Nueva vida (artística) para los corchos de vinos y cavas

Cada año se descorchan en Cataluña 100 millones de tapones de vino y otros 30 millones de tapones de cava, lo que equivale a más de 500 toneladas métricas de residuos. El corcho es un material natural que se extrae de la corteza del alcornoque, árbol que la regenera con el paso del tiempo. Un ejemplo de equilibrio sostenible en la gestión agroforestal que se desecha después de haber cumplido su función. Está de plena actualidad por sus cualidades como aislante térmico y acústico, además de su resistencia al fuego y a la intemperie, lo que permite su uso como revestimiento. Grandes arquitectos ...

Cada año se descorchan en Cataluña 100 millones de tapones de vino y otros 30 millones de tapones de cava, lo que equivale a más de 500 toneladas métricas de residuos. El corcho es un material natural que se extrae de la corteza del alcornoque, árbol que la regenera con el paso del tiempo. Un ejemplo de equilibrio sostenible en la gestión agroforestal que se desecha después de haber cumplido su función. Está de plena actualidad por sus cualidades como aislante térmico y acústico, además de su resistencia al fuego y a la intemperie, lo que permite su uso como revestimiento. Grandes arquitectos contemporáneos como Víctor López Cotelo lo han utilizado en el exterior de algunas de sus obras.

Para reciclarlo e integrarlo en la economía circular y darle al tapón de corcho una nueva vida, además de para ofrecer trabajo a colectivos desfavorecidos, se ha puesto en marcha Aflote, proyecto impulsado por Lluís Morón, referente en implantación de imagen e identidad corporativa en España y fundador de la empresa y de la Fundación Signes, interesadas en promover el diseño gráfico (trajo a España a referentes internacionales como Ron Arad, Oliviero Toscani, Erik Spiekermann o Alan Fletcher), iniciativas que le hicieron ganador del Premio a la Excelencia Empresarial en la modalidad de Diseño en 2004, y al Premio Nacional de Diseño 2006.

Lluís Morón explica el origen: “En una cena con amigos, entre los que estaba el sumiller Albert Pérez, le pregunté qué hacían con los tapones de corcho que quedaban encima de las mesas y me respondió que nada. Yo me quedé pensando y al día siguiente decidí que el corcho se debía reciclar, sí o sí”. Siguiendo el instinto de una doble inquietud social y ecológica, se ­reunió con el gremio de restauración de Barcelona y convenció a más de 250 establecimientos de hostelería. De lunes a viernes, entre las 11.00 y las 16.00, un empleado pasa con la bicicleta (obvio) a recoger los tapones de corcho guardados que, una vez reciclados en la planta de reciclaje y taller industrial de Polinyà (Barcelona), sirven de materia prima para diseñadores como Jaime Hayón, Pepa Reverter, Otto Canalda o Ramón Úbeda. Así, algunos restaurantes devuelven el corcho a la mesa convertido en florero o en lámpara. En el caso de que el corcho contenga chapa metálica, como ocurre con las botellas de cava, no hay problema, el metal también se recicla. De él se sirve el artista de ­ready-made Miquel Aparici.

Desde el 15 de octubre se pueden adquirir las piezas en la web de Aflote o en La Capell, la refinada tienda del colegio de Arquitectos en Barcelona. “Con lo recaudado se seguirá nutriendo el proyecto, con el objetivo, a largo plazo, de dar trabajo a más personas (la mayoría provenientes del sindicato de manteros)”, explica Morón.

Ramón Úbeda, director de arte de Aflote y gran inspirador de la cultura del diseño, habla así del proyecto: “Mi encargo, para todos, era muy concreto: diseñar una pieza que pudiera volver al restaurante. De la mesa a la mesa, parafraseando el famoso libro Cradle to Cradle [de la cuna a la cuna], de Michael Braungart y William McDonough. Estos proyectos no son menores. Estamos reciclando corchos, pero con ello contribuimos a mejorar las condiciones de vida de algunas personas”.