Cáritas de Barcelona alerta de que la crisis social se alargará tres años más

La entidad atendió en 2020 a 35.229 personas, un 8% más que el año anterior, y la mitad pidieron ayuda por primera vez

Voluntarios del Banco de Alimentos trabajan en el almacén de la organización en Barcelona.Toni Albir (EFE)

La crisis económica y social que llegó con la pandemia de coronavirus ha abierto importantes brechas que no se van a subsanar en un plazo corto de tiempo. La entidad de asistencia social Cáritas Diocesana de Barcelona atendió en 2020 a 16.249 hogares con 35.229 personas, un 8% más que el año anterior, y la mitad de los usuarios atendidos acudieron por primera vez en su vida en busca de ayuda, según la memoria anual que el organismo ha presentado este jueves. Cáritas avisa de que la precariedad laboral, la caída de los...

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La crisis económica y social que llegó con la pandemia de coronavirus ha abierto importantes brechas que no se van a subsanar en un plazo corto de tiempo. La entidad de asistencia social Cáritas Diocesana de Barcelona atendió en 2020 a 16.249 hogares con 35.229 personas, un 8% más que el año anterior, y la mitad de los usuarios atendidos acudieron por primera vez en su vida en busca de ayuda, según la memoria anual que el organismo ha presentado este jueves. Cáritas avisa de que la precariedad laboral, la caída de los ingresos, el difícil acceso a la vivienda y la cronificación de la pobreza adquirieron una nueva magnitud con el confinamiento y la crisis sanitaria, y alerta de que el impacto sobre las familias se alargará entre dos y tres años más.

Al estallar la pandemia, las entidades sociales fueron, una vez más, la primera puerta a la que llamaron las familias más vulnerables. El confinamiento y el desplome de los ingresos en los hogares engrosaron las colas para pedir alimentos, así como las demandas de recursos asistenciales en vivienda (el 67% de las personas atendidas no tiene una vivienda digna, y un 39% de las familias han pasado la pandemia en una habitación realquilada). Las entidades alertaron ya al inicio de la pandemia de que llovía sobre mojado, y de que cuando todavía no se había superado la crisis de 2008, se avecinaba otra de consecuencias imprevistas. Solo en Cáritas Diocesana de Barcelona (que comprende el territorio de Barcelona, su área metropolitana y el Maresme), en 2019, el año anterior a la pandemia, ya se atendió a un 26% más de personas que el año anterior. A partir de este precedente de pobreza en aumento en los años en los que aparentemente había recuperación económica, las entidades prevén que el impacto de la crisis sanitaria se alargará aún más.

En la presentación de la Memoria 2020, la entidad ha destacado algunos de los datos más paradigmáticos del impacto de la pandemia. De entrada, la entidad ha notado un cambio de perfil en las personas atendidas, y ya no predominan las personas con una situación administrativa irregular o las personas que viven solas, sino que han acudido familias vulnerables por la falta de ingresos. Muchas de ellas (el 47%) han pedido ayuda por primera vez. Además, el 12% de las personas atendidas tiene trabajo, pero no les permite llegar a fin de mes. El perfil mayoritario de la pobreza sigue siendo femenino, en un 57%. Una de cada cuatro familias atendidas por Cáritas no tenía ingresos, un 18% más que antes de la pandemia, una circunstancia que ha hecho crecer los problemas de salud mental, según se desprende del informe.

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Entre las acciones que desplegó la entidad el año pasado están las puramente asistenciales: las ayudas económicas por alimentos administradas por Cáritas se triplicaron en 2020, y las ayudas destinadas al alquiler de habitaciones se doblaron. En total, se dedicaron 3,8 millones de euros a ayudas (un 13% más) y se beneficiaron de ello 8.766 personas, un 25% más que el año anterior. Encontrar un empleo es otro de los pilares para salir de una situación de vulnerabilidad, pero también aquí Cáritas ha identificado una dificultad en los usuarios: uno de cada dos tiene graves dificultades para acceder a dispositivos de internet, ya sea por falta de medios o de habilidades, algo que dificulta al extremo trámites como pedir prestaciones.

El director de la entidad, Salvador Busquets, ha lamentado la situación y ha pedido más implicación de las administraciones, especialmente al nuevo Govern, al que reclama un plan de rescate estructural contra la pobreza “como el que se hizo con el sistema financiero, es decir, con capacidad económica suficiente”. La entidad propone que este plan incluya una ampliación del parque público vivienda en alquiler social, más políticas de inserción laboral y ordenar y hacer eficientes las prestaciones del Ingreso Mínimo Vital y la Renta Garantizada de Ciudadanía, unas ayudas que solo llegan al 8% de las personas atendidas por Cáritas, lo que indica la poca cobertura que tienen.

El tercer sector pide medidas de apoyo

La pandemia también ha golpeado a la organización y la economía de las entidades y empresas que se dedican al trabajo social. La Confederación Empresarial del Tercer Sector ha presentado este jueves su anuario, en el que destacan que la covid ha causado unos sobrecostes de 84 millones de euros a las entidades, en concepto de contrataciones de refuerzo o compra de material contra el virus. Casi la mitad de las entidades del tercer sector auguraban cerrar el año 2020 con pérdidas, y muchas han tenido que implementar expedientes de regulación temporal de empleo para hacer frente a las estrecheces. La confederación reclama al nuevo Govern que impulse leyes para apoyar a la economía social y solidaria y al tercer sector, y que se aprueben unos nuevos presupuestos con un marcado carácter social.

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