El año en que se secó el cielo

Cataluña vive la peor sequía de su historia. Ni siquiera la lluvia caída a finales de marzo parece que vaya a aliviar un verano de restricciones. Ante este panorama, el fotógrafo Joan Alvado empezó a retratar a finales de 2023 la desolación de los pantanos catalanes, recorriendo las cuencas del interior de Tarragona y Barcelona. Estas imágenes son el resultado de un viaje a una realidad que se parece demasiado a una distopía.

El pantano de la Baells, en la barcelonesa comarca del Berguedà, retratado el 11 de febrero de este año. En aquel momento se encontraba al 19,82% de su capacidad.Joan Alvado

La idea de este proyecto fotográfico me acompaña desde mediados de 2023, pero tardé unos meses en decidirme a iniciarlo. Un factor principal me hacía dudar si debía abordarlo: en Cataluña había mucha gente retratando la peor sequía a la que se ha enfrentado el territorio en toda su historia. Para mí era importante aportar algo nuevo. A finales de 2023 visité mi primer pantano. Comencé desde la intuición, sin una gran investigación previa. Aquel viaje iniciático fue breve, pero me sirvió para entender cómo relacionarme fotográficamente con un hábitat que era nuevo para mí. Agua y barro. En mi s...

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La idea de este proyecto fotográfico me acompaña desde mediados de 2023, pero tardé unos meses en decidirme a iniciarlo. Un factor principal me hacía dudar si debía abordarlo: en Cataluña había mucha gente retratando la peor sequía a la que se ha enfrentado el territorio en toda su historia. Para mí era importante aportar algo nuevo. A finales de 2023 visité mi primer pantano. Comencé desde la intuición, sin una gran investigación previa. Aquel viaje iniciático fue breve, pero me sirvió para entender cómo relacionarme fotográficamente con un hábitat que era nuevo para mí. Agua y barro. En mi segunda mañana, ya me había hundido en barro hasta la rodilla. Y sin ir con el calzado adecuado. A principios de este año comencé a tomarme el proyecto más en serio. Viajaba con mi padre, fotografiando principalmente las cuencas del interior de Tarragona. Si quieres aportar algo nuevo, debes tomar caminos menos transitados. Y yo quise girar el paisaje hacia un punto diferente, una interpretación de la sequía no literal. Encontré mi propia vía separándome de la realidad estricta. La falta de agua desvela un nuevo territorio, sumergido durante muchos años, que a mis ojos se presentaba como un futuro distópico, aunque quizás no tan lejano. Agua y barro. Y tierra, polvo y antiguos campos de cultivo que emergían, con tocones de árboles que fueron ahogados por los embalses hace ya generaciones. Las acciones del pasado contenían, una vez más, nuestro futuro.

Cuando se tomó esta imagen, el 15 de enero de 2024, el embalse de Sau, en la cuenca del río Ter a su paso por la comarca de Osona (Barcelona), se encontraba a apenas un 1,42% de su capacidad.Joan Alvado
Riudecanyes (Tarragona), retratado el 14 de enero de este año, cuando se hallaba a solo un 3,16% de su capacidad. La sequía ha hecho que emerjan un buen número de kilómetros cuadrados de tierra que han estado bajo el agua durante años.Joan Alvado
La Baells, al 19,82% el pasado 11 de febrero. Tras las lluvias de Semana Santa alcanzó el 25,77%.Joan Alvado
Guiamets, en Tarragona, al 5,15% el 17 de enero de este 2024.Joan Alvado
El pantano de Siurana, en la tarraconense comarca del Priorat, el 12 de enero de este año, cuando se encontraba al 3,16% de su capacidad.Joan Alvado
Imagen de la Baells, en la cuenca del río Llobregat, el 11 de febrero de 2024.Joan Alvado
La boca del río Siurana, afluyente del Ebro, el pasado 16 de enero.Joan Alvado
El pantano de Santa Anna, entre Huesca y Lleida, el 13 de noviembre de 2023. En aquel momento se hallaba al 19,82% de su capacidad.Joan Alvado
Siurana, el 14 de enero. El embalse fue construido en 1972.Joan Alvado


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