Los nuevos, los caídos y los repetidores: así comienza el curso político en el Congreso
Con la investidura aún en el aire, todo indica que la negociación legislativa será endiablada. El PP puede convertir el Senado, donde tiene mayoría absoluta, en una trinchera temporal
La legislatura comienza con un Congreso de los Diputados menos fragmentado que el anterior: 11 formaciones políticas se reparten el hemiciclo frente a las 16 de 2019. El bipartidismo ha salido reforzado del 23-J, con un 64,75% de los votos ―frente al 49%; 45%; 56% y 51% de las cuatro convocatorias electorales anteriores―, pero la investidura y el desarrollo legislativo del Gobierno es más complejo que en los últimos cuatro años debido al nuevo reparto de fuerzas. En el caso de que el candidato socialista, Pedro Sánchez, lograra que Junts favoreciese su reelección como presidente, el bloque de ...
La legislatura comienza con un Congreso de los Diputados menos fragmentado que el anterior: 11 formaciones políticas se reparten el hemiciclo frente a las 16 de 2019. El bipartidismo ha salido reforzado del 23-J, con un 64,75% de los votos ―frente al 49%; 45%; 56% y 51% de las cuatro convocatorias electorales anteriores―, pero la investidura y el desarrollo legislativo del Gobierno es más complejo que en los últimos cuatro años debido al nuevo reparto de fuerzas. En el caso de que el candidato socialista, Pedro Sánchez, lograra que Junts favoreciese su reelección como presidente, el bloque de izquierdas precisaría de apoyos del partido de Carles Puigdemont para sacar adelante sus iniciativas. Además, como ya ocurrió en 2018, tras la moción de censura contra Mariano Rajoy, el PP puede utilizar su mayoría absoluta en el Senado para convertir la Cámara alta en una trinchera contra el Gobierno.
El Congreso y el Senado se reparten la función legislativa, pero de manera desigual. La tramitación de las leyes se inicia en la Cámara baja ―salvo para los proyectos del Fondo de Compensación Interterritorial―, pasa luego a la Cámara alta ―de segunda lectura― y regresa al Congreso para su aprobación definitiva. El Senado puede vetar o enmendar esos textos legislativos. Para levantar un veto total, el Congreso precisa ratificar por mayoría absoluta el texto que previamente había enviado al Senado o esperar dos meses para poder aprobarlo por mayoría simple. Es decir, el PP puede retrasar la labor legislativa del Gobierno. Y en el caso de la ley fundamental de todo gabinete, la de los Presupuestos Generales del Estado, puede, además, vetar el llamado techo de gasto. El PSOE inició la pasada legislatura una reforma para levantar esa prerrogativa del Senado que el Gobierno de Mariano Rajoy introdujo en 2012, y llegó a votarse en el Congreso, pero el procedimiento decayó con el adelanto electoral. Los Presupuestos son determinantes para que el poder Ejecutivo pueda desarrollar su labor. Si la legislatura echara a andar con Sánchez de presidente, pero no pudiera aprobarlos y decidiera convocar elecciones de nuevo, serían las sextas en apenas ocho años.
La Cámara alta dispone también del botón rojo para la aplicación del artículo 155, el que permitió la intervención de la Generalitat de Cataluña en 2017. Con su mayoría absoluta, el PP podría, además, impulsar comisiones de investigación contra otros grupos en el Senado.
La composición del hemiciclo muestra una profunda renovación respecto a la legislatura anterior, tanto por los resultados del 23-J, como por los cambios efectuados por los propios partidos en la elaboración de las listas electorales. El PP pasa de segunda a primera fuerza, al obtener 48 escaños más que en 2019, cuando registró su segundo peor resultado de la historia, y cuando todavía competía con Ciudadanos. El PSOE gana uno; Vox conserva el tercer puesto, pero tendrá 19 escaños menos en el Congreso y ya no podrá presentar por sí mismo recursos ante el Tribunal Constitucional, para lo que son necesarios 50 diputados o senadores ―en la legislatura pasada el grupo de extrema derecha registró más de 40 recursos de este tipo―. Sumar, la coalición que agrupa a una quincena de marcas políticas a la izquierda del PSOE, entre ellos Podemos y Más País, tendrá 31 escaños, siete menos de los que ese espacio político disponía en la pasada legislatura. El independentismo catalán pierde siete escaños en total (seis de ERC y uno Junts), pero será decisivo para cualquier mayoría. EH Bildu gana un asiento en la Cámara baja, en detrimento del PNV, que se queda en cinco. Además de los diputados de Ciudadanos, PRC y Foro Asturias (que no concurrieron a las elecciones del 23-J), tampoco habrá en la Cámara baja diputados de Teruel Existe o la CUP, que no obtuvieron representación parlamentaria.
Una de las principales novedades será la presencia como diputado del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien, al asumir la presidencia del partido en abril de 2022 ―entonces era presidente de la Xunta― tuvo que ser nombrado senador por designación autonómica para poder ejercer como líder de la oposición al menos en una de las Cámaras. La nueva bancada popular diseñada por Feijóo incluye a veteranos del partido que su predecesor, Pablo Casado, había enviado al Senado, como Rafael Hernando, quien fue portavoz del PP en el Congreso entre 2014 y 2018, y Carlos Floriano, secretario de organización de los populares en la etapa de Mariano Rajoy, que vuelve a la Cámara baja al ganar el PP un diputado más por Cáceres. También incorporará a Borja Sémper, quien dejó la política en enero de 2020 y fue repescado por el líder del PP como portavoz de campaña antes de las elecciones autonómicas de mayo. Y mantiene a Cayetana Álvarez de Toledo, muy enfrentada a la anterior dirección. Antonio González Terol, incluido en el número 17 de la lista por Madrid, se queda fuera del hemiciclo.
El PSOE, por su parte, aprovechó las listas del 23-J para recolocar a algunos de los candidatos que se habían quedado colgados tras la derrota de las autonómicas y municipales del 28 de mayo, como el exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, y la expresidenta de Baleares, Francina Armengol. También repiten en la bancada socialista otra vez los exministros de la primera etapa de Gobierno de Sánchez José Luis Ábalos y Carmen Calvo. Por Madrid, se han quedado fuera, de momento, Hana Jalloul, Víctor Gutiérrez; Pilar Sánchez Acera; Francisco David Lucas Parrón y Zaida Cantera, que no ocupaban puestos de salida en las listas. Por Barcelona, en cambio, entran cinco más. Meritxell Batet, que presidió la Cámara durante la pasada legislatura, pasará ahora a diputada rasa tras renunciar a repetir en el puesto.
Vox es el partido que más diputados pierde respecto a 2019, al pasar de 52 a 33. Entre otros, se quedan fuera Inés Cañizares, portavoz adjunta la pasada legislatura ―sustituía en el puesto a Macarena Olona― al quedarse el partido ultra sin el segundo escaño por Toledo, y Mireia Borras, que fue relegada al puesto número 11 de las listas por Madrid en un contexto de progresiva influencia de la corriente encabezada por Jorge Buxadé en el partido. Tras la retirada de Iván Espinosa de los Monteros ―apartado por esa misma corriente ultra dentro del partido ultra― y la renuncia de Juan Luis Steegmann a sustituirlo en el Congreso, la siguiente en la lista es Carla Toscano, pero es concejal en el Ayuntamiento de Madrid desde las elecciones del pasado mayo. El partido de Santiago Abascal es el que menos mujeres tiene en su grupo parlamentario: son apenas un 24% frente al 48% del PSOE y Sumar.
En el grupo de la coalición liderada por Yolanda Díaz, Podemos se queda con cinco de los 31 escaños y menos caras conocidas: ni Irene Montero ni Pablo Echenique, que quedaron fuera de las listas, ni Alberto Garzón, que se autoexcluyó, ocuparán escaño en el Congreso, aunque sí estará Ione Belarra. El canario Alberto Rodríguez, que fue expulsado de la Cámara tras una sentencia contra él del Supremo ―que ha recurrido al Constitucional―, no volverá finalmente a la Cámara al no haber logrado los votos necesarios para el escaño. La portavoz parlamentaria de Sumar será Marta Lois.