La investigación contra Puigdemont por terrorismo tensa la elección del candidato de Junts a la Generalitat
El ‘expresident’ nunca ha descartado la posibilidad de postularse pero sin la amnistía quedaría fuera de juego
El pacto presupuestario en Cataluña, entre ERC y PSC, y la decisión del Tribunal Supremo de investigar al expresident Carles Puigdemont, huido de la justicia española, por un supuesto delito de terrorismo han marcado la semana política en Cataluña. De concr...
El pacto presupuestario en Cataluña, entre ERC y PSC, y la decisión del Tribunal Supremo de investigar al expresident Carles Puigdemont, huido de la justicia española, por un supuesto delito de terrorismo han marcado la semana política en Cataluña. De concretarse el acuerdo para las cuentas públicas, el Govern republicano tendría un balón de oxígeno para completar el año que queda para completar la legislatura. El nuevo calendario permite a Junts per Catalunya reorganizar su estrategia para las futuras elecciones, pero la causa abierta por el alto tribunal contra Puigdemont tensa la búsqueda de un candidato, pues el fundador del partido quedaría fuera de la amnistía si avanza su acusación por terrorismo.
Este sábado, en un acto del llamado Consell de la República en Elna (Francia), Puigdemont auguró “una nueva etapa” que “levante la losa del exilio”, una referencia implícita a la aprobación de la ley de amnistía. El eurodiputado ha hecho un llamamiento a “confrontar” a un Poder Judicial que, según él, pone por encima del Estado de derecho la “unidad de la patria”, en referencia a cómo cree que el auto del Supremo sobre el caso de Tsunami Democràtic ataca el derecho de manifestación, al vincular partes de la protesta con actos terroristas.
Al no tratarse de un acto de partido, el expresident no hizo ninguna referencia sobre su futuro político en caso de que se llegue esta próxima semana a un acuerdo para la amnistía en el Congreso entre su partido y el PSOE. Pero no son pocas las voces dentro y fuera del partido que lo ubican como la real apuesta ganadora en las próximas elecciones catalanas, donde los socialistas de Salvador Illa encabezan las encuestas y Junts y ERC tendrían que batirse de nuevo por la primacía dentro del bloque independentista. La decisión de los republicanos de ungir a Pere Aragonès y no a Oriol Junqueras como candidato desinfló la posibilidad de que se repitiera el duelo entre ambos líderes del procés.
Quien sí especuló este sábado sobre el futuro del fundador de Junts fue su relevo en la presidencia del partido, Laura Borràs. En el consejo nacional de la formación, la expresidenta de los neoconvergentes arremetió contra la decisión del Supremo. “No lo conseguirán. Puigdemont será candidato a las elecciones europeas”, dijo Borràs, que hace tres años fue la cabeza de cartel de la formación y se quedó a poco más de 35.000 votos de superar a ERC. Ese escenario es de imposible repetición: sobre Borràs pesa una pena de inhabilitación de 13 años tras ser condenada por delitos de falsedad en documento oficial y prevaricación administrativa. La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña solicitó en su día que el Gobierno le conceda a Borràs un indulto parcial en la parte de la pena de prisión, pero no había referencia a la restricción a ser elegible.
Lo cierto es que mucha agua ha pasado bajo el puente desde la épica remontada de Borràs en las elecciones del 14-F. No solo respecto a la digestión hecha por la ciudadanía de los hechos de 2017, sino por la aprobación de los indultos a los condenados en el juicio al procés y la decisión de Junts de pasar a la oposición en el Parlament en octubre de 2019. También está la realidad social y económica que, tras años de estar en forzado segundo plano en Cataluña, vuelve a mostrar su crudeza y eso también explica en parte el giro pragmático ordenado por Puigdemont de pactar la investidura de Pedro Sánchez, a finales del año pasado, y apostar por exprimir su rol de moderador de la legislatura española por la vía de la negociación. De ahí que haya otros nombres con perfiles diferentes que también están a la espera de ser la cabeza de cartel.
La primera cara posible es la del secretario general del partido, Jordi Turull. Tras ser indultado por el Gobierno y estar en prisión tres años y medio por los delitos de sedición y malversación, el que fuera el consejero de Presidencia del Govern de Puigdemont no tardó en ponerse al frente del reflotamiento de un partido con dos almas enfrentadas y donde el ala que encarnaba Laura Borràs estuvo cerca de poner en jaque a los provenientes del mundo convergente. Es el interlocutor con los otros partidos, especialmente con Esquerra. El rosario de mensajes de pronta recuperación que llegaron de todos los colores, tras el infarto que sufrió la semana pasada, muestran que cuenta con el respeto y aprecio necesarios para intentar dar el asalto. Pero, como Puigdemont, depende del futuro de la ley de amnistía para poder dar el salto, pues la parte de la pena de inhabilitación por malversación continúa.
Quien no necesita de la amnistía para poder dar el paso es el exconsejero de Territorio, Josep Rull. Como Turull, es independentista desde que comenzó su militancia política en Convergència. En el juicio al procés solo se le condenó por sedición, un delito ya desaparecido del Código Penal gracias a al pacto de ERC con el PSOE. En el entorno del exconsejero aseguran que él es consciente que es “el plan C o D” del partido, pero que está dispuesto a dar el paso adelante si corresponde. Hasta ahora, Rull se ha dedicado a recorrer Cataluña para volverse a acercar a las bases e ir construyendo una plataforma con la cual poder dar la pelea.
La figura de Turull es vista como una vuelta a cierta manera de hacer convergente. Pero en ese terreno tiene competencia, pues ahí está el exconsejero de Economía Jaume Giró. Menos conocido por los militantes de base, el exdirectivo de varias empresas del Ibex 35 ha optado por reuniones en foros más abiertos a escuchar sus postulados económicos y que en algunas ocasiones han enmendado directamente los defendidos por algunos miembros de la dirección, como el de las multas a las empresas que no quisiera regresar a Cataluña. El último nombre que ha ganado enteros es el de la actual portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, cuya cercanía con Puigdemont le beneficia en tanto cose las sensibilidades internas, si bien algunas voces aún le califican de “work in progress” (tarea en curso) como líder.