Análisis

Bailemos un Valls

Está por ver a dónde conduce todo esto, pero el ex primer ministro francés ha abierto opciones con su mensaje decidido contra los populismos, de izquierdas o de derechas, y los nacionalpopulismos

En vídeo, entrevista con el ex primer ministro francés, Manuel Valls.Vídeo: LLUIS GENE

En su campaña de fichajes estelares, Albert Rivera se hizo un Florentino al anunciar un galáctico para la estrategia en Barcelona: Manuel Valls. Ex primer ministro francés, exministro del Interior, exalcalde, ex casi todo, Valls es un barcelonés no afrancesado sino realmente francés que regresaba con un discurso antinacionalista y antipopulista para actuar ante el procesismo. Claro que Rivera quizá ignoró una regla elemental: si fichas un Neymar, fichas toda la complejidad de un ...

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En su campaña de fichajes estelares, Albert Rivera se hizo un Florentino al anunciar un galáctico para la estrategia en Barcelona: Manuel Valls. Ex primer ministro francés, exministro del Interior, exalcalde, ex casi todo, Valls es un barcelonés no afrancesado sino realmente francés que regresaba con un discurso antinacionalista y antipopulista para actuar ante el procesismo. Claro que Rivera quizá ignoró una regla elemental: si fichas un Neymar, fichas toda la complejidad de un Neymar. Y si fichas a Valls, integras a alguien con criterio propio ajeno a estrategias coyunturales. La hipótesis de que el ex primer ministro francés se plegara a ejercer de sumiso militante era absurda. Ayer Ciudadanos rompió con Valls; y hoy Valls ha expresado públicamente que Ciudadanos está en una deriva inquietante: “Se ha convertido en el partido que ahora pacta de hecho con una formación iliberal, reaccionaria y antieuropea. No vale esconderse detrás del PP. Cada uno es responsable de sus actos”. En toda la línea de flotación.

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Valls ha sentenciado que en Ciudadanos no hay futuro para él, aunque haya quien le anime incluso a pelear por liderarlo. A corto plazo, parece prematuro pensar en una Liga o algún otro proyecto personal nuevo, pero a los animales políticos les sucede como a la cabra con el monte: tienden siempre a volver. “Hay espacio político para una fuerza de tolerancia y moderación; no son contradictorios con principios claros: la democracia y principios constitucionalistas" ha advertido este miércoles, con referencias a la orfandad que la deriva de Ciudadanos provoca en una parte significativa de Cataluña. ¿Aviso a navegantes?

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De momento los argumentos de Ciudadanos en sus recriminaciones a Valls tienen un problema: colisionan con la lógica elemental. En Barcelona, solo había dos opciones, Maragall o Colau, o lo que es lo mismo, una Barcelona capital de la República virtual indepe hermanada con Waterloo, o una alcaldesa populista. Rivera estaba dispuesto a un alcalde indepe antes que pisar un charco; y Valls, un político más maduro y sin las ataduras tacticistas de otros pactos por cerrar, sabía que era necesario pisar el charco: "La política es escoger y en situaciones como estas hace falta tomar decisiones arriesgadas. Y comprometidas. Y evitar lo peor. No se ha de huir de la responsabilidad. Es sí o no. No hay blanco ni abstención. Es sí o no". Rivera trató de ignorar la realidad, pero esta, como decía Philip K. Dick, es aquello que sigue estando ahí aunque tú quieras cerrar los ojos y no aceptarlo. Valls fue quien evitó que Barcelona se convirtiera en capital indepe, aunque no se le vayan a agradecer los servicios prestados.

Tal vez lo más incómodo para Rivera, por más que deje la réplica a Arrimadas, es algo que Valls se ha ocupado de que resultara muy notorio en su comparecencia: el líder de C’s es quien se ha desplazado desde la moción uniendo su suerte a las derechas hasta pactar con una fuerza reaccionaria... El discurso del sábado de Valls, que ha defendido la “coherencia” y a la vez “ser útil” bajo la "ética de la responsabilidad", podría ser casi fundacional, y además con una talla desacostumbrada: ofreció un gran mensaje europeísta contra el secesionismo, fijó criterios claros repitiendo que "no hay presos políticos y no hay exiliados"; defendió el “diálogo” y las “soluciones políticas” porque "solo las soluciones políticas permiten salir de la crisis política", pero a la vez marcó la necesidad de respetar a la justicia en su espacio: “La justicia tiene que actuar como la política mañana tendrá que actuar”. En su partitura está la melodía del viejo Ciudadanos. Claro que está por ver a dónde conduce todo esto, si conduce a algún sitio, pero Valls ha abierto opciones con su mensaje decidido contra los populismos de izquierdas o de derechas, y por supuesto los nacionalpopulismos. Ya no hay sitio en la pista para ver juntos a la pareja Rivera-Valls… pero en el baile de la política sin duda hay lugar para alguien con la solidez de Valls.

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