El Círculo de Economía pide crear un gobierno para la Barcelona de los cinco millones de habitantes

La entidad es partidaria de ampliar el actual AMB a 199 municipios y dotarla de más competencias y recursos, para planear a mayor escala políticas de vivienda o movilidad

03/04/2019 Vista aérea de Barcelona.Joan sánchez

Han pasado 50 años desde que el Círculo de Economía publicó un informe que tituló Gestión o caos, el área metropolitana de Barcelona (1973), donde apostaba por la creación de instrumentos de planificación y gestión para afrontar la realidad de la capital catalana y su entorno. Cinco décadas más tarde, la entidad publica este lunes una nota de opinión, La hora de la Barcelona Metropolitana, donde considera que “es hora de revisar a fondo el modelo de gobernanza de la Región Metropolitana de Barcelona y hacerlo con coraje y ambición”. Por ello pide crear un gobierno, un “ente local fuerte de gobernanza metropolitana”, que dé un salto y afronte los retos de una región que agrupa 199 municipios y cinco millones de habitantes (en total, Cataluña tiene ocho). Las grandes políticas públicas que el Círculo sitúa como necesitadas de planear con dimensión metropolitana son la vivienda, la movilidad, la sostenibilidad, la promoción económica y las desigualdades.

Formalmente, el Círculo apuesta por ampliar el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) “a más municipios y dotarla de más competencias”, lo que supondría asumir parte de las competencias y recursos que tiene una administración de la envergadura de la Diputación de Barcelona y que otras pasaran a la Generalitat. “Es un cambio importante que requiere de un gran consenso político y que debería hacerse de forma progresiva”, admite el texto.

“Desde el punto de vista institucional, la Barcelona de los cinco millones es un entramado de gobiernos locales creados y regulados por leyes estatales y/o autonómicas y otros instrumentos como los consorcios, mancomunidades, empresas y redes. Un centenar de entes que conviven en un territorio que paradójicamente no cuenta con instrumentos de gobierno propio”, alerta y cita: 199 ayuntamientos, el AMB, ocho comarcas, siete con consejo comarcal, dos veguerías y la Diputación de Barcelona. “Una gran densidad institucional que no necesariamente se coordina de forma eficiente” y sobre la que ya existe un consenso, señala (entre los alcaldes, representantes del mundo económico, asociaciones y academia) de la necesidad de abordar la gobernanza.

El director general del Círculo, Miquel Nadal, lo sintetiza así: “Simplificar organismos y crear un gobierno realmente regional a través de una administración propia”. Entiende que “si se potencia el AMB habría que aprovechar para clarificar competencias de otras administraciones que se solapan”, como ocurriría con la Diputación o los consejos comarcales. Es una cuestión “delicada”, admite Nadal, pero que no tiene por qué ser un tabú ni hay por qué “poner la venda antes de la herida”. “Tendría implicaciones legales, en legislación de ámbito estatal, pero no son insuperables si pensamos en reforzar el marco metropolitano”. En cualquier caso, Nadal subraya que un proceso encaminado a una gobernanza a gran escala “es complicado y será largo”. Con muchos melones para abrir: “Ámbito territorial, competencias, cómo se financia, representación democrática para escoger a los representantes...”.

El lobi empresarial cree que ahora es un buen momento para plantear este salto de escala porque coincide en el tiempo con un inicio de legislatura en el Parlament, un año de los cuatro del mandato municipal, un contexto en el que ya se ha puesto sobre la mesa la Barcelona de los cinco millones y no hay reticencias, y que hace medio siglo que el Círculo publicó la anterior nota en clave metropolitana.

La nota evita recetas concretas pero sí señala retos. En vivienda, reprocha que no existe un plan metropolitano de vivienda y enumera necesidades como más vivienda de alquiler, planificar mejor el suelo urbanizable, emprender una política de vivienda protegida “más ambiciosa” o “explotar economías de escala y tener mayor disponibilidad financiera”. En movilidad, cita decisiones pendientes, como el futuro del aeropuerto, el reto que la movilidad urbana (incluida la distribución de mercancías) plantea en términos de contaminación o la importancia de una buena red de transporte público. Además de la financiación de los planes de infraestructuras o el impulso de Zonas de Bajas Emisiones.

El texto también destaca las desigualdades sociales y en la capacidad de gasto por habitante de los municipios de Barcelona y su entorno. Y apuesta por “una política metropolitana para alcanzar estándares de atención mínimos en relación con los servicios sociales”. “La reforma de la fiscalidad metropolitana y la creación de una base fiscal metropolitana comuna entre municipios de cada área urbana podría aligerar este problema”, añade sin ir más allá.

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