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Una clínica para adictos en mitad del desierto

La frontera norte de México es una de las mayores zonas de producción ilegal de drogas sintéticas. Lejos de las luces de Tijuana y de las tentaciones, adictos a las drogas más duras conviven en el centro de desintoxicación Caridad el Hongo. Así funciona

El Centro la Caridad el Hongo se encuentra en medio del desierto de Tecate, al norte del Estado de Baja California, en un páramo donde los adictos no tienen acceso a prácticamente nada. A pocos kilómetros del rancho se divisa el muro que divide Estados Unidos con México. En la imagen, los internos son supervisados por un guardia mientras contemplan una película en domingo, su día de descanso.Seila Montes
El desierto de Tecate es un territorio de serpientes cascabel, una de las especies más venenosas. Los internos la cazan y conservan como animales de compañía. En la imagen, un vigilante sobre una roca en los límites del centro rehabilitación controla que ningún interno intente escaparse, a unos pocos kilómetros del muro que separa México y Estados Unidos.Seila Montes
Detalle de la postura en la que están los internos para ver una película: sentados sobre banquetas con la espalda recta pegada a un ángulo imaginario; las manos de uñas recortadas sobre las rodillas muy juntas y la mirada fija en el televisor, una mirada durísima que algunos suavizan con una mueca de sonrisa ínfima. Los que acaban de llegar se les suministra tranquilizantes para calmarles los efectos de la abstinencia.Seila Montes
Muchos de los internos del centro son mexicanos que cruzaron a Estados Unidos y fueron deportados a Tijuana, donde cayeron en el mundo de las drogas.Seila Montes
Uno de los internos muestra un tatuaje en la mano con el retrato de su hermano, muerto por sobredosis.Seila Montes
La mayoría de los internos llegaron a la Caridad el Hongo por su adicción a la metanfetamina, pero también hay usuarios adictos a otras drogas y al alcohol.Seila Montes
El dormitorio del centro imita a los del ejército, con literas y las iniciales de los internos grabadas. Se puede apreciar el orden y la limpieza en cada esquina del cuarto. Una de las reglas del centro es que los usuarios limpien y recojan sus pertenencias cada mañana. No pueden comunicarse sin antes pedir permiso al director.Seila Montes
Roberto Salazar sirvió en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Tras cumplir su servicio, se enganchó a las drogas y empezó a delinquir. Lo deportaron a México y años después fundó el Centro Caridad del Hongo, del que es director.Seila Montes
Las temperaturas en el desierto de Tecate suelen rondar los más de 40 °C. Los internos trabajan con un sombrero para protegerse del golpe del sol.Seila Montes
En el centro los internos cuidan de los animales de granja como parte de su rehabilitación. Muchos de ellos aprenden a montar a caballo.Seila Montes
Antes de ser ingresado por la fuerza en el centro, Serafino llevaba 30 años enganchado a la metanfetamina, una droga que en los últimos años ha creado una pandemia de adicción en México. Amante de la naturaleza y los animales, es de los pocos internos que disfruta su estancia en el rancho de desintoxicación.Seila Montes
Cada día los internos tienen que hacer fila para cada una de sus necesidades, desde salir de las habitaciones hasta comer. En la foto hacen fila para ir al baño mientras son supervisados por un guardia.Seila Montes
El desierto de Tecate es un territorio de serpientes cascabel, una de las especies más venenosas. Los internos la cazan y conservan como animales de compañía. Algunos de ellos, como en la imagen, trabajan en la cocina del centro.Seila Montes
Uno de los internos alimenta a la cerda que matarán para celebrar un día festivo.Seila Montes