13 fotos

La desnutrición, la cadena perpetua del Corredor Seco

La escasez de comida en Centroamérica ha aumentado en los últimos años a causa de la pandemia, el cambio climático y el impacto de los desastres naturales. Miles de familias se acostumbraron al plato vacío

Los gemelos Reymundo, de dos años, pasan mucho tiempo solos. Viven en un caserío llamado Ojo de Agua, en el municipio guatemalteco de Jocotán, en Chiquimula, y cuando su madre sale a cualquier gestión, mientras el padre trabaja en el campo, no tarda menos de tres horas en volver. La ruralidad en Guatemala se traduce muchas veces en pobreza.Santiago Mesa
Esto lo conoce bien María Ana Ramírez, una mujer de 24 años, con dos hijos, de cuatro y de seis. Esta madre soltera no ha tenido medios para alimentarlos con mucho más que tortillas y sal. Por eso, su hija pequeña, Yesmin Fabiola, lleva meses sufriendo una desnutrición crónica, que podría generarle problemas en su vida adulta.Santiago Mesa
Los cinco primeros años de un niño son importantes, pero los dos primeros son clave; predicen el futuro. “Son primordiales para el desarrollo motor, cognitivo y físico”, explica Ana Lucía Salazar, oficial de nutrición de Oxfam en Guatemala. “Si un niño no mide y pesa lo que debe en esta etapa, se verá condicionado en el resto de su vida adulta; tardará más en aprender a leer y escribir, los órganos se les formarán más tarde…". Por eso, a esta enfermedad se la conoce como “la cadena perpetua”.Santiago Mesa
Oxfam lleva a cabo un proyecto de medición de peso y talla a los menores de cinco años de varios municipios guatemaltecos. Además, entrega 145 queztales (unos 16 euros) mensuales por cada miembro a las familias más vulnerables. En el municipio de Jocotán y Camotán, son 171. Las ayudas se otorgan durante los cuatro meses en los que se incrementa lo que llaman “hambre estacional”. Teresa Raymundo es una de las beneficiadas y aprovecha el día del ingreso para hacer una compra grande para los cinco miembros de su familia.Santiago Mesa
La desnutrición crónica no se quiere ir de Guatemala. Esta dolencia la arrastran uno de cada dos niños; el 46,5% según la última Encuesta Nacional Materno Infantil, del 2014-2015. Una situación que ha empeorado los últimos dos años por la pandemia y los huracanes Eta y Iota, que azotaron Centroamérica en noviembre. El país quetzal ya cargaba con el título de ser el sexto país con mayores tasas de desnutrición del mundo y el primero en Latinoamérica. “Tenemos las cifras del hambre de un país en guerra, sin estarlo”, dice Abelardo Villafuerte Villeda, delegado de Chiquimula.Santiago Mesa
Chiquimula es uno de los departamentos históricamente más afectados por la desnutrición crónica. Aunque actualmente cuenta con una tasa inferior a la media nacional (38%). Al menos 515 niños padecen desnutrición aguda, una variable aún más crítica que se mide en función del peso y que afectaba a 15.395 niños en todo el país en 2019 y aumentó a 27.913 en 2020. “Falta mucha voluntad política para atajar este problema”, critica por teléfono Villafuerte Villeda.Santiago Mesa
En la fila de la medición de talla y peso que organiza mensualmente Oxfam, paciente y con una sonrisa que se percibe aún con la mascarilla puesta, está Ramírez, con su hija Yesmin Fabiola, de cuatro. En su casa, a dos horas caminando del punto de encuentro, viven con su otro pequeño en una habitación que hace de cocina y cuarto. La cama está a pocos centímetros del fogón de leña que impregna de humo negro todo el ambiente. Según cifras de Unicef, solo el 43% de los niños de seis a 23 meses consume la dieta mínima aceptable, y solo el 26% de las madres están lo suficientemente informadas acerca de la alimentación complementaria.Santiago Mesa
Desde que Teresa Raymundo supo de la desnutrición de sus niños, no quiere perderse un control. "No quiero que les pase nada malo, pero no siempre conseguimos llegar a final de mes", cuenta. El menú –cuando lo hay– se repite mañana y noche: tortillas de maíz y sal. “A veces, frijoles y otras solo arroz 'desabrío”, lamenta.Santiago Mesa
En esta consulta de pediatría móvil, una decena de expertos de Oxfam atienden una a una a estas madres que sortean la pobreza como pueden. Además de las recomendaciones, se llevan una bolsa con leche fortificada para los más pequeños y las guías para alimentar a sus hijos. "Es tanta la vulnerabilidad de algunas, que ni siquiera dan el pecho y a los niños les dan el agua de las tortillas o los restos del café", lamenta Ronaldo Valdés, técnico de la organización.Santiago Mesa
“Esto solo va a empeorar”, lamenta María Claudia Santizo, oficial de nutrición de Unicef en Guatemala, “no hay forma de que mejore con las pérdidas de medios de vida que se produjeron en 2020″. Santizo también incide en que las cifras del hambre solo disminuyen con líderes políticos comprometidos. “Las ganas se tienen que traducir en presupuestos. La desnutrición está en el plano prioritario del Gobierno desde 2005. En los últimos tres gobiernos desde entonces, se han presentado estrategias para abordarla, pero a la hora de la verdad no hay fondos, ni insumos ni recursos humanos que lleguen a las zonas rurales. Y hay una enorme brecha ahí, una que crece y crece”, explica mediante una videollamada.Santiago Mesa
La brecha no es solo nacional. Los datos del hambre y sus consecuencias son una enorme sombra que nubla el Corredor Seco, una zona que engloba varios países centroamericanos muy propensos a las sequías. Aquí las cifras de pobreza extrema se disparan. Un reciente estudio elaborado por el Consorcio de Organizaciones Humanitarias alerta de que 102.436 familias (86% de las encuestadas) viven en inseguridad alimentaria. En la imagen, el mayor de los Raymundo.Santiago Mesa
El desagregado por países indica que Guatemala y Nicaragua son las naciones con más hogares que padecen hambre, cada una con 31% de los casos registrados, les siguen Honduras, con el 25% y El Salvador, con el 12%, aproximadamente. Los ciclones están detrás de esas estadísticas que van a peor. De acuerdo con estimaciones de Unicef, perjudicaron a 4,6 millones de personas en Centroamérica. Los huracanes fueron, literalmente, la lluvia que cayó sobre mojado.Santiago Mesa
Teresa Raymundo hace rendir la ayuda que recibió. Se mueve como pez en el agua en el Mercado Municipal de Jocotán. Sabe en qué puesto están más baratas las verduras y la libra de pollo. Para cuando llega a casa, ya han pasado las horas del desayuno y del almuerzo. Pero los platos de la cena no estarán vacíos. Al menos durante unos días.Santiago Mesa