Condenada una red que estafaba con cuadros falsos de pintores como Sorolla, Rusiñol o Casas

La petición inicial de la Fiscalía de 14 años de cárcel se redujo después de que los sentenciados aceptaran los hechos y se comprometieran a devolver el dinero cobrado

Durante al menos seis años una presunta organización criminal falsificó obras de arte de reconocidos pintores, como Santiago Rusiñol o Joaquim Mir, hasta que en 2016 saltaron las alarmas. Un hombre, que entonces tenía 70 años, se presentó como anticuario a un empresario catalán. Le ofreció un cuadro de Ramon Casas. Costaba 7.200 euros. El empresario accedió a la oferta, aunque al cabo de unos días detectó la estafa. Pronto presentó una denuncia ante las autoridades, que empezaron a investigar el h...

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Durante al menos seis años una presunta organización criminal falsificó obras de arte de reconocidos pintores, como Santiago Rusiñol o Joaquim Mir, hasta que en 2016 saltaron las alarmas. Un hombre, que entonces tenía 70 años, se presentó como anticuario a un empresario catalán. Le ofreció un cuadro de Ramon Casas. Costaba 7.200 euros. El empresario accedió a la oferta, aunque al cabo de unos días detectó la estafa. Pronto presentó una denuncia ante las autoridades, que empezaron a investigar el hecho. Una actuación conjunta de la Guardia Civil y los Mossos d´Esquadra halló con el tiempo numerosas pruebas para sentar en el banquillo a los seis individuos que participaron en la trama. Se denominó Operación Valentine. Los implicados fueron sentenciados este lunes a penas de hasta un año de cárcel tras aceptar los hechos que se les imputan, además de comprometerse a devolver los más de 53.000 euros estafados. La Fiscalía pedía inicialmente 14 años de prisión.

A principios de 2017 las autoridades registraron los domicilios, los talleres y los coches de los estafadores. En estos encontraron cuadros con paisajes de Santiago Rusiñol o tablas de Cecilio Pla, además de herramientas para la confección y retoque de pinturas como pinceles, caballetes y sellos para realizar estampas. También había réplicas de las firmas de algunos artistas, o una fotocopia de Wikipedia de “Antonio Amorosi” que en el reverso llevaba el sello de un notario en tinta azul. Todo era falso. Desde el 2003 los acusados se dedicaron a falsificar obras pictóricas que en algunas ocasiones entregaban con certificados de autenticidad fraudulentos. De esta manera lograban convencer a algunos compradores, según recoge el documento de acusación al que ha tenido acceso EL PAÍS.

Uno de los condenados, A.M.S., se dedicaba a falsificar los cuadros en un taller-almacén de Madrid, mientras otro de los procesados, A. J. M., elaboraba los certificados de autenticidad de las obras (además de realizar, en ocasiones, algunos “retoques” a las pinturas, según agrega la acusación). A. F. V. buscaba potenciales clientes en Barcelona, como el empresario catalán que destapó la trama; una función en la que era ayudado por su nieto, que solía ejercer de guardaespaldas y de chófer. Ambos repartían las obras plagiadas a los compradores.

Durante todos los años que duró la estafa, uno de los clientes llegó a pagar hasta 70.000 euros por pinturas falsas de Emilio Grau i Sala, Manuel Viola, Eliseu Meifrèn, Josep Serrasanta o Joaquin Sorolla, entre otros artistas imitados. Solo en 2011, uno de los afectados ingresó a los acusados 14.000 euros por piezas como un carboncillo de Ramon Casas que, como otras obras, llevaba un certificado de autenticidad firmado supuestamente por un notario. Estos documentos siempre eran de carácter fraudulento. Los investigadores comprobaron que en Madrid existían dos talleres de pintura donde se confeccionaban los cuadros. En los registros practicados por las autoridades policiales, los agentes intervinieron un centenar de obras falsificadas.

Los seis condenados aceptaron este lunes que desde 2011 formaron una trama “estructurada” que se dedicaba a vender pinturas falsificadas, aunque el documento de acusación inicial indicaba que la actividad delictiva se remonta al 2003. Los sentenciados también se han comprometido a un plan de pago de 150 euros mensuales durante cinco años para devolver los 53.700 euros defraudados con las obras falsas, a los que se suman otros 12.000 que ya han pagado a una de las víctimas para que se retirara como acusación particular. Estos elementos han contribuido para alcanzar un pacto entre los acusados y el ministerio público. La Audiencia de Barcelona dictó una sentencia oral que reduce la pena de los acusados de 14 años a entre nueve meses y un año. Los condenados por estafa estarán eximidos de ingresar en prisión.

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El pacto con la Fiscalía también supone la absolución de un séptimo acusado: Carles Xarrié, presidente del Gremio de Anticuarios de Cataluña, al que se imputaba por poner a la venta obras distribuidas por la red de falsificación en la sala de subastas que dirige, según su perfil de Linkedin, desde hace más de dos décadas.

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