Oriol Broggi convierte al trío The Tiger Lillies en las brujas de Macbeth para servir la tragedia escocesa como un poético cabaré de sombras
La Perla 29 estrena el día 19 en el Teatre La Biblioteca su nueva producción que versiona la obra de Shakespeare con canciones en directo de la banda londinense
La tragedia escocesa (decir “Macbeth” da mala suerte, según la tradición) se ha enseñoreado ya del Teatre La Biblioteca, la sede de la compañía barcelonesa La Perla 29 que dirige Oriol Broggi. En el cubil del grupo, bajo las góticas bóvedas, puedes ver grandes espadas, faldas y mantos de tartán, la corona del malhadado Duncan y hasta un esqueleto móvil cubierto por una sábana (seguramente el espectro de Banquo). Todo parece lleno de una espesa niebla —”lo más importante en Macbeth es el humo”, sentenciará luego Broggi, algo con lo que Orson Welles estaría de acuerdo—. El director catalán y los suyos han decidido acometer la tenebrosa y sangrienta obra de Shakespeare de una manera nada canónica: como un “stage concert”, una mezcla de teatro y concierto, en alianza con la célebre banda musical londinense de cabaré dark The Tiger Lillies.
Las 22 canciones que el director del trío, Martyn Jacques, ha compuesto especialmente para A Macbeth Song, que es el título del espectáculo, están en el centro de la representación en la que además los Tiger Lillies encarnan a las tres brujas de Macbeth que hacen avanzar la tragedia. Junto a los músicos (Adrian Stout, Budi Butenop y el propio Jacques), tres actores, Enric Cambray, bien adiestrado tras su encuentro con Hamlet, Màrcia Cisteró y Andrew Tarbet, se reparten el resto de los papeles de la obra, que Broggi (que firma la versión) ha dejado en lo esencial y a la que, para ser aún más iconoclastas, ha añadido algunas frases extemporáneas (de Ricardo III o de Luke Skywalker, por ejemplo). El espectáculo, que arranca funciones el próximo día 19 y dura cerca de dos horas, se ofrece en inglés (sobretitulado en catalán), lo que ha supuesto un esfuerzo añadido para Cambray y Cisteró; no tanto para Tarbet, que es estadounidense.
La producción la han presentado hoy el director y los intérpretes en un acto que ha tenido un cierto sabor a lo Monty Python —por las bromas que han hecho todos, en especial a cuenta del esforzado inglés de Broggi—, y que ha incluido a continuación el pase de algunas escenas, lo que ha permitido ver que posiblemente estamos ante uno de los espectáculos que van a marcar la temporada. La mezcla de los músicos-brujas —Jacques inquietante con su voz de falsete (el castrato criminal le llaman) y su maquillaje de calavera—, los actores, las proyecciones y el espacio medieval configura una atmósfera poética de enorme intensidad y sombría conmoción, con toques de humor negro. Broggi, que coloca a los Tiger Lillies con sus instrumentos (piano, guitarra, contrabajo, batería, acordeón) en una plataforma en el escenario durante toda la función, considera a las brujas esenciales en la obra engañando perversamente a Macbeth y atrapándolo en su red de mentiras y manipulaciones.
El director, que ha señalado la influencia del teatro de Tadeusz Kantor en la forma en que ha concebido el espacio y la estética del montaje, ha explicado que vio hace años a los Tiger Lillies en Berlín en una producción de Hamlet y desde entonces quiso hacer algo con ellos, que son “además de grandes músicos, actores tremendos que entienden el ritmo teatral”. Tras contactarlos por mediación de su hija Violeta Broggi —él, gran admirador del trío, no se atrevía— y descartar un Valle Inclán, decidieron montar Macbeth, “obra que siempre nos gusta, por su aura especial, pero que cuesta de hacer”. Decidieron explicar la tragedia como “un cuento grotesco y desgarrado”, a base de sus fragmentos favoritos y envuelta en canciones. Broggi considera que Macbeth se puede contar como “la historia tremenda de un individuo que encuentra unas brujas que potencian lo más oscuro que hay en él, y empieza a matar gente y se hace rey”. Un argumento muy utilizado, ha añadido, y ha considerado que “la mitad de La Guerra de las Galaxias es eso: explicar cómo negocias con el lado oscuro”. Les han salido unos Macbeth y Lady Macbeth “más humanos de lo acostumbrado” que “no son solo malos y basta”. Macbeth “no es únicamente un villano y un tirano, es alguien que no sabe cómo salirse de la situación a la que ha llegado”.
Martin Jacques ha explicado que escribió medio centenar de canciones y de ellas seleccionaron con Broggi las más poéticas, textos que hablan de las emociones de los personajes. Ha dicho que a los Tiger Lillies, de raíces brechtianas y clownescas, siempre les ha gustado mucho el lado oscuro, lo macabro y diabólico, el humor negro y el concepto de la diversión en los funerales —”evidentemente iremos al infierno”— , lo que les ha llevado a contactar con acercamientos culturales a la muerte como el mexicano. Adrian Stout ha añadido que “Macbeth flirtea siempre con la oscuridad, y eso nos gusta”.
Broggi, que ha apuntado que este Macbeth colaborará en la reactivación del Festival Shakespeare de Barcelona, ha señalado que decidieron hacer el espectáculo en inglés por la presencia de los Tiger Lillies y la oportunidad y el placer de poder decir en su idioma algunas de las mejores líneas de Shakespeare como son las más conocidas de la tragedia escocesa (“Is this a dagger?”, “Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow”, “Out, damned spot”). Màrcia Cisteró, que encarna a Lady Macbeth ha bromeado que desde que ensaya duerme fatal, “no sé si por el inglés o por las sombras”. Ha destacado Broggi también los distintos tipos de teatralidad en el espectáculo, desde la shakespeariana clásica al guiñol y el cabaré.
En cuanto al avance del bosque de Birnam sobre el castillo de Dunsinane, que es una forma poética y macbethiana de ver el desalojo de la antigua escuela Massana, vecina de La Perla 29, y los planes municipales de crear un acceso desde la plaza de la Gardunya a los jardines Rubió i Lluch y transformar la zona, Broggi se ha mostrado diplomático y discreto. “Estamos muy contentos y agradecidos del tiempo que se nos ha permitido estar aquí, somos conscientes de que el teatro es efímero. Cuando las cosas crecen es bueno. Hace tiempo que se habla de esa reforma, que permitirá una mejor relación de los distintos edificios, y desde luego lo prioritario para la ciudad y el barrio es la biblioteca. No nos corresponde decidir cómo se ha de realizar todo eso, y además es un proceso que va a durar unos años, con lo cual igual yo ya estoy jubilado. Que haya un teatro grande que incorpore lo que ya hay y en el que cupieran otros directores, más artistas y público, aprovechando al máximo sus espacios estaría bien. Es cierto que te sorprenden algunas cosas, como el énfasis en lo de crear un polo cultural, como si no existiera ya uno con la Massana, la Biblioteca de Catalunya, el Romea, nosotros y un poco más allá la Filmoteca. Pero en todo caso he de destacar que las administraciones nos escuchan y siempre han estado de cara con nosotros; querríamos seguir teniendo esa buena relación”.