¿Qué haría usted durante un apagón de Internet?
Hay países donde una leve caída crispa los nervios y otros en los que no es ni un derecho civil.
Si mañana le cortaran internet, tras la sorpresa y la imposibilidad de comentarlo (no habría terapias de grupo en Twitter o WhatsApp), probablemente buscaría el teléfono de atención al cliente, pero no encontraría el número porque no funciona internet. Luego reclamaría la presencia de una autoridad competente. Se sentiría ultrajado como consumidor y ciudadano. La ONU considera que el acceso a internet es un derecho humano desde 2016. Posiblemente —y afortunadamente— no ...
Si mañana le cortaran internet, tras la sorpresa y la imposibilidad de comentarlo (no habría terapias de grupo en Twitter o WhatsApp), probablemente buscaría el teléfono de atención al cliente, pero no encontraría el número porque no funciona internet. Luego reclamaría la presencia de una autoridad competente. Se sentiría ultrajado como consumidor y ciudadano. La ONU considera que el acceso a internet es un derecho humano desde 2016. Posiblemente —y afortunadamente— no va a pasar por ese trago. Muchos vivimos en un mundo donde incluso la caída parcial de un servidor abre los telediarios. Pero hay otros mundos donde los cortes de la Red son un arma de control. Allí internet no se cae, “la tumban” o “la quitan”. Así, con el sujeto omitido. Desde 2011 ha pasado 850 veces en varios países, y el 90% de esos apagones (768) ha ocurrido en los últimos cinco años. Solo en 2019 hubo 213 cortes intencionados; en 2020, en medio de la pandemia, 155. En 2021 se informa de 20 apagones digitales en 21 países.
Los datos los aporta el Shutdown Tracker Optimization Project (STOP) de Access Now, que registra los cortes intencionados en el mundo. El más importante ocurrió en 2011 en Egipto. Duró cinco días. Los primeros sucedieron en 2007 en Guinea y en 2009 en Irán. Suelen coincidir con elecciones y protestas civiles. Afirma The Current, publicación de Jigsaw, el think tank de Google, que “los gobiernos han copiado esta táctica unos de otros para coartar la libertad de expresión, boicotear a los observadores internacionales e impedir la movilización social”.
Tras las últimas manifestaciones, Cuba pasó dos días sin internet, o con internet a medias. Una estrategia —la de la intermitencia digital— que se interpreta como una maniobra para hacer pasar los cortes intencionados por problemas técnicos. El 26 de julio, fiesta de la Revolución, hubo, al menos, dos horas de apagón, y el 13 de agosto, cumpleaños de Fidel Castro, internet amaneció renqueante. La calidad de la conexión se ha convertido en un termómetro. Cuando internet “va y viene”, los cubanos empiezan a preguntarse dónde será la protesta.