Por qué ha perdido Andalucía el miedo a la derecha
Una decena de expertos explican las razones del vuelco electoral en el tradicional feudo socialista
La comunidad donde el PSOE gobernó 37 años consecutivos, de la que salió su primer presidente del Gobierno, Felipe González, y donde llenaban con facilidad velódromos con capacidad para más de 20.000 personas en sus mítines seguirá en manos del PP tras las elecciones del 19 de junio, según todos los sondeos. El más grande (7.539 entrevistas), ...
La comunidad donde el PSOE gobernó 37 años consecutivos, de la que salió su primer presidente del Gobierno, Felipe González, y donde llenaban con facilidad velódromos con capacidad para más de 20.000 personas en sus mítines seguirá en manos del PP tras las elecciones del 19 de junio, según todos los sondeos. El más grande (7.539 entrevistas), el del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), al que el PP llama despectivamente “Centro de Investigaciones Socialistas” ―su presidente, José Félix Tezanos, fue miembro de la ejecutiva del partido― es demoledor para el PSOE. El partido se aferra a un único dato entre 40 páginas: los indecisos, pero incluso en ese caso hay letra pequeña: entre sus votantes con dudas, un 33,5% duda entre el PSOE y el eterno rival: el PP. ¿Se ha vuelto Andalucía de derechas? Políticos, politólogos y miembros de la sociedad civil explican la conjunción de factores del vuelco político a 15 días de las elecciones autonómicas.
1. El riesgo de la estrategia de campaña de Madrid
El CIS, como el sondeo de 40dB. para EL PAÍS, coloca al popular Juan Manuel Moreno Bonilla al borde de la mayoría absoluta y muestra que Andalucía ha perdido el miedo a la derecha. Un 32,5% cree que la situación política en la comunidad es “mejor” ahora que hace “tres o cuatro años” y un 25,2% la ve “igual”. La nota media de la gestión del presidente del PP es de un 6,10 y los votantes del PSOE también la aprueban (5,08).
Ignacio Sánchez-Cuenca, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, señala como primer factor del cambio “la fatiga después de un periodo tan largo de predominio socialista” y “la constatación de que con el Gobierno de derechas las cosas no han cambiado tanto”. La politóloga Sandra León coincide: “Lo que más ha influido son esos 37 años. Hay pocas regiones en Europa bajo sistemas democráticos en los que un partido haya estado tanto tiempo ininterrumpido en el poder. Eso desgasta y cuanto más desgaste, mayor es la probabilidad de que cualquier acontecimiento negativo, como la corrupción [los ERE], acabe con el Gobierno”. Los escándalos provocaron un vuelco electoral a la inversa en la Comunidad Valenciana en 2015, cuando el PSOE arrebató al PP un feudo en el que había gobernado 20 años, pero entonces, señala León, “era un momento político diferente, cuando surgían nuevos partidos. Ahora en Andalucía estamos viendo probablemente el colapso de una de esas formaciones, Ciudadanos, y la reorganización del espacio a la izquierda del PSOE que emergió en 2015″.
A Arenas se le identificaba con la figura del señorito clasista. Pero en buena medida, ese problema se ha superado con Moreno Bonilla”Ignacio Sánchez-Cuenca, catedrático de Ciencia Política
El sociólogo de la Universidad de Granada Alejandro Romero Reche, coautor del informe Cambios en el comportamiento electoral en Andalucía (2019), opina que el factor “más inmediato” es “la desmovilización del voto de izquierdas, el desánimo”, pero añade que “desde hace años se dibuja una corriente de fondo, progresiva e inexorable, de derechización del voto andaluz”. La derecha, afirma, “ha sabido neutralizar buena parte de los miedos con una estrategia comunicativa hábil que combina continuidad con aquello que funcionaba en los gobiernos socialistas y un mensaje de ruptura respecto a las cuestiones en que se encontraban más desgastados: corrupción, percepción de clientelismo político, etcétera”.
“La derecha”, añade Sánchez-Cuenca, “estaba asociada al señorito, al latifundista, al franquismo. El liderazgo de Javier Arenas fue el mejor ejemplo: pese a su estilo campechano, se le identificaba con la figura del señorito clasista. Pero en buena medida, ese problema se ha superado con Moreno Bonilla”. “El PSOE ha sido hegemónico en Andalucía. Había motivos históricos: en el pasado había mayor apoyo a la izquierda en las zonas que tenían un predominio de jornaleros. Las zonas más izquierdistas se encontraban en las zonas de latifundio (la Andalucía occidental) y las más derechistas donde había menos desigualdad de la tierra (Almería y, en menor medida, Granada), pero esa relación tan estable entre desigualdad histórica de la tierra y voto a la izquierda parece que está llegando a su fin”.
Poner el foco en Vox sirve para que Moreno Bonilla se presente como la opción macroniana”Alejandro Romero Roche, sociólogo
Rosa Berges, ingeniera agrónoma de formación y miembro de la ejecutiva de CC OO de Andalucía, cree que “como la derecha ya no provoca los recelos de antes, una campaña similar a la de Madrid, muy centrada en el miedo a Vox, sería “un grave error”. “Esa estrategia no solo no moviliza, sino que puede hacer que alguno de los suyos vote al PP para evitar que gobierne con Vox. Tienen que hablar de proyectos”. Romero Reche coincide: “Poner el foco en Vox parece estar sirviendo para que Moreno Bonilla se presente como la opción macroniana [en alusión al presidente francés, Emmanuel Macron] que puede contener a la extrema derecha”. Sánchez-Cuenca recuerda: “En Madrid no funcionó. Más Madrid ganó muchos apoyos precisamente por no basar su campaña en el miedo a la ultraderecha y centrarse en cuestiones con un impacto directo en la vida de la gente, como la sanidad”.
2. ¿Mérito del PP o demérito del PSOE?
Moreno Bonilla fue el primero en pactar con Vox, pero no le ha pasado factura. Mantiene el perfil de barón moderado del PP junto al presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, y frente a Isabel Díaz Ayuso, quien se ha apoyado, como él, en el partido de Abascal para gobernar en Madrid. El estudio del CIS muestra que el PSOE andaluz tiene un problema de liderazgo: un 32,4% no conoce a su candidato, Juan Espadas, y el porcentaje de desconocimiento no es mucho mejor (28,3%) entre los propios votantes socialistas. Solo un 10,3% cree que el PSOE tiene un mejor líder en Andalucía, y entre los que en 2018 apoyaron a Susana Díaz, la diferencia entre los actuales dirigentes del PP y del PSOE andaluz es de solo una décima a favor de Espadas (31,9% frente a 31,8%).
Para Romero Reche, el perfil de Moreno Bonilla ha sido “fundamental”. “En Andalucía, difícilmente habría funcionado una Díaz Ayuso. Él ha sabido manejar, y especialmente comunicar, la relación con Vox transmitiendo que no ha ido más allá de cesiones cosméticas y marcando distancias también con otros perfiles dentro de su propio partido”. Entonces (2018), el partido de Abascal no quería entrar en los gobiernos. Ahora sí. “El perfil del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco”, añade el sociólogo, “era muy similar al de Moreno Bonilla, pero los términos de su relación con Vox son muy distintos porque la correlación de fuerzas ahora es otra”.
Tuvimos que acostumbrarnos a hacer oposición y hemos cambiado de liderazgo. El candidato ha tenido poco tiempo”Francisco Toscano, teniente de alcalde de Dos Hermanas (PSOE)
Berges, de CC OO, opina que “más que un cambio sociológico, que necesita más tiempo que cuatro años”, el vuelco electoral obedece a que“el electorado de izquierdas está desmotivado y desmovilizado. La izquierda no ha hecho oposición en Andalucía porque estaban noqueados, por la pandemia, por sus batallas internas… No han estado a la altura. El ambiente es que Moreno lo ha hecho fenomenal, cuando en realidad no ha hecho nada, porque no se entiende que en plena pandemia, con los problemas enormes que hay, tenga el superávit que tiene. Además, el PSOE ha estado muy lento, porque Espadas es conocido en Sevilla, pero en el resto de Andalucía no tanto”. Carmen Castilla, secretaria general de UGT en Andalucía, y enfermera de formación, confiesa estar preocupada por la aparente “consolidación” del PP. “Tuvimos consejo la semana pasada y todos los compañeros comentamos que percibimos a la izquierda muy desmovilizada”.
José Pablo Ferrándiz: “Esto tiene pinta de ser una travesía por el desierto larga para el PSOE”
El sociólogo José Pablo Ferrándiz coincide en que el presidente popular “ha evitado soliviantar al electorado socialista, desmovilizado porque no considera que la situación económica sea especialmente mala con el PP y porque los suyos no le entusiasman. Esto tiene pinta de ser una travesía por el desierto larga para el PSOE”.
Francisco Toscano, sobrino del alcalde que logró 10 mayorías absolutas en Dos Hermanas (Sevilla), símbolo del poderío socialista en Andalucía, y actual teniente de alcalde del Ayuntamiento, comparte que Moreno Bonilla “no ha provocado gran malestar” ―lo atribuye a que “no ha tomado muchas decisiones”― y a que el candidato del PSOE ha tenido “poco tiempo”. “Tuvimos que acostumbrarnos a hacer oposición, eso ha costado y en el medio cambiamos de liderazgo. Pero hay un dato positivo: los 400.000 andaluces que dejaron de votarnos en 2018 se quedaron en casa, no se fueron a otro partido. Es decir, no los tenemos tan lejos. El electorado es más pragmático que antes, cuando pesaba más la ideología, pero aún podemos movilizarlos”.
Moreno Bonilla puede presentar una cara amable, pero es el PP. Y el PP recorta y privatiza”Rosa Aguilar, política retirada
Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba con Izquierda Unida durante una década, consejera de Obras Públicas en la Junta del socialista José Antonio Griñán, ministra de Medio Ambiente con José Luis Rodríguez Zapatero y recién retirada de la primera línea política, subraya: “Moreno Bonilla es el PP. Puede presentar una cara amable, ir de moderado, pero es la derecha y la derecha recorta y privatiza”. “No nos podemos dejar engañar”, añade, en un mensaje dirigido a sus votantes.
3. Andalucismo y nacionalismo español. Modelo Feijóo e impacto del procés
En una escala del 0 al 10, siendo 0 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha, los andaluces se sitúan, según el CIS, en el 5,15, es decir, más a la derecha que nunca en 25 años. Y ahí, opina Sánchez-Cuenca, ha tenido mucho que ver “el surgimiento de un nacionalismo español duro a raíz de la crisis catalana”. “Se ve en toda España, pero especialmente en Andalucía, y arrastra a algunos antiguos votantes socialistas hacia la derecha”.
Paralelamente, señala Castilla, de UGT Andalucía, “el PP ha asumido principios del andalucismo que antes a la derecha le costaban, como el reconocimiento de una personalidad propia. Eso hace que aumente su espectro electoral por el centro y refuerza la imagen de moderación de su candidato”. Es decir, Moreno Bonilla ha adoptado el modelo de Feijóo quien, en las campañas a la presidencia de la Xunta, reducía las siglas del PP a tamaño copyright y repetía en cada mitin: “Primero Galicia, luego el partido”.
4. El efecto de la pandemia y el componente nacional
La pandemia tuvo un impacto electoral en Madrid y según los expertos consultados, lo tendrá en Andalucía. Berges, de CC OO, cree que en general “ha reforzado a los presidentes autonómicos y penalizado al Gobierno central porque la batalla política ha estado allí, en el ámbito estatal. En Andalucía, entre que el PSOE estaba noqueado por la derrota y la división de la izquierda, no ha habido oposición, mientras que el PP ha hecho una oposición descarnada contra el Gobierno central y tiene al electorado más movilizado. Moreno Bonilla ha aprovechado, además, para hacer reformas legislativas que pretende implantar en los próximos cuatro años sin demasiado ruido, pero Vox está ahí. Las ayudas a las asociaciones de mujeres se han reducido. Nada de eso ha calado”. Castilla, de UGT, añade: “En Andalucía la gente no es consciente de la importancia de la reforma laboral, la del salario mínimo interprofesional o la subida de las pensiones, porque la pandemia ha alimentado el desencanto y porque el PP andaluz le echaba la culpa de todo al Gobierno central”.
Rosa Aguilar coincide: “La preocupación de las personas durante la pandemia ha estado en su ámbito familiar, sus amigos. En Andalucía hay 1.200 aulas menos, 3.000 docentes se han ido a la calle, la atención ambulatoria está por los suelos, pero nadie se entera. El PP ha adelantado las elecciones por eso. Su estrategia ha sido ocultar lo que hacían y hacer oposición al Gobierno central”.
¿Es extrapolable lo que ocurre en Andalucía al resto de España? Es pronto para saberlo, pero el PP se esfuerza en hablar de cambio de ciclo y de momento, los sondeos apoyan su teoría. Para Sandra León, “Moreno Bonilla representa un perfil moderado y un contraste al discurso del PP en otros territorios, pero no está claro si ese va a ser el relato en el que Feijóo se inspire para configurar su relato a nivel nacional”.