más solicitado, especialmente en julio. En consecuencia, el aumento de accidentes no reflejaría una mayor siniestralidad, sino lo contrario, ya que el número de bicicletas (con los datos de Bicimad en la mano) que circulaban en 2020 era muy superior al de 2010.

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Los datos publicados por la Unión Europea sacan los colores a la capital de España. Mientras que los accidentes con implicación de bicicletas crecen en Madrid, la tónica en la Unión Europea es un descenso de los mismos en un 27%, según el último reporte de 2018. En otras ciudades españolas, como Barcelona, han visto crecer el uso de la bicicleta, mientras el número de accidentes se mantiene estable. ¿El secreto? Una red de carriles bici protegidos (separados del resto de la circulación por barreras físicas) y bien conectados, que transita por el centro, a diferencia de Madrid, donde la mayoría de los carriles bici están desconectados o en la periferia.

La falta de ejecución de los dos planes ciclistas aprobados hacen que la red ciclista madrileña adolezca de falta de conexión y reglamentación, según Esther Rodríguez, de Conbici, la coordinadora estatal por la defensa de la bicicleta. “Se aprobó el plan de nuevo en 2017, y estamos en 2021 y aún no se ha construido ni un solo kilómetro del plan director”, afirma. Sostiene que en Madrid existe una variedad enorme de carriles bici, pero cree que esto refleja falta de homogeneidad, cuando ya existe un plan que explica cómo deben ser las vías para ciclistas. El resultado: “Todos los carriles bici [en Madrid] empiezan de la nada y no van a ninguna parte”.

Desde la Concejalía de Movilidad y Medio Ambiente puntualizan que, para que los planes puedan avanzar, se necesitan documentos técnicos de desarrollo y ejecución de los proyectos. Y que los plazos tienden a alargarse “más tiempo del deseado”. Además, defienden que ambos planes se pusieron en marcha, aunque no hayan podido ser rematados.

El Centro de Investigaciones del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid se dedica a estudiar aspectos de la movilidad en todos los campos. La subdirectora, María Eugenia López, admite que es cierto que en Madrid la infraestructura es “menor” que en otras ciudades y que “no está conectada”. Pero matiza que el carril bici es una “opción más” y no la única alternativa. Se refiere, por ejemplo al Carril 30, una vía de velocidad limitada. “La segregación de carriles es lo ideal, pero al final lo suyo es que convivamos todos. Pero como se ven pocos ciclistas, no se respeta y si no se respeta menos gente circulará en bicicleta”, comenta. “Es la pescadilla que se muerde la cola”.

Accidentes que disuaden

Es difícil crear una relación entre el número de accidentes y el tráfico de bicicletas, ya que no es fácil establecer cuántos han sido los desplazamientos. Se pueden tomar como referencia algunos factores que apuntan a un aumento progresivo del uso, en este caso, con los datos de Bicimad. En 2014, cuando se inició el servicio, Bicimad registró 727.429 usos. En 2019, cinco años después, fueron 3.895.978, un 535% más.

Antes de trasladarse a Madrid, Carlota, una joven de 32 años, vivió en Berlín y en Barcelona, donde solía usar la bici. En Madrid usaba Bicimad. “Me iba a todas partes, sin importar que fuera por Atocha o cualquier otro lugar con tráfico considerable”, cuenta. Pero en 2017 un taxista invadió el carril en el que se encontraba y del frenazo salió despedida varios metros en el aire. Fue en la cuesta de San Vicente, una vía con cuatro carriles para coches, dos carriles bus y ningún espacio para la bicicleta. “Nunca más me volví a montar en una bicicleta [en Madrid]”, asegura.

Miguel Andrés, portavoz de Pedalibre, una de las principales asociaciones ciclistas de la capital, define la ciudad como “hostil” y afirma que genera unos grados de “estrés” que no animan a la gente a usar la bicicleta. Sin embargo, Andrés asegura que esta tendencia se revierte en cuanto hay una infraestructura más o menos adecuada: “Hay actuaciones de carriles bici donde se comprueba el éxito inmediato, como en Santa Engracia o en el paseo de Yeserías, que atraen el uso de bicicletas aun no estando conectadas, siendo escasas y cortas”.

Carlota tuvo suerte de salir ilesa, sin embargo, en los últimos 10 años en Madrid se han registrado nueve muertes (la última el pasado diciembre), 557 heridos graves y 5.780 heridos leves. En total, 6.337 lesionados.

Los accidentes por distrito y días de la semana

Los accidentes en los últimos 10 años no han tenido una concentración homogénea. Pero esa cifra oscila de una parte a otra, siendo el centro de Madrid donde más desplazamientos en bicicleta se han registrado y, al mismo tiempo, más accidentes. Centro encabeza la lista de los distritos con más accidentes, con 921, seguido de Moncloa (603) y Retiro (500). Por su parte, Moratalaz (133), Barajas (121) y Vicálvaro (108) fueron las que menos accidentes acumularon.

La jungla de asfalto

Madrid no es una ciudad que piense en la bicicleta. Así define el problema Miguel Andrés: “No se está considerando la bicicleta como un medio de transporte”. Esther Rodríguez, de Conbici, afirma que en la ciudad de Madrid no se “incentiva” la bici como un medio de transporte más: “No es ‘si sobra espacio, para la bici’, es que tiene que tener su espacio”. La activista se refiere a Madrid como una ciudad con un esquema de movilidad completamente orientado al coche, y pone el ejemplo de la calle de Orense para explicar el “mal reparto” que se hace del espacio público: “Tiene un tramo en el que es solo de bajada y cuatro carriles de circulación. Sobran carriles”.

Todos los entrevistados para este reportaje coinciden en que debe hacerse un reparto más equitativo del transporte. Sea con carriles bici protegidos en los puntos donde sean necesarios y, de otros tipos, donde el espacio no permita su implementación. Rodríguez lo resume con un viejo lema ciclista holandés: “Segregar cuando sea necesario, compartir cuando se pueda”.

Ruido e impulso

Los Acuerdos de la Villa contemplan la construcción de nuevos tramos de carril bici. Más Madrid denunció que no hay partidas presupuestarias concretas. Como, por ejemplo, en el carril bici de la Castellana. El Ayuntamiento, en cambio, asegura que sí hay partidas presupuestarias y cifra en 69,2 millones de euros la partida de los presupuestos del Área de Obras y Equipamientos para nuevos carriles bici y ciclocarriles.

Pedalibre ha presentado un plan para ser financiado con los fondos de recuperación europeos. El proyecto contempla la implantación de una red ciclista integral, conectada y segura, que unifique las ya existentes en la ciudad y permita recorrer la ciudad a golpe de pedal. “Hemos esbozado un proyecto y hay una oportunidad abierta, claramente”, cuenta Andrés. El plan está ligado en su diseño a los planes ya aprobados y busca suplir los “retrasos” en su implantación.

Rodríguez insiste en que es una cuestión de ejecución y que hay un “potencial tremendo”. Y concluye: “A nada que una Administración diga ‘venga, ya’ y abra la espita, se llena todo de bicis, porque hay ganas de usarla”.

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