Ocho lugares emblemáticos de Carcasona, el secreto medieval de Francia
Apostada en una colina, y separada por el río Aude de la ciudad nueva, esta ciudad, que cuenta con sitios emblemáticos como la Rue Trivalle, la Basílica de Saint-Nazaire o el bulevar Barbès, es una opción perfecta para adentrarse entre castillos, mercados y murallas
Al visitar la ciudadela de Carcasona, Walt Disney preguntó por qué no cobraban la entrada. Pero no es un parque temático, sino una ciudad de origen celta y romano, plaza fuerte en la Cruzada medieval contra los cátaros, salvada de la piqueta en el siglo XIX por el escritor Prosper Mérimée y el arquitecto Viollet-le-Duc. Sus dos grandes festivales de verano y el tren de alta velocidad suman motivos para visitarla.
01. El anillo de piedra
Apostada en una colina, y separada por el río Aude de la ciudad nueva, La Cité de Carcasona es la ciudadela o burgo medieval, protegido por un doble anillo de muralla, con 52 torres y cuatro puertas. Junto a la puerta principal, la de Narbona, está la oficina de turismo, con material y tours dirigidos a los numerosos visitantes españoles. En el anillo primero y más antiguo se ven trozos embutidos de muralla romana. El espacio entre el cerco primitivo y el anillo externo es lo que llaman las lizas. En esas lizas tienen lugar en julio y agosto dos grandes festivales: durante el día, justas medievales, mercadillos, puestos de comida, juegos para los críos. Por la noche, en el Teatro Jean Deschamps al aire libre, música de todos los registros, desde ópera o jazz hasta grandes estrellas mundiales.
02. Basílica de Saint-Nazaire
El templo dedicado a los mártires locales de época romana, Nazario y Celso, está pegado a la muralla y a la puerta de Saint-Nazaire. Conserva algo del siglo XI, como la portada románica, pero es en conjunto una bella iglesia gótica, restaurada por el arquitecto Viollet-le-Duc en el siglo XIX. Sus elegantes vitrales de los siglos XIII y XIV recuerdan a la Sainte-Chapelle de París, por la atmósfera de claridad e intensa espiritualidad.
03. Castillo y museo
El castillo de los Vizcondes, de los siglos XII y XIII, es un recinto dentro del espacio amurallado (aquí sí que hay que pagar para entrar). Rodeado por foso y puente levadizo, recorrer sus torres y adarves brinda un compendio de arquitectura y estrategia militar. En su interior hay salas para muestras temporales; actualmente, sobre los Juegos Olímpicos en general. También un museo lapidario con esculturas y piezas originales traídas a resguardo de la intemperie. Desde las almenas se tienen las mejores vistas de Carcasona, la vega del Aude y la ciudad nueva.
04. L’Hôtel de la Cité
Aunque fue erigido a principios del siglo XX, encaja bien con la armonía de piedras y estilos de la ciudadela, y es monumento nacional, obligado a abrir sus puertas a todos en las Jornadas del Patrimonio. Allí se han alojado Churchill, Walt Disney, Hemingway, De Gaulle o la reina Isabel II, y todas las grandes figuras de la música clásica o la canción moderna que actúan en el festival de verano. El comedor, o la terraza con piscina y unas vistas espectaculares, se disfrutan sin necesidad de ser huésped del hotel.
05. La Rue Trivalle y el Pont Vieux
La Rue Trivalle es la arteria que une la colina de La Cité con la Ville-Basse y llega hasta el Pont Vieux, que cruza el Aude. Se quiere convertir esta calle en un tramo peatonal (ya casi lo es) dedicado a cafés, restaurantes, pequeños hoteles, terrazas y locales de copas, tiendas de productos gastronómicos o artesanales. El Pont Vieux data del siglo XIV, es peatonal y ofrece una preciosa vista de La Cité. En un extremo está la capilla gótica de Nuestra Señora de la Salud (recuerdo de que hubo allí un hospital), en cuya entrada un mojón señaliza el Camino de Santiago.
06. La bastida de Saint Louis
La Ville-Basse fue construida tras la Cruzada contra los cátaros o albigenses, capitaneada por Simón de Montfort (quien cayó en el asedio reventado por una piedra). Levantaron entonces una bastida —ciudad tirada a cordel en torno a una plaza de mercado— con sus propias murallas. Estas han desaparecido y solo queda el Portal des Jacobins, a un lado de lo que llaman “el mercado” (bulevar Barbès). Todos los sábados se organiza allí un enorme mercado donde los campesinos llevan los productos de sus huertas o granjas, con quesos, embutidos, patés y delicatessen caseras.
07. Catedral de Saint Michel
Fue levantada entre los siglos XVI y XVIII. Como muchos templos de la región de Languedoc, sigue el modelo mediterráneo de iglesia gótica de una sola nave con capillas laterales. Las pinturas geométricas que cubren columnas y muros son de la época de Violett-le-Duc. Cerca sobresale otra iglesia gótica, la de Saint Vincent, de estructura muy similar y mejor conservada.
08. Les Halles y la Place Carnot
Les Halles es el mercado cubierto Prosper Montagné, un edificio de sillería tan grande que solo un ala alberga el mercado; el ala opuesta ha sido convertida en espacio cultural. Del mercado van desapareciendo los puestos de víveres y aumentan los dedicados a restauración, como ocurre en otras partes. La Place Carnot, a solo unos pasos de Les Halles, es un amplio espacio abrigado y arbolado, orillado por restaurantes que compiten por ofrecer el mejor cassoulet (el plato típico, de alubias con pato al horno), y terrazas donde prolongar la sobremesa de tarde o la velada de noche.
Suscríbete aquí a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiración para tus próximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, X e Instagram.