Lluís Llach abandona el ‘gobierno paralelo’ de Puigdemont por sus pactos con el PSOE

El expresidente catalán, que busca seguir al frente del Consell de la República, reivindica su estrategia: “A los que hemos ido al grano nos persiguen con acusaciones delirantes”

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (a la derecha) conversa este viernes con su exconsejero Toni Comín (a la izquierda) y con el cantautor Lluís Llach (centro), durante la reunión del Consejo para la República Catalana, el 26 de julio en Waterloo (Bélgica).Aïda Sánchez (EFE)

Mientras sigue con su batalla a favor de la amnistía, Carles Puigdemont busca renovar su mandato al frente del Consell de la República, la entidad independentista que él mismo fundó y que controla desde Bélgica, país al que se marchó en 2017 para evitar la acción de la justicia. El expresidente catalán aprovecha la campaña interna de la asociación —a la que intenta convertir en una suerte de Generalitat pa...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Mientras sigue con su batalla a favor de la amnistía, Carles Puigdemont busca renovar su mandato al frente del Consell de la República, la entidad independentista que él mismo fundó y que controla desde Bélgica, país al que se marchó en 2017 para evitar la acción de la justicia. El expresidente catalán aprovecha la campaña interna de la asociación —a la que intenta convertir en una suerte de Generalitat paralela— para dar publicidad a su estrategia política. “Hay muchas variables en el contexto social y político que vamos a vivir en estos dos años [de mandato] que pueden marcar caminos diversos”, afirma en una entrevista concedida a la web del propio Consell. Puigdemont justifica los recientes tumbos tácticos que lo han llevado a apagar el discurso de “la confrontación con el Estado” para pactar su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Pero deja también opiniones que encajan con el actual clima de tensión por la negociación de la amnistía: “A los que hemos ido al grano nos persiguen con acusaciones delirantes”, denuncia. En todo caso, su estrategia no es compartida por algunos pesos pesados del Consell. Este jueves se ha conocido que el cantautor y activista independentista Lluís Llach se ha dado de baja de la asociación por estar en desacuerdo con las negociaciones del expresident con el PSOE.

“Yo entiendo que una herramienta como los siete diputados en Madrid es muy importante, pero a la vez también la veo peligrosa y comprometida”, ha dicho Llach en declaraciones a Vilaweb. “Pero cuando él [Puigdemont], de alguna manera, se convierte en el líder de la negociación, yo no me siento cómodo y decido dejar el Consell por esto, solo por esto. No me siento cómodo con estos roles, a pesar de que respeto su iniciativa política”.

Puigdemont no ejerce ningún cargo orgánico en Junts per Catalunya, pero actúa como líder incuestionable de la formación. Y pilota, junto a su abogado Gonzalo Boye, la negociación con el PSOE por la ley de amnistía. El partido independentista justifica que su rechazo, la semana pasada, a votar esta norma en el Congreso de los Diputados se fundamenta en los “agujeros” que sufre el articulado, y en el riesgo de que la norma termine por no ser eficaz y deje desprotegidos a militantes independentistas que tienen causas judiciales abiertas. De manera oficial, Junts insiste en que su estrategia con la amnistía no prioriza la protección judicial de su líder.

Sin embargo, durante la entrevista que ha publicado este jueves el Consell, Puigdemont se presenta como víctima de “acusaciones delirantes”. Sus palabras parecen un mensaje directo a la instrucción judicial del caso Tsunami, que lleva a cabo el juez Manuel García-Castellón en la Audiencia Nacional, o del caso Voloh, que investiga Joaquín Aguirre en un juzgado de instrucción de Barcelona. En la primera causa, el juez observa indicios de terrorismo en la conducta de Puigdemont, y en la segunda sobrevuela el delito de alta traición. El primer tipo penal solo está incluido en la proposición de ley de amnistía en algunos casos; el segundo está totalmente excluido.

Puigdemont dice sentirse perseguido judicialmente y lo achaca al papel que ha jugado desafiando a las instituciones del Estado. “El unionismo estatal ve al Consell como uno de los principales enemigos a combatir”, afirma. Se apunta el mérito de haber situado “el conflicto con España en el imaginario colectivo europeo”, algo que, dice, “era una tarea nada sencilla y difícil de imaginar hace años”. Igualmente, el líder de Junts pone de relieve que bajo su liderazgo el Consell ha logrado “mantener vivo el mandato del 1-O”, en alusión al referéndum ilegal de independencia de 2017.

Pese a que el Consell es una entidad estrechamente vinculada a Junts per Catalunya, Puigdemont defiende que puede convertirse en una herramienta válida para recoser la “unidad” del independentismo. Una teoría que ha demostrado contar con escasos apoyos en ERC y en la CUP. “Los que no quieren la unidad no deben tener derecho a veto en la acción independentista”, zanja el expresidente.

El Consell de la República ha convocado elecciones para el próximo 15 de febrero y las afronta con la necesidad de aclarar qué rol pretende desempeñar. La entidad fue ideada con la misión de ejercer de gobierno de la Generalitat “en el exilio”, pero no ha llegado nunca a tener ninguna atribución formal.

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

Más información

Archivado En