El PP orilla la economía tras quedarse solo en su discurso apocalíptico

El FMI y ‘The Economist’ desmienten el escenario negro que dibujaba Feijóo, quien toca a rebato para centrarse en Aldama y los escándalos en su estrategia de oposición

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Juan Bravo, vicesecretario de Economía del partido, en una imagen de archivo.PP (PP)

El revuelo causado por un artículo de The Economist, revista británica considerada como la biblia del liberalismo, constata el grado de polarización de la política española. Titulado “Lo que España puede enseñar al resto de Europa”, colocó a la economía del país como la mejor de 2024. “Se elaboró desde el departamento de economía y finanzas”, explica Lane Greene, editor en el semanario, “y no es que nosotros hayamos elegido directamente a España, si...

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El revuelo causado por un artículo de The Economist, revista británica considerada como la biblia del liberalismo, constata el grado de polarización de la política española. Titulado “Lo que España puede enseñar al resto de Europa”, colocó a la economía del país como la mejor de 2024. “Se elaboró desde el departamento de economía y finanzas”, explica Lane Greene, editor en el semanario, “y no es que nosotros hayamos elegido directamente a España, sino que, al aplicar una fórmula que mide varios indicadores [Producto Interior Bruto (PIB), inflación, desempleo, déficit público y desempeño bursátil], España obtuvo los mejores datos”. Sin embargo, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no se fía. En una entrevista en La Razón aseguró que el empleo creado es “ficticio” y que hoy hay “30.000 jóvenes más en paro de los que había en 2018″. La EPA del primer trimestre de ese año —Pedro Sánchez llegó a La Moncloa en junio, tras la moción de censura— cifraba en 591.800 los parados entre 16 y 24 años. En el segundo trimestre, eran 522.600 (34,68%). El último dato de paro en esa franja de edad asciende a 196.704 personas (26,5%). Y fue con el Gobierno de coalición cuando España alcanzó la cifra de empleados que Rajoy se había marcado como reto en su última campaña electoral: 20 millones de ocupados —ahora hay 21.823.000—. La tasa de paro juvenil sigue siendo, no obstante, la más alta de la eurozona pese a la importante reducción: en el primer Gobierno de Rajoy llegó a superar el 55% y persisten otros problemas que lastran la economía de los españoles, como el complicado acceso a la vivienda, asunto en el que también tiene que ver el aumento de población trabajadora frente a la escasez de inmuebles.

El PP ha acusado en numerosas ocasiones al Ejecutivo de “maquillar” los datos de paro, pero el criterio de medición no ha cambiado y, en todo caso, es el mismo del que se valen algunos presidentes autonómicos del partido para presumir de la reducción del desempleo en sus territorios. Consciente de que la economía no es su mejor baza, los populares han orillado al ministro del ramo, Carlos Cuerpo, en las sesiones de control al Gobierno, y Feijóo ha tocado a rebato para que todas las frases de sus portavoces terminen en el empresario Víctor de Aldama, considerado el conseguidor de la trama corrupta que afecta al exministro socialista José Luis Ábalos. Tampoco su portavoz de economía, Juan Bravo, tiene protagonismo en el discurso de la oposición y en el reparto de minutos en medios, si bien, se ha apuntado a la teoría del maquillaje de datos de empleo y a la tesis de lo que el PP llama “hachazo fiscal”. Los populares se han quedado solos frente a las previsiones positivas de organismos como el FMI, que situó a España como “la economía avanzada que más crece”, e incluso en su perenne promesa de bajada de impuestos. “Nadie”, recuerda Lane Greene, de The Economist, “tiene margen fiscal para bajar mucho los impuestos. Llevamos mucho tiempo diciéndoselo a todos los gobiernos occidentales, incluido el americano: no se puede mantener unos servicios generosos por parte del Estado y a la vez bajar impuestos porque las deudas crecen y en una recesión eso puede generar una crisis rápidamente”.

Feijóo aseguró que el semanario británico atribuía la mejora española “a las reformas adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy” y acusó a Sánchez de “manipular” en el Congreso cuando presumió del artículo. ”Hoy nos hemos desayunado”, declaró el presidente en la Cámara baja, “con lo que creo que es una extraordinaria noticia, y es que un semanario como The Economist ha situado a España como la economía con mejor desempeño del año 2024 en el mundo, por encima de Estados Unidos, de Italia, de Alemania, de Francia... Es un elemento de enorme orgullo para el conjunto de la sociedad española por el contexto tan complejo en el que se está desarrollando este éxito económico y tiene que ver con las políticas socioeconómicas que hemos puesto en marcha”. Para otorgar a España ese primer puesto entre las 37 economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como explica el editor del semanario, se fijaron en datos de este año, y el texto destaca, en concreto, que “tanto el crecimiento económico general como el ritmo de creación de empleo avanzan más rápido que en Estados Unidos, que ha sido la envidia del mundo rico”.

Destacan, además del buen dato del turismo, que España, que hace años expulsaba a sus jóvenes por falta de oportunidades, ahora los recibe —”desde 2019, la fuerza laboral extranjera ha aumentado en alrededor de 1,2 millones”— y que ha sabido captar inversión de otros países, fundamentalmente China —Stellantis y CATL invertirán 4.100 millones para construir la mayor planta de baterías de España, ubicada en Zaragoza, y Chery International eligió Barcelona como sede de su primera fábrica de automóviles en Europa—. El artículo subraya que el “sector financiero se ha consolidado” y que las reformas en el mercado laboral “han facilitado la renegociación de contratos y alentado a los jefes a contratar personal permanente”. También elogia las medidas de impulso de las energías renovables, “incluida la abolición del impuesto al sol”, instaurado en 2015 por el Gobierno de Rajoy y derogado por el de Sánchez.

Para Lane Greene, el discurso “apocalíptico” del PP no se corresponde con la realidad. “En España no se habla de estos temas racionalmente por la alta polarización que hay; o eres el diablo o eres el salvador del mundo. España va bastante bien, y es bueno que el país atraiga a tanta gente que encuentra trabajo. El PP va por Europa diciendo: ‘Miren este Gobierno con un presidente psicópata que todo lo que hace es anticonstitucional’, pero, y esto lo he hablado con mi compañero en Bruselas, allí no ven ese escenario apocalíptico”, señala. “Por otro lado”, añade, “para nosotros, lo ideal sería que los dos grandes partidos nacionales se pusieran de acuerdo para abordar la reforma de las pensiones, por ejemplo, sin depender de los extremos o los nacionalistas”.

Sí es cierto que, el mismo día que colocó a España como la mejor economía de la OCDE, The Economist publicó otro artículo —este, al contrario que el anterior, escrito por el corresponsal Michael Reid—, que elogiaba algunas reformas hechas durante el mandato de Rajoy. Titulado “España muestra a Europa cómo seguir el ritmo a la economía estadounidense”, en el sumario destacaba: “Las reformas de hace una década están dando sus frutos”. El texto recordaba que España tiene ahora 1,8 millones de puestos de trabajo más que a finales de 2019 y aseguraba que “hasta que la pandemia lo interrumpió”, la economía española ya estaba creciendo, creando puestos de trabajo más rápido que en el pasado, “debido en gran parte a las reformas del sistema financiero y del mercado laboral impulsadas por el Gobierno previo, conservador, durante la gran recesión”. A continuación, no obstante, el artículo alababa la reforma laboral del Gobierno de Sánchez, “que añadió medidas enérgicas contra el abuso de los contratos temporales”.

Fue también Michael Reid el autor de otro artículo en The Economist, este del pasado octubre, que también causó revuelo en la política española, pero esta vez, esgrimido como argumento de autoridad por la bancada contraria, la del PP. Lane Greene explica que en la web se tituló de un modo diferente (”Pedro Sánchez se aferra al cargo a costa de la democracia española”) a la edición impresa, “donde se destacaba que Sánchez estaba en el Gobierno pero no tenía el poder porque dependía de los nacionalistas”. “Lo que ocurrió es que mucha gente solo leyó el titular web, que fue lo que provocó la polémica. Y la gente del PP estaba muy feliz y la del Gobierno, no. Nos pasa mucho. Cuando criticamos a unos aprovechan para reforzar una tesis y cuando criticamos a otros para decir que The Economist no entiende nada de España”.

El diario de sesiones parlamentario lo confirma. “Debe ser”, afirmó en la Cámara alta la senadora popular Míriam García Navarro tras el oro de la economía España en el ranking del semanario, “que una cosa es The Economist y otra the realist [los realistas]”. Unos meses antes, Feijóo había esgrimido en el Congreso el artículo crítico con Sánchez para reforzar sus argumentos. En ese debate, el presidente le contestó: “Esa misma pieza a la que hace referencia sostiene también que este Gobierno está haciendo una gestión puntera de la economía y de la política social y que usted está llevando a cabo ‘una oposición ineficiente, porque la política nacional se le ha quedado grande’. En fin, The Economist tiene para todos”.

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