Mitología incómoda: ‘Unabomber’ sigue siendo referente para gente tan dispar como Musk o Mangione

Hace 30 años que el terrorista estadounidense fue detenido y hace uno y medio que se suicidó en prisión

Theodore J. Kaczynski, Unabomber, es conducido por policías en Montana el 4 de abril de 1996.Michael Macor (The San Francisco (The San Francisco Chronicle/Getty Images)

Carlos, navarro de 27 años, cuando se aburre, como la mayoría de chavales de su generación, recurre al viaje autómata por diferentes redes sociales. Youtube, Tiktok, Instagram, X… Al poco rato, aparece una publicación que ya había visto. Un pantallazo de una aplicación que en inglés dice: “Responde a más fans con tu propia IA. Crea tu propia IA para responder pre...

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Carlos, navarro de 27 años, cuando se aburre, como la mayoría de chavales de su generación, recurre al viaje autómata por diferentes redes sociales. Youtube, Tiktok, Instagram, X… Al poco rato, aparece una publicación que ya había visto. Un pantallazo de una aplicación que en inglés dice: “Responde a más fans con tu propia IA. Crea tu propia IA para responder preguntas, compartir links y conectar con tus fans sin tener que aceptar solicitudes de mensajes”. Detrás del mensaje aparece el rostro de un hombre barbudo, desaliñado y adusto. Carlos comparte el contenido con varios conocidos ideológicamente antagónicos, que ríen o comentan que tiene razón. Ese hombre es Theodore J. Kaczynski, el terrorista estadounidense conocido popularmente como Unabomber.

De entre todos los rincones de las redes sociales, de entre todas sus modas, pocas hay más extravagantes que los post sobre Kaczynski. Fotos y vídeos con música machacona y pegadiza que muestran su destartalado refugio, sus bombas caseras, pasajes de su manifiesto, su ficha policial o su retrato robot. Perfiles que animan a tomar la “Ted-pastilla”. Una referencia de la película Matrix en la que el protagonista Neo escapa de su cárcel mental-onírica tras ingerir una píldora roja. En su caso: el mundo industrial y sus consecuencias. El hombre, escribió Baudelaire, recorre el mundo entre bosques de símbolos que lo miran con ojos familiares.

Graduado precozmente en Harvard, Kaczynski completó su doctorado en matemáticas en la Universidad de Míchigan. Tesis tan compleja que se dijo de ella que solo 10 o 12 personas en Estados Unidos podrían comprenderla. Más tarde, fue profesor adjunto en Berkeley, renunciando apenas dos años después para aislarse del mundo en una cabaña sin agua corriente, gas o electricidad, de apenas 13 metros cuadrados en los bosques de Montana, al más puro estilo de Thoreau o Emerson.

Desde allí atentó contra académicos, empresarios e, indiscriminadamente, contra civiles con explosivos caseros entre 1978 y 1995. Mató a tres personas e hirió a otras 23 con el objetivo de acelerar el colapso de la sociedad industrial. Sus envíos convirtieron abrir el correo en fuente de nerviosismo para muchos estadounidenses. En 1995, propuso abandonar la violencia si un medio nacional publicaba un manifiesto de más de 25.000 palabras en el que exponía cómo los fundamentos sociales e industriales del sistema económico habían conducido a una época de sufrimiento y daños ambientales.

Tras su muerte en 2023 se produjo un auge de su figura, que ya venía acrecentándose a través de diferentes series y películas

La fiscal general presionó y el The New York Times y el Washington Post lo publicaron. El gran error de Ted, voló demasiado cerca del sol. Su hermano David identificó sus ideas y su estilo literario y lo notificó a las autoridades que, tras un análisis lingüístico, lo confirmaron. Durante toda su campaña, el FBI dedicó más de 50 millones de dólares (su presupuesto total el año de la captura fue de 2.240 millones) y solo fue capaz de apresarlo gracias a las cartas que proveyó su hermano. El diablo está en los detalles. Afrontó un juicio en el que se le denegó poder representarse a sí mismo a pesar de que se jugaba la pena de muerte: se declaró culpable de los cargos y se le conmutó la sentencia por cuatro cadenas perpetuas. David recibió un millón de dólares de recompensa; sus treinta monedas de plata.

Fue encarcelado en 1998 en la prisión de máxima seguridad ADX Florence, en Colorado, cambiando su cabaña de 13 metros cuadrados por una celda de siete. Permaneció junto con miembros fundadores de Al Qaeda, cerebros del 11-S, espías soviéticos o “El Chapo” Guzmán entre otros. Lo mejor de cada casa. En 2021, fue trasladado a una prisión medicalizada donde el 10 de junio de 2023 se suicidó.

Tras su muerte, se ha producido un auge de su figura que ya venía aumentando desde la emisión de varias series y películas sobre su vida por parte de gigantes audiovisuales como Netflix o Discovery Channel. Su manifiesto —siendo gratuito y de dominio público— sigue siendo uno de los libros más vendidos en Amazon en la categoría de pensamiento radical; el FBI trasladó su cabaña en el verano de 2020 a sus oficinas centrales tras ver que se estaba convirtiendo en un lugar de peregrinación y, este pasado junio, el libro Old King, de Maxim Loskutoff, que trata sobre Kaczynski, fue elegido como uno de los mejores libros del año por Publisher Weekly.

Si el filósofo alemán Max Müller tenía razón cuando defendía que tanto en la época moderna como en la de Homero tenemos mitos, —solo que no los identificamos porque vivimos a su sombra— Ted Kaczynski es uno de ellos. Originalmente influyente en muchos actores de movimientos radicales ecologistas por su tecnofobia, recientemente, sus virulentas críticas contra el “izquierdismo” le ha hecho ganar peso en los círculos de extrema derecha. El terrorista noruego Anders Breivik, autor de la muerte de 77 personas y de más de 300 heridos, plagió extensas partes de su manifiesto. El partido neonazi griego Amanecer Dorado tradujo su obra en 2018. El —ahora eliminado— audiolibro fue creado por Augustus Invictus, conocido supremacista blanco estadounidense. Elon Musk tuiteó que “podría no estar equivocado” y el polémico comentarista estadounidense Tucker Carlson dijo sobre él: “mala persona, pero buen análisis”. Luigi Mangione, el presunto asesino del CEO de UnitedHealthcare Brian Thompson el pasado 4 de diciembre, escribió en la plataforma Goodreads una reseña en la que decía: " ‘La violencia nunca ha resuelto nada’ es una frase pronunciada por cobardes y depredadores”.

La figura del extremista viene mitificándose por parte de perfiles políticos desconcertantemente diversos: anarcoprimitivistas, ecofascistas, marxistas ortodoxos, conservadores… Cada cual con sus propias incongruencias recoge e idealiza la figura y las ideas de Kaczynski. Ellos, al igual que los perfiles en redes sociales, romantizan el retorno a un modo de vida preindustrial por un diagnóstico distópico de la actualidad y su futuro. Utilizando, paradójicamente, medios digitales con millones de seguidores para difundir una filosofía política anti-tecnológica.

Carlos seguirá deambulando por redes sociales y volverá a ver una publicación con Kaczynski, esta vez sobre publicidad en el cielo, y esta vez será él quien diga que el estadounidense tenía razón. En el bosque de Baudelaire los símbolos acogen y cobijan, pero también enredan. Hay que andar prestando atención, aunque sea un bosque de Montana.

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