Uno de cada tres alumnos catalanes necesita apoyo educativo
“Tenemos aulas con menos alumnos, pero más complejas”, ha admitido la consejera Esther Niubó en la presentación del nuevo curso
Hace tiempo que desde las escuelas y el propio Departamento de Educación alertan del aumento de la complejidad en las aulas, por un incremento de alumnos que requieren un apoyo adicional, ya sea por un trastorno de aprendizaje, una discapacidad, por su precaria condición económica y social o porque acaba de aterrizar desde otro país y no entiende la lengua. Pero este miércoles, la consejera de Educación, Esther Niubó, ha querido poner de relieve esta problemática y convertirlo en el reto principal del próximo curso -además de mejorar los resultados académicos-. “Nos encontramos con unas aulas con menos alumnos, pero más complejas”, ha sintetizado.
Y las cifras revelan la magnitud de la problemática. Este curso arranca con 8.964 alumnos con necesidades más, de los cuales 2.343 son los calificados como alumnos con necesidades educativas tipo A (con algún trastorno o discapacidad) y 6.621 son del tipo B (alumnos en situación de vulnerabilidad social). Esto supone llegar a un total de 335.746 de alumnos con necesidad de apoyo especial en las etapas obligatorias (43.366 del tipo A y 292.380 del tipo B), lo que representa un 35% del total.
Para abordar la situación, cada año se aumenta la plantilla destinada a la escuela inclusiva, y este curso se volverá a hacer: se contará con 352 dotaciones más de personal de apoyo educativo, llegando hasta los 4.033, también se incrementan de 85 a 175 las SIEI (personal fijo en los centros para atender a estos alumnos) y se aumenta el presupuesto de las llamadas "vetlladores" (apoyo individual que recibe el alumno) de 29 a 37 millones, lo que permitirá aumentar el 17% de horas de este tipo de personal, que el Departamento subcontrata a diferentes empresas y entidades del tercer sector. Igualmente, Niubó ha anunciado que cada servicio territorial tendrá un psicólogo de referencia y aumentan asistentes personales para alumnos con autismo o discapacidad intelectual.
Paralelamente, y como ya anunció en marzo el Departamento, este curso se estrena un programa de detección de problemas de aprendizaje con pruebas a los que los alumnos de 1º y 3º de primaria se podrán someter de forma voluntaria. En breve, los centros educativos recibirán unas guías que los ayuden en esta detección. Asimismo, se pondrá en marcha un programa piloto en Sabadell y Manresa para evaluar la coordinación entre los departamentos de Salud, Derechos Sociales y Educación en la detección y asistencia a los alumnos con algún trastorno.
En cuanto a los alumnos recién llegados, el próximo curso habrá 200 aulas de acogida estables más, lo que supone llegar a las 1363.
8.500 alumnos menos
El próximo curso -que arranca el lunes en las etapas obligatorias y el 12 en bachillerato y FP- también se consolida la tendencia de aulas cada vez más vacías. De momento se parte con una previsión de 1.326.352 alumnos desde la etapa de infantil a la FP -aunque durante el curso el número va creciendo por la incorporación de estudiantes a medio curso-, lo que supone 8.493 menos respecto al anterior. Este año vuelve a registrarse un descenso generalizado de alumnado, excepto el de la primera etapa de infantil, los que acogen las guarderías, que paradójicamente crece en 2.100 alumnos. La consejera lo ha explicado en la creación de 904 plazas públicas -gracias a los fondos Next Generation que finalizan este año-, que ha permitido hacer aflorar demanda hasta ahora no atendida.
Este septiembre también arrancan o se amplían varios programas -la mayoría heredados del anterior Govern- con el objetivo ansiado de mejorar los resultados académicos, en caída libre en los últimos años. En el ámbito de las matemáticas, una de las asignaturas pendientes, 800 centros participarán en programas de mejora de la enseñanza de esta materia, como el Florence, el SIM y el PCMAT. Asimismo, se pone en marcha una prueba piloto -también ya anunciada hace meses- en 250 centros con resultados académicos mejorables para evaluar qué falla y proponer medidas de mejora.
Otra de las novedades que presenta el curso es una restricción más aguda del uso de las pantallas: si ya en el pasado estaban prohibidos los móviles en primaria, este año se amplía a la secundaria, se retirarán progresivamente las pantallas y tablets en infantil y no se darán los portátiles individuales hasta 6º de primaria.
Este curso también contará con 1.672 docentes más, lo que eleva la plantilla hasta las 83.949 dotaciones, y 202 administrativos más. En cuanto a la formación del profesorado, se revisará la oferta de cursos de la Generalitat, tal y como avanzó la consejera en una entrevista a este diario, para focalizarlos en materias educativa y eliminar los de otro tipo de temática.
Y a nivel de centros, se crean siete institutos escuelas nuevos por fusión de dos ya existentes, y abrirán tres nuevos institutos de FP: Teixits en Canet de Mar, Gastronomia en Barcelona y el de FP Sanitària Sant Pau, también en Barcelona. Asimismo, se han invertido 28 millones en grandes obras de reforma y ampliación ocho centros educativos. También se han llevado a cabo 355 actuaciones de mantenimiento, reparaciones y retirada de elemento de amianto, con un coste de 37 millones.
Colaboración con el sector privado para climatizar aulas
Uno de los grandes retos del Departamento es adaptar las escuelas e institutos al cambio climático y a los episodios, cada vez más frecuentes, de altas temperaturas. Y es que los centros educativos son los únicos equipamientos públicos sin aire acondicionado. Después de un año de mandato, el nuevo Ejecutivo todavía no ha presentado su plan de climatización de los centros. La consejera Niubó ha asegurado este miércoles que “se está trabajando en un modelo público-privado para dar instrumentos a las escuelas para instalar aerotermia”. El proyecto se está acordando con los departamentos de Territorio y Economía y Niubó no ha querido dar más detalles hasta que esté más avanzado.