Preocupación por las obras de la Superilla, el proyecto estrella de Colau: “No llegamos antes de elecciones”

El Ayuntamiento asegura que los trabajos estarán listos en mayo, pero los operarios alertan de que la intervención es muy compleja

Obras de la Superilla del Eixample, en la calle Consell de Cent del Eixample de Barcelona, la semana pasada.Albert Garcia

En el Delta de l’Ebre, donde suelen acertar con sus sátiras a los urbanitas, ironizan así sobre las obras que ponen patas arriba Barcelona, con trabajos simultáneos en la Diagonal, Via Laietana o la Superilla del Eixample: “Por lo visto han per...

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En el Delta de l’Ebre, donde suelen acertar con sus sátiras a los urbanitas, ironizan así sobre las obras que ponen patas arriba Barcelona, con trabajos simultáneos en la Diagonal, Via Laietana o la Superilla del Eixample: “Por lo visto han perdido un tesoro, ¡pero no lo encuentran!”. La Superilla es el proyecto estrella de la alcaldesa Ada Colau y su equipo de los comunes, el que ejemplifica su modelo de ciudad: sacar coches de una de cada tres calles del Eixample y convertirlas en “ejes verdes”, sin asfalto, más tráfico que el de vecinos y servicios, y con más verde y vida vecinal. En este mandato, el objetivo del equipo de la alcaldesa es dejar listos cuatro de estos ejes (Consell de Cent, horizontal; y Rocafort, Borrell y Girona, verticales), y las cuatro plazas que se crearán en los cruces. Cuatro kilómetros de calles y un presupuesto de 57 millones de euros.

El Ayuntamiento asegura que las obras se ejecutan de acuerdo al calendario previsto, terminarlas antes de las elecciones, en mayo del año que viene. “Mantenemos la previsión al iniciar las obras a mediados de agosto: ocho meses y medio de trabajos”, precisan fuentes de Urbanismo. Pero varios responsables de las obras no lo ven tan claro: “No llegamos antes de las elecciones”.

Entre estas dos versiones hay nervios y preocupación en el Ayuntamiento. Nervios para llegar a las urnas pudiendo enseñar el proyecto del mandato; y preocupación por las molestias que están causando (a vecinos, comercios o gente que pasa por la ciudad) tantas obras a la vez. “La gente no puede más”, coinciden varias voces políticas de los dos partidos de la coalición, comunes y PSC. Los socialistas han anunciado que si ganaran las próximas elecciones frenarían el despliegue de la Superilla; mientras, suspiran para que acaben a tiempo. En un recorrido de punta a punta de Consell de Cent, la ejecución va por tramos: desde los que apenas han comenzado a picarse, a otros donde hay pavimento, tapas o los grandes alcorques colocados.

El pavimento que estrenarán los 'ejes verdes' de la Superilla de Barcelona incluye piezas rectangulares de granito colocadas al bies que requieren pericia al colocarlas, explican los obreros.Albert Garcia

“Esto no se puede hacer ni en ocho ni en diez meses”, resopla un veterano capataz de una de las 10 contratas en las que se han dividido los trabajos. “Esta intervención requiere picar el asfalto, sanear, cambiar instalaciones de alumbrado, meter el tubo del agua freática, luego se pone una capa de zahorra (un tipo de grava), una suela de hormigón, ya con las tapas para entrar a los suministros…”, enumera. Y sigue: “Luego van las piezas de los alcorques, que hay de varios tamaños, el panot que es permeable y de buena calidad… y también las baldosas nuevas rectangulares y de granito, que vienen cortadas en la cantera y hay que ponerlas al bies, recortando esquinas y pesan mucho, es una locura”. La obra también contempla plantar 400 árboles, mobiliario urbano (bancos, fuentes, juegos infantiles, mesas…) y farolas más bajas.

En la nueva calle Consell de Cent de Barcelona los alcorques de los árboles serán más grandes, y habrá de uno, dos o tres ejemplares. En la imagen, las piezas metálicas que los delimitarán.Albert Garcia

Otro responsable considera que la obra “debería haberse hecho con las calles cortadas”. “Que pasen coches y hacerla en dos mitades lo retrasa todo: no hay espacio para acopio de materiales, siempre tienes máquinas hipotecadas que no las puedes mover, que entren los camiones es una movida…”, explica y señala que en muchos tramos se está trabajando en sábado: “Por nosotros trabajaríamos incluso en domingo, pero en el distrito del Eixample dicen que no, que los vecinos tienen derecho a descansar de tanto follón y si trabajáramos los domingos se quejarían”. “Si se hubiera cortado toda la calle dejando paso solo para parkings y vecinos hubiera sido mucho más fácil”, opina. Y zanja: “Quedar quedará precioso, es un lujo de obra, ya me gustaría que la hicieran debajo de mi casa, pero hay muchísimo trabajo, a no ser que a última hora traigan más gente, no llegamos”.

La calle de Consell de Cent tendrá la particularidad de que el pavimento tendrá una ligera inclinación y drenará en el lado mar: “Ahí es donde está todo el lío, el drenaje, el tubo de agua freática, los suministros. Lo único bueno es que en el lado montaña las obras serán más rápidas”.

Arqueólogos a pie de obra

Entre operarios de máquinas de mil tipos y tamaños, de especialidades varias (instalaciones, cimentación, paletería) y niveles en la jerarquía… en las obras de la Superilla o en las casetas también hay profesionales con chaleco de color chillón y rotulado con la palabra “arqueólogo”. Son de la administración y su trabajo es estar pendientes de la posibilidad de que cuando los operarios rebajan (escarban) debajo del asfalto aparezcan restos arqueológicos. Uno de ellos, en la calle de Consell de Cent, explicaba esta semana que “es poco probable” en la zona, porque “la vía está cerca de la antigua muralla y la prohibición de no construir comprendía la distancia de un tiro de cañón”. Los restos de la masía que sí se ha encontrado en la calle de Girona, de los siglos XVI-XVII, precisa, está fuera de este perímetro. Lo que sí es más habitual encontrar, a la altura de las aceras del Eixample, son entradas a refugios construidos durante la Guerra Civil por los vecinos con las instrucciones de la Junta de Defensa Pasiva que crearon la Generalitat y el Ayuntamiento en 1937.

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