La crisis pesquera en Bangladés golpea a los más necesitados

La prohibición de la pesca durante 65 días busca proteger los recursos mermados por la explotación descontrolada, pero afecta a una población dependiente del mar

Pesvadores en Saint Martin, Cox Bazar, Bangladés.Ashraful Haque Akash (Unsplash)
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La veda a la actividad pesquera impuesta por el Gobierno en el litoral de Bangladés, que comprende unos 580 kilómetros de costa con múltiples deltas, está afectando a los más necesitados de un país cuya economía y dieta dependen del sector. La primera prohibición nacional de este tipo en el país asiático, establecida desde el 20 de mayo y hasta el 23 de julio, coincidiendo con el mes de ramadán y durante la época de cría, pretende recuperar los recursos marinos en peligro por la sobrepesca. La armada y la guarda costera se encargan de que la medida se aplique en toda la bahía de Bengala. Mientras, el Gobierno ha destinado compensaciones para los afectados.

“Imponer un veto de 65 días a la pesca significa que todos los miembros de mi familia no tendrán trabajo. No sabemos que hacer ni cómo ganarnos el sustento durante este tiempo”, se quejaba al medio local Daily Star Parul Bengum, pescador del pueblo de Togra, al sur del país. En el vecino pueblo de Boga, Akkas Ali vive una situación similar: “Puede que venda todo mi equipo para pagar mis créditos”, se queja: “Dejaré la profesión. Prefiero trabajar como un conductor de motocarro en el futuro”.

A principios de mes, unos 3.000 pescadores bloquearon una de las arterias principales del país como protesta ante una medida que no contó con su aprobación y que consideran mal planificada. El Gobierno, por su parte, ha establecido una compensación de 40 kilos de arroz para las familias afectadas. Sin embargo, los medios locales alertan de que cerca de medio millón de ellos no cuentan con identificación y no recibirán beneficios.

“Los pescadores de pequeña escala deberían ser excluidos de la prohibición”, declaró al Dakha Tribune Mustafa Kamal Akanda, portavoz de la Asociación Costera para la Transformación Social (COAST) en un encuentro con el sindicato de pescadores, BFWA. En nombre de este grupo con estatus consultivo especial en el Consejo Económico y Social de la ONU, Akanda se queja de que un saco de arroz no puede mantener a familias durante un mes y exige 8.000 takas bangladesíes (84 euros) por familia, poniendo como ejemplo las indemnizaciones del Gobierno indio a pescadores durante vetos similares en el sur del subcontinente.

Cerca de medio millón de afectados por el veto no cuentan con identificación y no recibirán beneficios por no poder pescar

Asia vive un grave descenso de producción pesquera por la densidad de población. Con una superficie menor que Andalucía y Castilla juntas y una población de 167 millones habitantes, un tercio de Bangladés sufre inseguridad alimentaria. Más del 60% del aporte de proteína animal en la dieta local viene del pescado y el país tiene una zona exclusiva de comercio en la Bahía de Bengala —73% de su área marina y terrestre— con rica diversidad marina y que emplea a dos millones de pescadores y otros 18,2 en industrias relacionadas.

El agotamiento de recursos, la polución y el desarrollo costero descontrolado han llevado a la pérdida de diversidad y a "la necesidad de una transformación inmediata de la gobernanza marina y costera", según un estudio científico local. En 2016, el país asiático produjo cerca de cuatro millones de toneladas métricas de pescado, más del cuádruple que en 1990, según el Banco Mundial. Solo una fracción de la producción china pero más que Noruega y Corea del Sur, y casi tanto como Japón.

Ante la crisis, el Gobierno planea imponer esta medida todos los años. "Estos recursos se agotarán un día si no los usamos de forma sostenible", anunció el ministro de Pesca Ashraf Ali Khan Khasru. "Tenemos que dejar que los peces crezcan y se reproduzcan. Si no, lo sufriremos en el futuro". El Ejecutivo bangladesí también ha anunciado que planea proteger un 10% de sus áreas marinas y costeras para 2020.

En 2015 se impuso un veto similar, aunque solo para la flota comercial. Mientras, la última prohibición de octubre de 2018 afectó solo al hilsa: pescado de primera necesidad en Asia, este tipo de arenque abundaba en aguas de la bahía de Bengal, pero sus existencias bajan por la sobrexplotación. Con un mercado global de más de 1.500 millones de euros, Bangladés es responsable del 60% de su pesca.

Ante la crisis, el Gobierno planea imponer el veto a la pesca todos los años

Pese al descontento general, los pescadores Rabindra, Amol y Ayub, del pueblo de Munsiganj, en el centro del país, declararon a Dakha Tribune: "La prohibición es necesaria para nuestro propio beneficio. Pescaremos en ríos en vez de en los canales durante este tiempo”. Patrullas del departamento de Bosques prohíben la pesca en Surdarbans, Parque Natural y mayor bosque manglar del mundo donde coinciden varios ríos de la región, incluido el Ganges. Según este departamento, esta es la temporada de cría en los 450 canales y 13 ríos que contienen 210 especies de pescado blanco, 24 de gambas, 14 de cangrejos y 43 de langostas.

La prohibición es calificada como "pesadilla" por Mokter Ahmed, portavoz de la Asociación Nacional de Pescadores de Cox's Bazar. Puerto de unos 200.000 pescadores, Cox's Bazar es también refugio de cientos de miles de rohingyas desplazados del vecino Myanmar; algunos de los cuales son empleados por los pescadores locales aunque no pueden trabajar según su estatus de refugiados. Ahmed añade que las medidas "solo las sufrirán los pescadores locales" y que no frenará la pesca ilegal de barcos de otros países asiáticos.

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