Los ucranios ya tienen casa en París
La Ciudad Internacional Universitaria acogerá a 500 estudiantes e investigadores que huyen de la guerra, mientras nace un proyecto virtual como homenaje al país agredido.
En 1920, sobre las ruinas de la I Guerra Mundial, el humanista André Honnorat se empeñó en hacer realidad la utopía de fundar en París “un lugar donde los jóvenes de todos los países pudieran, a la edad en que se hacen amistades duraderas, tener contactos y apreciarse unos a otros”. Con apoyos de filántropos y cabezas pensantes, pudo ver cristalizado su sueño cinco años después, cuando se inauguró de manera oficial la ...
En 1920, sobre las ruinas de la I Guerra Mundial, el humanista André Honnorat se empeñó en hacer realidad la utopía de fundar en París “un lugar donde los jóvenes de todos los países pudieran, a la edad en que se hacen amistades duraderas, tener contactos y apreciarse unos a otros”. Con apoyos de filántropos y cabezas pensantes, pudo ver cristalizado su sueño cinco años después, cuando se inauguró de manera oficial la Cité Internationale Universitaire de París (Ciudad Internacional Universitaria de París), una ciudad-jardín en la que desde entonces conviven estudiantes de todo el mundo repartidos en las distintas residencias que cada país decidió edificar. La Cité, cuyo deseo fundacional fue proteger el frágil significado de la palabra “paz”, ha visto cómo a lo largo del siglo XX diferentes guerras y conflictos obligaron a cerrar temporalmente algunas de sus casas e incluso a que se convirtieran en cuarteles efímeros.
Ahora, dado que la historia parece que fatídicamente se repite, fiel a su espíritu humanista y en solidaridad con el pueblo ucranio, la Ciudad Internacional Universitaria de París ha planificado acoger y apoyar hasta a 500 estudiantes, investigadores y académicos ucranios afectados por la guerra durante el curso académico 2022-2023. Como la Cité no dispone de una Maison de l’Ukraine (Casa de Ucrania), se le ha pedido al arquitecto Jean-Michel Wilmotte que diseñe una virtual. Es un proyecto altamente simbólico y una respuesta concreta para llamar la atención sobre el futuro de los jóvenes afectados por la guerra, en la línea de esa larga tradición de acogida de estudiantes refugiados que acompaña a la institución. Miembro de la Academia de Bellas Artes desde 2015, Jean-Michel Wilmotte es arquitecto, urbanista y diseñador. En 1975 fundó Wilmotte & Associés, un estudio que contabiliza más de 100 proyectos en 30 países. “No podía dejar de aceptar este proyecto, me parecía una opción obvia”, explica, y añade: “La Casa de Ucrania es un proyecto virtual que evoca el drama de un país que me gusta especialmente. Quería proponer un lugar donde los estudiantes pudieran vivir y trabajar, y ofrecerles así una perspectiva positiva de futuro”. Wilmotte & Associés ha diseñado un pabellón deudor de la arquitectura constructivista, cuyos volúmenes y uso de materiales recuerdan la bandera ucrania. Es por tanto una forma de poner de relieve el arte y la cultura como respuesta al ruido y la destrucción de la guerra. Se diseñaron tres elementos: la fachada de la casa, una habitación y un espacio colectivo con un piano.
Para empezar, la casa virtual, que tiene su web oficial, servirá principalmente para ofrecer a los estudiantes e investigadores alojamiento en las otras 43 casas físicas del campus. También acompañará, asesorará y ofrecerá las mejores condiciones posibles para reanudar o continuar sus estudios en francés, así como la enseñanza superior francesa. Les permitirá preparar su futuro personal y profesional, garantizando la protección de su proyección académica.
Maxim, estudiante francocanadiense y residente en la Casa de Canadá de la Cité, explica: “El ideal y la utopía representados por la CIUP al final de la Gran Guerra aún persisten, mientras renacen los conflictos y el miedo se cuela por todas partes. A pesar del contexto conflictivo y difícil, las grandes y hermosas ideas de paz, cultura, tolerancia y solidaridad aún viven aquí”.
Por su parte, la joven estudiante ucrania Vikktoria, recién aterrizada en París, acogida en la Casa de Portugal, declara: “Por culpa de la guerra en Ucrania, sé que la vivienda que ocupaba podría desaparecer en cualquier momento. Me siento como en casa en la Casa de Portugal, y me gustaría que todos los estudiantes ucranios que han perdido su hogar puedan encontrarlo de nuevo aquí”