Flores de este mundo
La pasión por el mundo floral vive un auge que recuerda al que tuvo en el siglo XIX y su atractivo trasciende lo estético.
Que el arte floral está en expansión lo demuestran detalles como la perennidad del festival Temps de Flors, que desde 1954 llena de flores Girona cada mes de mayo; el número de seguidores en Instagram de artistas como Mary Lennox, Azuma Makoto o la diseñadora Rebecca Louise Law; la fascinación por los muros vegetales de Patrick Blanc; los cerezos en flor que acaba de plantar Damien Hirst en la Fondation Cartier de París, o el emp...
Que el arte floral está en expansión lo demuestran detalles como la perennidad del festival Temps de Flors, que desde 1954 llena de flores Girona cada mes de mayo; el número de seguidores en Instagram de artistas como Mary Lennox, Azuma Makoto o la diseñadora Rebecca Louise Law; la fascinación por los muros vegetales de Patrick Blanc; los cerezos en flor que acaba de plantar Damien Hirst en la Fondation Cartier de París, o el empeño del colectivo Flor Motion, que une a floristas españoles interesados en promover la cultura de la flor humanizando las ciudades con acciones y performances, influidos por colegas como Lewis Miller, que con sus Flower Flashes recubre papeleras y semáforos de Manhattan de hortensias, rosas y claveles, o Geoffroy Mottart, que disfraza con flores las esculturas de Bruselas.
Las flores viven un auge similar al del siglo XIX, cuando tanto se pintaban y representaban muy bien la utilidad de lo inútil. “Recordad que las cosas más bellas del mundo son las más inútiles: los pavos reales y los lirios”, decía Oscar Wilde. Incluso Baudelaire tiene su tumba de Montparnasse llena de ellas. En el siglo XX, hasta el contradictorio Heidegger cuenta que vio a sus alumnos despedirlo de la cátedra con un ramo de rosas blancas. Y la señora Dalloway, claro, en aquella eterna primera frase, dijo que las flores las traería ella.
Cita en Córdoba
Del 11 al 21 de octubre se celebra en Córdoba el festival internacional Flora (sí, igual que aquel óleo sobre tela de Arcimboldo de 1589). Las flores las traerán propuestas vanguardistas como las acciones sostenibles de Flor Motion (una guerrilla floral final aprovechando las “sobras”); el atrevimiento de integrar street art y arte floral a partir del tándem formado por Nuria Mora, referente del arte urbano, y la paisajista Inés Urquijo, y la presencia del artista floral belga Tom de Houwer, cuya formación en diseño gráfico y digital se refleja en sus creaciones geométricas y coloristas que han propiciado un estilo original extensible a sus conferencias, en las que defiende el vínculo entre la filosofía y la naturaleza. “Las flores me han guiado. Me han llevado a situaciones y lugares a los que nunca habría ido o experimentado sin ellas. Impartiendo lecciones sobre el proceso de trabajar con ellas para crear belleza, vi que también conectaba con personas y que podía agregar el desarrollo personal al contenido”, reflexiona. Y añade: “Cuando regalamos flores, ya sea por el nacimiento de un niño, en un funeral o en cualquier otra ocasión, es para reconocer la conexión que tenemos. Al crear arte con ellas, juntas a las personas para trabajar en algo positivo, y la conexión es necesaria en este presente polarizado”.
Evocar la necesidad de belleza en espacios cotidianos y su capacidad de seducción remite a los colores y aromas que adelantan la primavera en los inviernos; y a la hermosa Elena Muti, de Il piacere de D’Annunzio: “Con un gran manojo de rosas rojas, blancas, amarillas… que provocaban un extraño deseo de morderlas y tragárselas. Eran de carne verdadera, voluptuosas, con alguna sutil nervadura”.
Si para Ralph Waldo Emerson las flores demostraban que la belleza de un rayo supera a todas las utilidades del mundo, para Tom de Houwer representan “la transitoriedad y el renacimiento al mismo tiempo”.