Los nuevos audios del ‘caso Villarejo’ confirman las presiones al principal investigador de la Gürtel
Las conversaciones del comisario y Cospedal refuerzan la veracidad de las denuncias del inspector jefe Morocho sobre los intentos de torpedear la investigación sobre la caja b del PP
El contenido de las conversaciones entre el comisario jubilado José Manuel Villarejo y la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal conocidas el lunes confirman las denuncias que el inspector jefe Manuel Morocho, principal investigador del caso Gürtel, ha hecho en el último año sobre las presiones que sufrió para que no avanzara en las pesquisas sobre esta trama de corrupción. En las gra...
El contenido de las conversaciones entre el comisario jubilado José Manuel Villarejo y la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal conocidas el lunes confirman las denuncias que el inspector jefe Manuel Morocho, principal investigador del caso Gürtel, ha hecho en el último año sobre las presiones que sufrió para que no avanzara en las pesquisas sobre esta trama de corrupción. En las grabaciones, el agente y la política hablan de cambiar párrafos de un documento policial sobre los papeles de Luis Bárcenas ―que revelaban la existencia de una caja b del partido y el pago de sobresueldos― y de ascender a varios agentes para apartarlos de la investigación. Morocho denunció estas maniobras en su comparecencia en el Congreso y ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, que instruye el caso Kitchen sobre el espionaje ilegal al extesorero del PP.
En una conversación entre Villarejo y Cospedal fechada el 26 de febrero de 2013, cuando el inspector jefe ya investigaba los apuntes contables de Bárcenas por orden del entonces juez instructor del caso Gürtel, Pablo Ruz, el primero comentó las dificultades para cambiar los párrafos del documento policial que más daño le hacían al PP. No obstante, el comisario le aseguraba a la política que parte de ese trabajo ya estaba hecho. “En un informe se hace referencia a la lista que hacen en EL PAÍS [que en enero de ese año había destapado la contabilidad opaca del PP], pero no se ponen 17 nombres de todos los tíos [en referencia a los dirigentes populares que supuestamente cobraban sobresueldos]”, le anunció el policía.
Cuando declaró el 18 de junio del año pasado ante García-Castellón, Morocho fue prolijo al detallar estas presiones para eliminar de sus informes nombres como el de Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, aunque también que utilizó una estratagema para que, pese a todo, esa información llegara al juez Ruz. “[Al magistrado, esos datos] le llegaron en un anexo”, explicó Morocho a García-Castellón: “Hicimos una tabla sumatoria de todo lo percibido, pero en el cuerpo [del informe] no estaban. [...]. Luego le tenía que decir al juez qué era lo que me habían obligado a quitar. O [le decía]: ‘Esto no lo he puesto aquí y lo he tenido que poner allí, en el anexo, porque me impedían ponerlo”, añadió.
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Estas maniobras quedaron también recogidas en las agendas intervenidas a Villarejo, a las que tanto el magistrado García-Castellón como la Fiscalía dan una alta credibilidad. Así, tras una supuesta conversación con el jefe de gabinete de Cospedal el 29 de abril de 2013, el comisario apuntó: “Problemas sobre el último informe de Moroc[ho]”. Ese mismo día, el inspector jefe había firmado un informe en el que apuntaba que el “M. R.” que aparecía en la contabilidad opaca como perceptor de 163.507 euros de la caja b del PP era indiciariamente Mariano Rajoy.
En otra de las conversaciones, Villarejo le asegura a Cospedal que, para evitar en lo sucesivo problemas con los informes policiales, el Ministerio del Interior ―que entonces encabezaba Jorge Fernández Díaz, imputado como cabecilla de la trama Kitchen― debían facilitar el ascenso de varios agentes del caso Gürtel para, de ese modo, obligarlos a abandonar la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) e ir a otros destinos. Morocho denunció al juez que, efectivamente, le ofrecieron el traslado como agregado de Interior a la Embajada de Lisboa, un puesto con una mejor remuneración económica.
El inspector jefe detalló al juez que esta oferta le llegó de boca del comisario José Luis Olivera, antiguo jefe de la UDEF y posterior responsable del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CITCO), también imputado el caso Kitchen. El inspector jefe añadió que durante esa charla el comisario recibió una supuesta llamada de Fernández Díaz, de la que dedujo que este se interesaba precisamente por el asunto que estaban tratando. Coincidiendo con estas fechas, Villarejo escribió en sus agendas, junto al nombre de Morocho, la palabra “Lisboa”.