Elizabeth Duval y Juan Manuel De Prada: dos generaciones antagónicas firman la paz por Navidad

Los escritores conversan sobre crispación política, medios de comunicación y literatura mientras pasean entre los bulevares de mariscos, viandas y dulces del Mercado de la Paz.

Los escritores Juan Manuel de Prada y Elizabeth Duval posan en una de las zonas al aire libre del Mercado de la Paz, en el madrileño barrio de Salamanca.Pablo Zamora

A Juan Manuel de Prada (Barakaldo, 51 años) y a Elizabeth Duval (Alcalá de Henares, 22) les une su amor por la literatura, y ambos cursan hoy estudios universitarios en Filología. Por casi todo lo demás, son personajes —aparentemente— incompatibles. De Prada, corpulento, raya al lado, se siente perdido en la capital y es columnista en medios conservadores. Duval, menuda, con un aro en la nariz, vive en París y escribe en prensa de ...

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A Juan Manuel de Prada (Barakaldo, 51 años) y a Elizabeth Duval (Alcalá de Henares, 22) les une su amor por la literatura, y ambos cursan hoy estudios universitarios en Filología. Por casi todo lo demás, son personajes —aparentemente— incompatibles. De Prada, corpulento, raya al lado, se siente perdido en la capital y es columnista en medios conservadores. Duval, menuda, con un aro en la nariz, vive en París y escribe en prensa de izquierdas. Él se sentará en Nochebuena con sus padres y hermanos a comer cordero y turrones, alumbrados por el árbol y el nacimiento del belén. Ella celebrará esa noche junto a su pareja y sus dos gatos en un piso parisiense sin decorar. No se recrearán en comidas típicas: “Si acaso, ostras o vieiras en un picoteo a la francesa”, ríe. En este encuentro navideño de finales de noviembre, entre dos latas de cerveza y unas patatas fritas en el Mercado de la Paz, Duval —trans— y De Prada —católico y contrario a la teoría de género— conversan sobre política y literatura. Pero muy lejos de un acalorado debate, surge entre ellos un coloquio de entendimiento.

¿Qué momento de este año destacaríais de la política española?

Duval. La salida de los confinamientos fue un alivio. Un momento de menos mal que durante un tiempo, esto se acaba.

De Prada. A mí me inquieta la estigmatización de los no vacunados. Que se hable de pasaportes o que Sanidad no les pague su enfermedad, me parecen debates fascistas.

Duval. Se debe fomentar que la mayor población posible se vacune por salud pública. Pero no hablar de los no vacunados como si fueran monstruos. Pueden tener sus motivos para no hacerlo y hay que intentar contar con la responsabilidad de esa gente.

De Prada. Sucede con el encono ideológico. Hay mucha gente que piensa que puede construir España sin los de Vox, los de Podemos o los católicos.

Duval. Desde Podemos a veces cuando hablan de la república, dicen: “¿Y cómo hacemos luego para que no se convierta en una república de derechas?”.

De Prada. Eso es inviable, es una disociedad.

¿Vivimos una dictadura de la corrección política?

Duval. Que la gente opine de forma un poco chabacana no impone ningún gobierno duro sobre la opinión.

De Prada. Lo que ha tornado distinta nuestra época es que los medios de comunicación se han convertido en los nuevos clérigos. Hay personas con prejuicios sobre las vacunas, pero los medios impiden el debate porque tienden a establecer categorías muy nítidas.

Duval. Junto a las redes sociales están construyendo una suerte de maniqueísmo.

De Prada. En el cual o aceptas totalmente lo que te dice Pfizer o eres un tarado terraplanista.

Duval. Sobre todo las redes sociales, donde se reduce un debate a cortes de 30 segundos en los que la gente le propina el mejor zasca al otro. Los medios adquieren un papel de espacios para la sentencia, no para la reflexión.

De Prada. Si Liz y yo viviéramos hace un siglo la gente no tendría la noción de nosotros que tiene hoy. Los medios te convierten en una caricatura. Tú dejas de ser tú y eres simplemente la chica trans o el chico católico.

Duval. Pasolini esboza en las cartas luteranas un rechazo absoluto de la noción de tolerancia, que esconde la incapacidad para ver en el otro algo más que su diferencia. Es una noción hipócrita de la que pecan sobre todo los medios progresistas.

De Prada.También es tentador. Significarte por algo, a la vez que te caricaturiza, te puede dar más relieve.

Duval. Es un arma de doble filo.

¿Se traduce esa polarización política en la literatura?

De Prada. Es inevitable, pero hoy, el lector demanda más al escritor que se pronuncie.

Duval. Exige que su obra sea un reflejo exacto de lo que conciben que es su ideología. No que defienda el texto, sino los presuntos argumentos que hay en él.

De Prada. Al escritor le ha tocado bajar de la colina para dar voz a sus lectores y la suya ha quedado mediatizada por el discurso ideológico que demandan esos lectores.

Elizabeth Duval lleva traje de chaqueta de terciopelo rojo, camisa azul, escarpines negros y bolso Diana de piel marrón y asas de bambú, todo de Gucci. Juan Manuel de Prada lleva su propia ropa.Pablo Zamora

¿Impera una cultura del ocio en detrimento de una “gran literatura”?

Duval. No es que no existiera en su momento literatura de folletín que complaciera a las masas, sino que la cultura de masas ha aumentado exponencialmente. Es normal por el sistema socioeconómico en el que vivimos. Puede que no produzca ningún acceso a la belleza ni haga más inteligente a nadie. Pero es el producto de una sociedad que se ha democratizado tanto que funciona así.

De Prada. A mí me inquieta. Siempre ha existido esa distinción entre alta cultura y baja cultura. Pero la llamada cultura popular eran expresiones auténticamente populares, como los romances…


Duval. O los trovadores…

De Prada. Surgió del pueblo. En cambio, la llamada cultura de masas no es auténticamente popular. Se aprovecha de las limitaciones culturales del pueblo para deslizar un discurso establecido desde otros ámbitos. La editorial que publicó En busca del tiempo perdido fue una de las grandes francesas. Hoy, probablemente Proust no podría publicar esa novela en la editorial Planeta.

Duval. Quizás lo intentaría en un sello menor… Aunque también está el fenómeno de las grandes editoriales que compran las editoriales pequeñas y desvirtúan su catálogo.

De Prada. Las destruyen. Hay escritores que hace 25 años, eran considerados muy entretenidos, pero nadie los consideraba importantes. Estas categorías se han difuminado por completo.

Duval. El otro día, en una charla, una mujer se me acerca y me dice: “ah, ¿eres escritora? ¿de qué género?”. Yo no supe qué decirle. Su expectativa de respuesta era: de terror, romántica, ciencia ficción.... Esta categorización es muy absurda y antes no estaba presente. No pude responderle que ficción literaria porque me habría mirado como…

De Prada. Es que el escritor es escritor.

A pesar de vuestra visión antagónica sobre las teorías de género, coincidís en muchas cosas…

De Prada. Nuestras sociedades no son homogéneas. Tenemos que convivir personas con ideas opuestas. Aquí se ha demostrado que compartimos mucho. Es la maravilla del ser humano. Un dominico francés decía que la Iglesia es intransigente en los principios porque cree y transigente en la práctica porque ama. Seguramente Liz y yo no nos vamos a poner de acuerdo en esta cuestión pero vamos a poder amarnos en el sentido de que hay muchas otras cuestiones en las que no solo estamos de acuerdo sino que tenemos unas pasiones comunes: la literatura, la filosofía… Y podemos establecer un ámbito de convivencia.

Duval. Me parece una argumentación muy bonita.

Al final del encuentro, De Prada pidió a Duval su novela Madrid será la tumba. Ella tomó nota de su dirección postal. Queremos pensar que aquel regalo llegará el 24 poco antes de que De Prada se arranque a cantar villancicos.

Créditos

Maquillaje y peluquería Ricardo Calero para Salón 44, Chanel Shu Uemura Art of Hair y Helena Liébanas @COOL para Bioderma y GHD 
Asistentes de fotografía Pablo Leono y Juan José Martínez
Agradecimientos Mercado de La Paz: Calle de Ayala, 28B, 28001 Madrid. Teléfono 914 35 07 43 (mercadodelapaz.com)
Estilismo Beatriz Moreno de la Cova 

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