Moreno recrimina a la oposición que use la sanidad como el “único ariete” contra el Gobierno
La entrada en prisión de Ábalos y Koldo neutraliza la crítica del PSOE al ‘caso mascarillas’ de Almería
Hace seis meses, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, compareció a petición propia en el Parlamento para proclamar con solemnidad: “Andalucía funciona”. Lo ha vuelto a repetir este jueves en el debate del estado de la comunidad, el último de la legislatura antes de la convocatoria electoral, en el que ha hecho un extenso balance de gestión de sus siete años al frente de la Junta. Moreno ha recriminado a toda la oposición que use la sanidad “no ya como principal, sino prácticamente único ariete” contra su Gobierno y ha negado con vehemencia que se esté privatizando la sanidad pública.
El presidente andaluz ha anunciado que a las mujeres con alta sospecha de cáncer de mama se les harán en el mismo día todas las pruebas: la mamografía diagnóstica, la ecografía y la biopsia, aunque no ha profundizado sobre cómo lo conseguirá. Ni una palabra ha salido de su boca, sin embargo, referente a la corrupción, ni en sus filas —como el caso de las mascarillas en la Diputación de Almería— ni en el PSOE.
Pero todos esos casos sí han centrado el debate en la sesión vespertina entre el presidente andaluz y la portavoz del grupo socialista, María Márquez. Ésta ha utilizado dos bazas argumentales: el caso mascarillas en Almería en el que han sido imputados tres altos cargos (entre ellos el presidente, dos vicepresidentes y un técnico) y los fallos en el cribado del cáncer de mama. La dirigente socialista le ha preguntado a Moreno desde cuándo sabía de estas corruptelas y por qué no actuó cuando saltó el caso en 2021. Márquez ha enlazado una serie de preguntas deslizando más sospechas que certezas como la siguiente: “¿Hay contratos de sus consejeros con la trama de su partido?”. Según Márquez, Moreno “tapa” los casos de corrupción, mientras los socialistas los expulsan.
Su intervención se ha producido unos 20 minutos antes de que el Tribunal Supremo ordenara la entrada en prisión de José Luis Ábalos, ex secretario de Organización del PSOE, y de su exasesor, Koldo García. Hace seis meses, a Márquez también le pilló en la tribuna del Parlamento, en un debate con un formato similar, la dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización por su implicación en un presunto caso de corrupción. Entonces, el PSOE estaba en shock. Ese estado de ánimo está superado, aunque tampoco nadie sabe cuánto durará y, desde luego, la noticia ha neutralizado los reproches por parte del PSOE andaluz a las presuntas contrataciones irregulares en la Diputación de Almería.
El presidente andaluz ha dicho que actuó de manera “rápida” y ejemplar. “En cinco minutos” ha subrayado, una vez que conocieron la nota de prensa emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. En sus dos turnos de intervención, Moreno ha sacado a relucir los casos de corrupción que afectan a cargos institucionales del PSOE de Almería, pese a decir que no estaba cómodo en ese registro. “Viene a dar nos lecciones de corrupción el día en el que el secretario de Organización del PSOE entra en la cárcel. Le pido mesura. Podría estar aquí toda la tarde dando la lista de cargos del PSOE [imputados]”.
Márquez, que también es vicesecretaria general del PSOE andaluz, ha arrancado su intervención intentando descolocar a Moreno. Ha repetido la frase que la noche del miércoles pronunció a gritos desde la tribuna de público Anabel, una de las mujeres afectadas por los fallos en el cribado de cáncer de mama y miembro de Amama. El PSOE grabó y distribuyó en sus redes sociales un vídeo en el que se oía a Anabel: “¡Te voté y me has arruinado la vida!”. La socialista ha acusado a Moreno de “amenazar” a Amama al enviarle un requerimiento para que faciliten los datos de mujeres afectadas por los fallos en el cribado de cáncer. “Eso se llama violencia institucional”, ha dicho.
Márquez ha afirmado que el mandato de siete años del presidente andaluz se resume en tres palabras: “Privatización, mentira y corrupción”, una fórmula que evoca al “paro, despilfarro y corrupción” que acuñó José María Aznar para cercar a Felipe González. Moreno ha calificado de “indigno” usar “el dolor de las mujeres para sacar rédito político y un puñado de votos” y ha acusado al PSOE de hacer un “flaco favor al movimiento asociativo” al “manosear” a las asociaciones”.
Moreno también ha aprovechado para arremeter contra María Jesús Montero, por su ausencia y por, según él, defender el principio de ordinalidad en la financiación autonómica. “¿Dónde está la líder de la oposición?, ¿dónde está la candidata socialista a la Junta?, ¿dónde está la persona que representa al PSOE en el debate principal de política en Andalucía? Cuando yo no era diputado estaba sentado en la tribuna”. Por la mañana, el presidente de la Junta ya habría criticado ese principio, para defender la propuesta aprobada por el PP, PSOE e IU en el Parlamento andaluz en 2018. “Es un ataque frontal a la equidad y a la igualdad de oportunidades entre españoles. Lo llaman ordinalidad cuando quieren decir desigualdad”, ha dicho el presidente andaluz.
La sanidad ha sido y es el principal quebradero de cabeza del dirigente popular y se ha agudizado en la recta final de la legislatura con los fallos en los cribados de cáncer de mama. A un total de 2.317 mujeres, según la Junta, no se les informó del resultado de una prueba que era dudosa y ese error, que investigan la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y la de Sevilla, ha sacado a miles de personas a la calle donde han pedido la dimisión de Moreno, que está en capilla electoral.
Moreno ha negado la crítica de los grupos parlamentarios de izquierda sobre la privatización de la sanidad. “La supuesta privatización es rotunda y categóricamente la gran mentira de la izquierda”. Se ha envuelto en el crecimiento del presupuesto en sanidad —de los 9.800 millones de euros del último presupuesto del PSOE a los 16.265 millones del de 2026— para proclamar que su Gobierno es el que “más invierte y cuida los servicios públicos más que ningún otro”.
El empleo, la sanidad, la vivienda, la corrupción y la inmigración han sido los ejes de la intervención del portavoz de Vox, Manuel Gavira, cuyo tono ha sido inusualmente conciliador, quizás porque en ese mismo día su partido estaba apoyando la investidura del popular Juanfran Pérez Llorca como presidente de la Generalitat valenciana. “Esta es la Andalucía que le van a dejar a nuestros hijos y nos gusta absolutamente nada.”, ha dicho el dirigente de la formación ultra tras desgranar las fallas en la gestión en todos esos ámbitos. Donde más incisivo ha sido Gavira, aunque nunca tanto como en otras ocasiones, ha sido en el tema migratorio, precisamente cuando a aludido al acuerdo para la investidura del sucesor de Mazón que ha hecho un discurso muy duro en esta materia. “¿Firmará lo que ha firmado hoy su compañero de Valencia?... Lo firmará. Lo creerá o no, pero lo firmará”, ha asegurado, tras asegurar que en el PP solo se oponen a la inmigración ilegal “cuando hay una cámara delante”.
Moreno ha defendido la importancia de la inmigración para garantizar el sistema productivo y el crecimiento económico y ha aprovechado para confrontar el modelo que defiende el PP, de “inmigración controlada”, con la de Pedro Sánchez, de “puertas abiertas”. “Entre su punto de vista y el del PSOE, nosotros estamos en el medio. Esa es la gestión razonable, la que se puede hacer realmente”, le ha respondido al portavoz de Vox.
Al contrario que en otros debates con este formato, donde han sonado más fuertes las quejas por el supuesto maltrato del Gobierno central con Andalucía y las advertencias de que esta comunidad no tolerará privilegios ni tampoco que miren a Andalucía “por encima del hombro”, Moreno ha preferido centrarlo en su gestión y en una serie de anuncios, la mayoría ya esbozados con anterioridad. Todo su discurso ha estado atravesado por el lamento de la falta de compromiso y de inversión del Ejecutivo de Pedro Sánchez en dependencia, energía, infraestructuras o inmigración.