“Es peor dormir en la playa que la vacuna”

La Fundació Arrels recibe a más de 60 personas sin hogar para inmunizarlas contra la covid

George, que habitualmente duerme en el parque de la Ciutadella, recibe una vacuna en la Fundació Arrels.Albert Garcia (EL PAÍS)

“Un amigo me avisó que aquí nos vacunarían, y por eso vine”. Mateo está este jueves en la acera de enfrente de la Fundació de Arrels, en el Raval de Barcelona, donde la entidad ha convocado a personas sintecho para administrarles la vacuna monodosis Janssen contra la covid. Mateo tiene 50 años, es italiano y hace 15 que llegó a Barcelona, donde duerme en las calles. El amigo es Tomas, también un sintecho italiano, que espera a su lado. “Arrels me inform...

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“Un amigo me avisó que aquí nos vacunarían, y por eso vine”. Mateo está este jueves en la acera de enfrente de la Fundació de Arrels, en el Raval de Barcelona, donde la entidad ha convocado a personas sintecho para administrarles la vacuna monodosis Janssen contra la covid. Mateo tiene 50 años, es italiano y hace 15 que llegó a Barcelona, donde duerme en las calles. El amigo es Tomas, también un sintecho italiano, que espera a su lado. “Arrels me informó y por eso hemos venido hoy”, dice.

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Las arrugas de su cara muestran la dureza de su vida. Piden dinero en la calle y comen en el mejor de los casos en comedores sociales. “A veces cojo los bocadillos que la gente tira en la basura y me los como”, explica Mateo, que también agradece la ayuda de algunos establecimientos. “En mi zona, hay un supermercado donde me ofrecen comida. El responsable sabe que me gusta el jamón, y me da bocadillos preparados”.

Mateo y Tomas duermen generalmente en el barrio Gótico. “No miro mucho donde estoy”, concreta Mateo, “solo miro que no me cojan mis cosas”. La peor zona para pasar la noche, dice Tomas, es la playa. “Allí te quieren quitar todo lo tuyo. Viene gente que ha bebido y te da problemas”. Mateo mira al local de Arrels y compara con ironía: “Es peor dormir en la playa que recibir la vacuna, que no me gusta”.

La pandemia también ha afectado a su modo de vida. El confinamiento les dejó solos en las calles, y la tímida reapertura tiene algunos inconvenientes. “Caminábamos por la Rambla solos, sin nadie, y la policía nos paraba para saber donde íbamos”, recuerda Tomas. Pero sin turistas, se quedaron sin la mayor parte de las ayudas. “Los turistas eran el colectivo que más nos ayudaba, y ahora hay pocos”, apuntan. “Sin turistas, estamos peor”.

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Según datos de la propia Fundació Arrels, 83 personas se han apuntado para recibir la vacuna, de las cuales unas 60 ya han recibido el pinchazo. El director de la entidad, Ferran Busquets, alertó de que las personas sin techo tienen los mismos derechos que el resto de la ciudadanía pero que, además, “tienen una salud muy frágil y, por lo tanto, están más desprotegidos”, por lo que debían ser un colectivo prioritario en la estrategia de vacunación. Busquets ha mostrado la crudeza de vivir en la calle con cifras: “Estas personas viven de media 20 años menos. Estar protegidos contra la covid, que es una enfermedad muy grave, es una preocupación menos

El Departamento de Salud aseguró ayer que unas 1.000 personas sin hogar ya están protegidas contra la covid, lo que representa un 36% del total. La consejería dispone de dispositivo móvil para acceder a los colectivos más vulnerables en las calles.

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