La ballena azul vuelve a la costa gallega
Las razones del regreso del animal más grande del planeta no están claras para los expertos.
Se las ha visto cerca de la costa de Louro, en Muros, y de la isla de Sálvora, y de las Cíes, avistadas por equipos de ONG y barcos guardacostas. Los datos acumulados a partir de 2017 apuntan claramente a que la ballena azul está regresando al Atlántico gallego casi 40 años después de que se cazaran en esta costa, en 1978, los tres últimos ejemplares de este gigantesco mamífero.
Bruno Díaz, biólogo marino al frente de ...
Se las ha visto cerca de la costa de Louro, en Muros, y de la isla de Sálvora, y de las Cíes, avistadas por equipos de ONG y barcos guardacostas. Los datos acumulados a partir de 2017 apuntan claramente a que la ballena azul está regresando al Atlántico gallego casi 40 años después de que se cazaran en esta costa, en 1978, los tres últimos ejemplares de este gigantesco mamífero.
Bruno Díaz, biólogo marino al frente de The Bottlenose Dolphin Research Institute BDRI con sede en O Grove (Pontevedra), cuenta que en las sucesivas expediciones de su equipo, dentro del proyecto de estudio (Balaenatur) de las pautas migratorias de la ballena azul en la plataforma continental, han individuado 18 ejemplares en 35 avistamientos. Así han ido confeccionando una lista. Dos rorcuales azules en 2017, otros dos en 2018 y otros tantos en 2019. Cinco ejemplares más en 2020 y siete en el año en curso, los dos últimos el 4 de septiembre pasado.
Localizar estas ballenas no es fácil porque no se aproximan a la costa tanto como en otras latitudes. Con una longitud de entre 25 y 30 metros, más de 150 toneladas de peso y un corazón del tamaño de un coche pequeño, es el animal más grande que existe. Se calcula que apenas 500 ejemplares surcan las aguas entre la península Ibérica e Islandia, frente a unas 58.000 ballenas comunes, según datos que aporta el biólogo marino Alfredo López, de la Coordinadora para o Estudo dos Mamiferos Mariños (Cemma). Precisamente su tamaño hizo de ellas las presas más codiciadas de la industria ballenera, que estuvo a punto de exterminarlas, antes de que la Comisión Ballenera Internacional prohibiera su caza en 1966. La decisión no afectó a España, que no se integró en dicha organización hasta 20 años después. Hasta esa fecha, en Galicia siguieron faenando barcos balleneros (el último rorcual común se cazó en 1985), y funcionaron tres factorías dedicadas a este comercio, la de Caneliñas en Cee (A Coruña), Balea en Cangas (ría de Vigo) y Morás en Xove (Lugo).
¿Qué las ha traído de vuelta? Díaz cree que una suerte de memoria, porque recuerdan que la especie frecuentaba de antiguo estas aguas. “Es la hipótesis que barajan compañeros que están trabajando en esto en la costa californiana, y han visto ejemplares de edad temprana que están volviendo a una zona independientemente de la alimentación que haya. También lo hemos visto nosotros, ballenas que han vuelto a esta costa aunque la distribución del alimento cambió”, señala.
Alfredo López tiene otra hipótesis: “La presencia reiterada de las ballenas en la plataforma de Galicia, de un modo tan intenso en verano y otoño, lo que indica es que en su migración ya no descienden a latitudes tan bajas como solían”, explica. “El cambio de temperatura planetario hace que su frontera (el ecuador) se esté ensanchando. Eso significa que están perdiendo pastos clásicos y buscan otras áreas, quizás no tan adecuadas pero son las que encuentran, y así se asientan temporalmente en esta costa”.
Lo único seguro es que su renovada presencia en Galicia es una buena noticia para la industria turística. Las excursiones para ir a ver ballenas en las zonas que frecuentan son una atracción en alza con más beneficios que la residual industria ballenera