Aragonès afronta una semana con el pulso de los servicios públicos
Los sindicatos de sanidad y educación se unen en una huelga el miércoles y el jueves para reclamar más recursos y el fin a los recortes que sufren ambos sectores
Primero fueron los sanitarios, luego los maestros y finalmente los taxistas. El Gobierno catalán afronta esta semana un periodo de movilizaciones, especialmente en los servicios públicos, que pondrán a prueba la capacidad de resistencia de un Ejecutivo que sigue sin concretar un acuerdo para los Presupuestos. A la soledad manifiesta que sufre en el Parlament para cerrar pactos, el Govern deberá gestionar el miércoles y el jueves la huelga convocada por los sindicatos de médicos y enfermeras, a la que se han sumado el colectivo ...
Primero fueron los sanitarios, luego los maestros y finalmente los taxistas. El Gobierno catalán afronta esta semana un periodo de movilizaciones, especialmente en los servicios públicos, que pondrán a prueba la capacidad de resistencia de un Ejecutivo que sigue sin concretar un acuerdo para los Presupuestos. A la soledad manifiesta que sufre en el Parlament para cerrar pactos, el Govern deberá gestionar el miércoles y el jueves la huelga convocada por los sindicatos de médicos y enfermeras, a la que se han sumado el colectivo de profesores y los taxistas. “Este miércoles se va a liar la mundial, y esto no lo para nadie”, avisaba el viernes Tito Álvarez, portavoz de Élite Taxi.
Fue el sindicato Metges de Catalunya el que prendió la mecha. La organización sindical anunció en noviembre un paro para los días 25 y 26 de enero como medida de presión para conseguir mejoras laborales y económicas tras la saturación de un sector que se encuentra directamente sin manos. Faltan enfermeras y médicos, y el Departamento de Salud admite la dificultad para dar respuesta a la escasez de recursos. De la última reunión prevista para este lunes entre Metges de Catalunya y el Salud saldrá una huelga más o menos masiva. La convocatoria, sin embargo, no tiene el apoyo del resto de sindicatos mayoritarios, CC OO, UGT y Satse, específico de enfermeras, tras el acuerdo alcanzado con las patronales y la Generalitat para aumentar las retribuciones de la sanidad concertada, donde trabaja casi el 50% de los profesionales. Y el sábado, la Mesa Sindical de Sanitat —formada por varios sindicatos minoritarios— se descolgó de la convocatoria por el riesgo de que sea impugnada por un defecto de forma.
Sin casi capacidad para contratar a profesionales donde no los hay, las posibilidades del Govern para seducir a los facultativos pasan por ofrecer cambios estructurales en el sistema. Los médicos denuncian una mayor carga laboral que antes de la pandemia y Salud pretende redistribuir las responsabilidades entre todos los colectivos: que los auxiliares asuman un espacio de las enfermeras y estas, a su vez, liberen a los médicos en las consultas. “Hemos ofrecido mejoras profesionales porque las cuestiones económicas vienen de los convenios”, remarcó el miércoles Alfredo García, subdirector del CatSalut, tras reunirse con Metges de Catalunya. El encuentro fue positivo, admitieron ambas partes, pero el sindicato redobló la presión el viernes al anunciar nuevos paros los días 1, 2 y 3 de febrero. “Queremos medidas concretas y efectivas”, insiste la organización.
La Generalitat tampoco ha cerrado un acuerdo con los sindicatos educativos que logre desconvocar los paros, aunque algunas organizaciones parece que tienen decidido, sea como sea, llevarlos a cabo. “Cuando vimos que el sector sanitario convocaba huelga, pensamos que sería buena idea hacerla coincidir si no avanzaban las negociaciones con Educación”, aseguraba el sindicato educativo mayoritario, Ustec, en diciembre cuando llamó a los profesores a una nueva huelga.
Las protestas de los docentes ya marcaron el curso pasado, cuando el anuncio unilateral del Departamento de Educación de avanzar el calendario escolar hizo estallar el malestar del colectivo y desempolvar la reclamación de acabar con todos los recortes vigentes desde hace una década. En septiembre, apenas cuatro días antes de empezar el curso, sindicatos y Educación lograron cerrar un importante acuerdo para reducir una hora lectiva de los profesores, que se compensó con la incorporación este enero de 3.566 docentes. Y se pactó seguir negociando y poner fecha al fin del resto de los recortes.
Estos meses, ambas partes han continuado las conversaciones y estaban a punto de cerrar un acuerdo. En la última mesa sectorial celebrada el jueves, Educación ofreció recuperar el complemento salarial de los sexenios a los seis años —y no a los nueve como hasta ahora—, reducir dos horas lectivas a los mayores de 55 años e iniciar la equiparación salarial de los profesores de FP con los de secundaria.
Los sindicatos ven positiva la oferta, pero “no suficiente”. Ustec también pone como línea roja que se negocie el calendario escolar y que “se blinde el mes de julio para formación del profesorado”, apunta su portavoz Iolanda Segura. Por su parte, el departamento se muestra sorprendido de que los sindicatos pongan sobre la mesa esta petición justo ahora, cuando en el resto de asuntos casi ya había acuerdo. “Queremos hablar con los sindicatos del calendario, pero no entendemos que tenga nada que ver con el acuerdo de septiembre, no tiene sentido que ahora añadan esto”, reprochó el jueves Patrícia Gomà, secretaria general de Educación.
A diferencia del curso pasado, cuando las huelgas fueron convocadas de forma unitaria por los siete sindicatos del sector, la de esta semana la secundan cuatro —Ustec, Intersindical, Aspepc, CGT—; CC OO y UGT están pendientes de consultar al profesorado si ven motivos para ir a la huelga. Se prevé que los paros tengan un seguimiento discreto. Ya fue así en los últimos convocados a final del curso pasado y ahora, además, no se respira un ambiente de descontento generalizado como entonces. Y algunos docentes y directores critican a los sindicatos por pactar la reducción de la hora lectiva a medio curso, lo que ha supuesto un quebradero de cabeza para reorganizar los horarios. Otras voces del sector también recuerdan que en marzo hay las elecciones sindicales y que “hay sindicatos a los que les interesa marcar perfil”.
Los taxistas volverán a ocupar la Gran Via de Barcelona
Los taxistas, tal y como han hecho en otras ocasiones, volverán a mostrar músculo bloqueando la Gran Via de Barcelona. La organización Élite Taxi y el sindicato Stac han anunciado que sus vehículos ocuparán esta arteria de la capital el miércoles de 10.00 a 14.00 para pedir que se aceleren las reformas legales para regular a las plataformas de VTC como Uber o Cabify y las demandas de FreeNow. Los taxistas se unen así a la protesta de la sanidad y la educación. “Vamos a defender los servicios públicos que sentimos que somos”, resumió Tito Álvarez, portavoz de la entidad.
El Departamento de Territorio ha propuesto a los taxistas tres vías legales para zanjar las protestas: una Ley de acompañamiento a los próximos presupuestos, una modificación del Decreto ley de 2016 en varios meses y una futura Ley del Taxi en el largo plazo. Pero los profesionales exigen que a corto plazo se resuelvan dos de sus demandas principales: blindar el sistema de tarifas y regular a plataformas como Uber y Cabify como operadores de transporte, y no como servicios de la sociedad de la información. Uno de los motivos que llevó al sector a convocar el paro fue conocer la existencia de 1.170 licencias de VTC que pueden seguir operando en Barcelona durante 2023. Según Álvarez, a finales de año solo deberían quedar unas 300.
Los taxistas también han anunciado paros en motivo de la feria audiovisual ISE del 31 de enero y amagan con huelgas durante el Mobile World Congress, que se celebrará a finales de febrero. / RODRIGO MARINAS
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