La inversión municipal por habitante en 2023 será más del doble en Barcelona que en Madrid: 465 euros frente a 204

Los proyectos de presupuestos del próximo año de ambas capitales evidencian la distinta visión política sobre qué impuestos cobra cada ayuntamiento a los ciudadanos y en qué se gasta el dinero

Obras de peatonalización de la 'superilla' (supermanzana) del Eixample de Barcelona, el pasado viernes.Gianluca Battista

Los presupuestos presentados por los Ayuntamientos de Barcelona (3.595 millones de euros, 1,6 millones de personas) y Madrid (5.702 millones, 3,3 millones de vecinos) para 2023, aún en fase de debate, indican que el gasto en ...

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Los presupuestos presentados por los Ayuntamientos de Barcelona (3.595 millones de euros, 1,6 millones de personas) y Madrid (5.702 millones, 3,3 millones de vecinos) para 2023, aún en fase de debate, indican que el gasto en inversión por habitante de la capital catalana doblará el de la capital de España: 465 euros frente a 204. Esta diferencia de capacidad de gasto tienen una razón técnica, que Barcelona recibe una aportación por habitante mayor, pero también política: cuántos impuestos se cobran a los vecinos o en qué se gasta, fuera y dentro de cada ayuntamiento. Por ejemplo, Madrid gasta en personal 590 euros por habitante y Barcelona, 302 euros.

En ambos casos, se toman los datos de los capítulos 6 (inversiones reales) y 7 (transferencias de capital) de los proyectos de presupuestos presentados para 2023, los últimos antes de las elecciones municipales de mayo, y sin contar con las empresas municipales. El Gobierno de Ada Colau (Barcelona en Comú) necesita a ERC para aprobar las cuentas (y ERC en el Govern necesita a comunes y PSC), mientras el de José Luis Martínez Almeida (PP y Ciudadanos) requiere de los apoyos de Vox, lo que dificulta su aprobación porque ni siquiera se ha abierto una negociación. Almeida salvó el año pasado las cuentas con los votos de Recupera Madrid, pero ahora, escindido el Grupo Mixto, no suman suficientes concejales.

De entrada, los ingresos y gastos por habitante de Barcelona son mayores que los de Madrid (2.196 euros la primera y 1.869 la segunda). Uno de los motivos es que Barcelona recibe una mayor aportación por habitante del Estado que Madrid (840 euros frente a 605, según las entregas a cuenta de este año 2022, publicadas por el Ministerio de Hacienda).

Barcelona también recauda más por impuestos y tasas municipales, mientras que Madrid ha apostado y presume de una drástica reducción de la presión fiscal a los vecinos. Otra de las explicaciones es el gasto financiero de ambas ciudades: Madrid paga más por habitante en deuda que Barcelona (56 euros frente a 40 en la previsión de 2023, pero 112 contra 60, en el de este año que figura en Hacienda). Madrid la redujo mucho durante el mandato anterior, con la alcaldesa Manuela Carmena (Ahora Madrid), y supone el 37% de los ingresos; Barcelona la mantiene en el 30% desde 2016. Por último, la inversión prevista en Madrid para 2023 cae respecto al año anterior, mientras que la de Barcelona crece. Madrid, en cambio, concentró el grueso de la inversión en los dos anteriores ejercicios e invirtió más que Barcelona.

El teniente de alcalde de Economía de Barcelona, Jaume Collboni, indica que los datos se explican por “el mix de ingresos de cada ciudad, por la cartera de servicios y porque las prioridades políticas son distintas”. “En Barcelona hemos congelado la fiscalidad después de las primeras ordenanzas fiscales del año 2019 con la actualización de los topes del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), pero también hemos creado nuevos tributos que no pagan los vecinos, sino quienes nos visitan, como el recargo municipal de la tasa turística. Eso nos permite apostar por unas inversiones que transforman la ciudad y generan empleo, y aumentar y mejorar equipamientos públicos como mercados, escuelas infantiles o vivienda. También nos ha permitido incrementar la plantilla de la Guardia Urbana en 1.000 nuevas plazas”. Y añade: “Todo esto manteniendo un ahorro bruto del 17% y siendo una de las ciudades que más rápido paga a sus proveedores”.

La plaza de España, vista desde Torre Madrid, en octubre.Samuel Sánchez

En Madrid, un portavoz del área de Hacienda argumenta que la cifra de inversiones en 2023 se explica “porque las principales obras han concluido ya”, a las puertas del fin del mandato. “Nunca se había invertido tanto como ahora”, asegura y cita las obras de la circunvalación M-30, el Nudo Norte (acabadas esta semana), la plaza de España (aunque esta es una obra proyectada con Carmena), el puente de Pedro Bosch… “Las grandes obras de ciudad terminaron en años anteriores”, reitera. También señala que “el gasto social nunca ha alcanzado la cifra de este año, cuando rebasó los 1.000 millones de euros”. El mismo portavoz subraya que las cuentas de las dos ciudades “no tienen nada que ver”, alude a la mayor participación de Barcelona en los ingresos del Estado y pide reformas “para que la ciudad se financie correctamente”.

Por último, en ingresos, recuerda que la apuesta del Ejecutivo de Almeida es bajar los impuestos a los madrileños: “Solo en lo que llevamos de mandato llevan ahorrados 550 millones de euros. Si se suman los 130 del año que viene, suman 730 millones menos en cuatro años”. Pero en ese cálculo, el área de Hacienda recoge la promesa de rebajar el IBI en el ejercicio actual que el alcalde no ha podido cumplir porque la tumbaron los servicios jurídicos del Ayuntamiento. Y, en 2023, la intención es situar en el 0,4% el menor tipo, pero solo se materializaría la rebaja con el apoyo de Vox a la ordenanza fiscal (que va unida a los presupuestos para asegurarse el respaldo a ambas). En Barcelona se paga el 0,66% después de la revisión catastral que hizo Colau.

Mirando atrás, a las cuentas de uno y otro ayuntamiento desde 2020 (liquidadas las de 20 y 21 y proyectos de 22 y 23), la media del gasto en inversión de los cuatro años es de 727 millones de euros en Madrid (228 euros por habitante y año de media) y de 573 millones en Barcelona (358 euros). En Madrid las mayores inversiones se hicieron en el segundo y tercer año de mandato, como citaba el portavoz. Mientras que en Barcelona se disparan los dos últimos años. Sobre el pago a proveedores, Barcelona paga a 19 días y Madrid, a 23.

Hay aspectos que destacan por igual los dos ayuntamientos: el gasto social (en Madrid hasta 1.130 millones, un 7,3% más; en Barcelona, 408 millones, un 10% más), que mantienen la deuda a raya. También que recogen las subidas salariales previstas para el sector público y que han tenido que pagar devoluciones del impuesto de plusvalía (el que grava la compraventa de inmuebles) tras las sucesivas sentencias del Tribunal Constitucional. En cambio, Barcelona gasta más en cultura (138 euros por habitante frente a 66 Madrid, donde los grandes museos no son municipales), en educación (144 frente a 49, en parte por la amplia red de guarderías municipales de la capital catalana), y en promoción económica (86 respecto a 19). Por su parte, Madrid invierte más del doble en deporte, ya que la mayoría de los polideportivos son de titularidad municipal: 61 euros por habitante frente a solo 25.

La AIReF estima superávit en 2023 fruto de la recuperación económica

El informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), un organismo independiente de control fiscal cuyo objetivo es garantizar el principio de estabilidad presupuestaria, sobre los proyectos de presupuestos de 2023 de los ayuntamientos señala que tanto Barcelona como Madrid cerrarán 2022 con déficit y, en cambio, para el año que viene estima que tendrán superávit. También apunta que ambos mejoran sus ingresos procedentes del repunte de la actividad económica, que crecen en gasto corriente y que incluyen 100 millones de cada uno en sus cuentas procedentes de los fondos europeos de recuperación Next Generation. Por último, destacan las caídas de ingresos fiscales de Madrid o el crecimiento inferior al 1% de Barcelona. Y señala que en Madrid la reducción del tipo del IBI (que supone el 60% de los ingresos fiscales de los grandes ayuntamientos, un 40% en Madrid) reducirá la recaudación en un 8%.

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