Gobierno y PSOE dejan que la investidura de Illa replique los ataques de PP y Vox a Sánchez

Los populares piden la dimisión del presidente del Ejecutivo por “la indignidad humillante” del final del Estado de derecho en Cataluña

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, durante su intervención en la sede del partido en la calle Génova.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Una “prudencia extrema” se ha extendido en el Gobierno y el PSOE ante las escenas vividas en Barcelona durante todo este jueves, tras la aparición y desaparición exprés del expresidente catalán y líder de Junts, Carles Puigdemont. La prioridad era única y exclusivamente la investidura del socialista Salvador Illa como president de Cataluña. Y hasta que se superó esa votación, a las 19.40 horas, en el Ejecutivo central y el aparato socialista se impuso un silenc...

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Una “prudencia extrema” se ha extendido en el Gobierno y el PSOE ante las escenas vividas en Barcelona durante todo este jueves, tras la aparición y desaparición exprés del expresidente catalán y líder de Junts, Carles Puigdemont. La prioridad era única y exclusivamente la investidura del socialista Salvador Illa como president de Cataluña. Y hasta que se superó esa votación, a las 19.40 horas, en el Ejecutivo central y el aparato socialista se impuso un silencio total porque el acuerdo con ERC se consideraba “muy frágil y cualquier desliz lo puede echar al traste”. Tras la votación llegó la felicitación directa a Illa del propio presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y otros componentes del Ejecutivo. La oposición de derechas y extrema derecha no dio ningún margen. PP y Vox coincidieron en descalificar la jornada como la de la “humillación y el fin del Estado de derecho” en Cataluña.

El Gobierno había liberado la agenda de sus ministros al máximo para facilitar todo el protagonismo del día al discurso de investidura del socialista Salvador Illa en el Parlament catalán. Ese era el plan y se ha intentado cumplir sin fugas. La irrupción de Carles Puigdemont y su intervención en un escenario en el centro de Barcelona minutos antes del inicio de ese pleno ha supuesto una sorpresa, con evidente malestar, en el seno del Gobierno, pero no ha modificado los planes a agenda inicial prevista. El único ministro que tenía actividad programada es el titular precisamente de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, que está en París siguiendo algunas actuaciones de deportistas españoles en los juegos, pero desde La Moncloa y el PSOE ya se advirtió que no tenía pensado hacer declaraciones sobre la situación en Cataluña.

“Está Illa en la tribuna del Parlamento de Cataluña”, respondieron en el PSOE cuando se preguntó este jueves durante todo el día sobre quién haría algún tipo de valoración sobre la llegada de Puigdemont a Barcelona y su posterior desaparición. Otras fuentes de la cúpula socialista insistieron en la misma idea: “Hasta que no se vote en el Parlamento, silencio absoluto y extrema prudencia tanto desde el Gobierno, el PSOE o los territorios. Cualquier desliz puede dar al traste con la votación”. Desde el Ministerio del Interior solo se precisó que el ministro, Fernando Grande-Marlaska, había seguido al minuto toda la jornada y aguardaba explicaciones desde la cúpula de los Mossos de todo lo ocurrido.

A los pocos segundos de oficializada la votación, con los 68 votos de la mayoría para Illa en su casillero, el presidente Sánchez publicó un tuit en castellano y catalán: “Hemos trabajado juntos en las circunstancias más adversas. Sé de tu amor por Catalunya. Conozco tu templanza, sentido común y capacidad de trabajo. Justo lo que necesita Catalunya. Serás un gran President. Catalunya gana, España avanza. ¡Enhorabuena, @salvadorilla!”. Tras Sánchez emitieron más felicitaciones similares otros componentes del Ejecutivo. El barón socialista más crítico con esta operación, Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, fue mucho menos optimista y resaltó dos reflexiones: una sobre que Illa será el responsable ahora de ocuparse de los problemas de los catalanes y él de los intereses de su región con el deseo de entenderse entre ambos y una dura andanada contra cualquier colaboración con el expresidente catalán fugado: “Siento una profunda vergüenza y profundo sonrojo porque la gobernabilidad de España dependa de alguien como Puigdemont. Espero que ya nadie le incluya cuando se hable de mayoría progresista”.

Los que no se han quedado callados han sido los dirigentes del PP y Vox. Uno de los primeros que acusó a Sánchez de ser el responsable de lo ocurrido fue el presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo, en X: “Una humillación insoportable. Otra más. Es doloroso asistir en directo a este delirio del que Pedro Sánchez es el máximo responsable. Es imperdonable dañar la imagen de España así”. En otro mensaje en la misma red, Feijóo marcó el camino a seguir por más dirigentes populares: “Puigdemont pretendía sacar a Cataluña del Estado y al final Sánchez ha sacado el Estado de Cataluña. El espectáculo delirante de hoy lo demuestra. La indignidad es del Gobierno, pero no de España ni de los españoles. Vamos a recuperar todo lo que nos están arrebatando”.

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La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, compareció más tarde y abundó en los mismos mensajes en una declaración institucional. “Hoy Carles Puigdemont regresa y lo hace en cumplimiento del trato con Sánchez. Se fugó porque en España, como Estado de derecho, se cumplía la Ley. Y vuelve porque ahora en España Sánchez se ha autoproclamado Estado y Ley. Hoy España y los españoles sufren otra humillación insoportable, otro espectáculo bochornoso que daña gravemente la imagen de nuestro país y la confianza en nuestras instituciones y no merecemos esto. Una humillación consentida y alentada por Pedro Sánchez”, fue como comenzó su exposición la número dos del PP.

Gamarra recalcó que por culpa “de la sed de ambición de Sánchez” se “ha desarmado el país y está más indefenso” y arremetió contra el PSOE, el Centro Nacional de Inteligencia y el propio Illa. La mayoría de los responsables del PP que se manifestaron siguieron las pautas diseñadas desde Génova y casi todos sus barones, desde el andaluz Juan Manuel Moreno a Jorge Azcón, Carlos Mazón, Fernando López Miras o Alfonso Fernández Mañueco, reiteraron las acusaciones de “humillación” y “espectáculo bochornoso o tragicómico” en relación con el papel desempeñado hasta ahora por Sánchez.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, también responsabilizó a Sánchez de la no detención “del golpista prófugo”, Carles Puigdemont. “El presidente del Gobierno actúa como un miserable y es responsable de la destrucción del Estado de derecho y de que los criminales campen a sus anchas”, remachó Abascal. Y agregó: “La destrucción del Estado de derecho se retransmite por TVE. Un prófugo dando discursos en la calle y entrando luego el parlamento es una humillación para todos los españoles obligados a pagar hasta la más estúpida multa. Sánchez disfruta con la destrucción de la legalidad, porque ve en ello una oportunidad para seguir impune en su corrupción política y económica. ¡Corruptos y traidores!”. Abascal avanzó ahí una situación que no se ha producido aún porque Puigdemont no entró en el Parlament y sigue por ahora a la fuga.


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