9 fotos

Para tener una noche de paz, no hables de Vox (ni de estos 7 temas) en Nochebuena

Aguar o no aguar la fiesta, esa es la cuestión

En un mundo ideal, las cenas de Nochebuena y Nochevieja son para disfrutar en armonía, rodeados de las personas que más queremos. Son momentos de brindis, de reencuentros, de besos y abrazos, de añoranza a quienes ya no están…, y de discusiones con el cuñado de turno, con quien nunca nos entenderemos en temas políticos, deportivos o religiosos.

Sí, estas cenas facilitan el debate, que puede pasar de amable a acalorado si se tocan determinados asuntos polémicos de actualidad sobre los que hay discrepancia. Les hemos pedido a ocho psicólogos que nos digan qué cuestión nunca sacarían en sus cenas de Navidad y cómo actuarían en caso de que, pese a todo, se ponga sobre el mantel.

Por qué: el año en el que se ha celebrado la primera huelga feminista en España "es fácil que surjan temas de conversación en torno a este movimiento, considera la experta. "En la mesa hay mujeres de distintas generaciones y las más jóvenes están ahora más reivindicativas. Además, actitudes como la de que quienes preparan la cena y ponen la mesa son ellas mientras los hombres se toman algo predispone a que se hable de ello". Sin embargo, Elena Daprá, que coordina el Área de Mujer en Psicología Sin Fronteras, considera que no es el momento para debatirlo. "Hay una cosa por encima: que somos familia. Y estamos reunidos porque nos queremos, y a lo mejor no nos vemos en todo el año".

Qué hacer si sale el tema: a esta experta le gusta dejarlo todo claro como el agua. "Diría directamente: 'De verdad, tenemos opiniones diferentes pero hay algo que nos une y es que todos nos queremos: ¿podemos fijarnos en eso?'. Es el día menos indicado para trabajar la asertividad y el día en que más queremos ser asertivos. Si uno lo es de forma natural, sabe decirlo de modo amable, humorístico… y la gente no se siente mal. Pero si no lo es, o bien adopta un rol pasivo, y lo pasa mal, o agresivo, y lo pasa mal el otro", expone Daprá.

Por qué: aunque haya pasado más de un año del referéndum celebrado en Cataluña, esta comunidad autónoma no deja de estar en boca de todos. Y con una sociedad y un Parlamento divididos, y varios de los políticos presos haciendo huelga de hambre, es fácil que surja el tema en la mesa. "Las cenas de Navidad son momentos de confraternizar y estrechar lazos. Temas relacionados con ideales políticos, como la independencia de Cataluña, pueden herir la sensibilidad de algunos comensales, sobre todo si entre los asistentes hay personas con ideas extremistas o que son muy vehementes a la hora de defender su postura, que pueden sentirse mal si se les lleva la contraria", dice Silvia Álava.

Qué hacer si sale el tema: "Podemos pedir que se hable de otra cosa de forma asertiva, con una frase del tipo: 'Yo prefiero cambiar de tema y no hablar de política ni de quien tiene razón, que hoy es el día de disfrutar de la cena y de vuestra compañía'. O, si creemos nuestro compañero de mesa es demasiado radical en sus opiniones, conviene decir: 'Entiendo que esa es tu opinión, y que esos son tus ideales y lo que tú defiendes, sin embargo, la mía es otra; respeto que pienses diferente, y ahora vamos a disfrutar de la cena".

Por qué: "Si eres aficionado o forofo de uno de los grandes equipos y frente a ti está una persona que es de tu eterno rival, pueden surgir debates apasionados que terminen en una discusión, discrepancia y tensión, más desde lo emocional que de lo racional", señala este psicólogo del deporte.

Qué hacer si sale el tema: el doctor García-Naveira, que pertenece al equipo MAD Lions, de eSport, nos detalla cinco pasos a seguir: "El primero es aceptar que uno no es dueño de la realidad y comprender que puede haber diferentes visiones sobre una misma situación. El segundo, expresarse con educación y respeto. En tercer lugar, buscar ser aliado, cambiar de tema, elegir algo básico, en el que podáis compartir opiniones (las vacaciones, un recuerdo positivo juntos, etc.). El cuarto, si la situación está caldeada, propiciar el cambio, levantarse, ir al servicio, que corra el aire. Al regreso, si es posible, sentarse en otro lugar y hablar con otras personas. Por último, aprender de lo vivido, para en el futuro saber de qué hablar y no hablar y qué hacer si las cosas se ponen tensas".

Por qué: a lo largo de 2018 han salido a la luz numerosos casos de sacerdotes españoles que han abusado sexualmente de menores, tanto en España como en el extranjero... y todo lo que afecta a la religión es otro tema peliagudo, opina el también coordinador de la Unidad de Psicología del Hospital HM Vallés (Alcalá de Henares, Madrid), quien considera que la finalidad de las cenas navideñas no es discutir. "Además, por lo general, lo relevante no es tanto el tema en sí como la relación establecida. Hay situaciones en que determinadas personas sienten la necesidad de poner de manifiesto que están ahí, y la forma de hacerlo es sacar un tema tenso e insistir mucho en él". Hierro considera que "los que discuten siempre son los mismos, aunque cada año por cosas distintas".

Qué hacer si sale el tema: "Probablemente, antes de la cena podemos intuir quién va a discutir. Si es así, es recomendable tener previsto no entrar en el juego", apunta. Lo más eficaz es encogerse de hombros. "El problema no es opinar, sino hacerlo pensando que vas a convencer al otro de que tienes razón, y para ello es fundamental que el otro esté dispuesto a ser convencido, lo cual es casi imposible en esta situación. Cuando alguien le dice a su abuelo: 'Fíjate cómo son los curas, y la Iglesia se dedica a taparlo', el abuelo no quiere que le convenzan de eso. Y cuando el abuelo contesta: 'No será para tanto, todo el mundo la toma con la Iglesia', el nieto tampoco quiere que le convenzan. Si opino una vez, es suficiente. Insistir no solo no va a convencer a nadie de nada, sino que va a provocar una escalada. El perjuicio que obtenemos si elevamos el tono es mayor que la satisfacción por expresar nuestra opinión".

Por qué: En opinión de José Elías, si se toca el tema de una pensión insuficiente de los abuelos y de cómo solucionar los problemas económicos derivados, "pueden surgir puntos de vista encontrados y una cena navideña no es el contexto adecuado para tratar estos asuntos tan delicados".

Qué hacer si sale el tema: lo primero es escuchar atentamente a la persona que lo plantea. "Una vez esbozado, rápidamente ponerse en su lugar (mostrar empatía), aceptando que es un tema importante, que hay que solucionar; con un tono agradable, manifestar que no es el momento para abordarlo, ya que no se dan las condiciones necesarias. Gratificar al otro e inundarle de sentimientos positivos (sonrisa, mirada afectuosa, reconocer su malestar con la cabeza) y una conducta que favorezca el acercamiento. Dar a entender expresa y tácitamente que todos los afectados deben buscar el momento oportuno y el tiempo necesario para hablar, y así tomar la mejor decisión. Para terminar, elogiar cualquier cualidad real que tenga la persona que ha comentado el tema", explica el también director del Centro Joselias, de Madrid.

Por qué: El auge de Vox y su irrupción en el Parlamento andaluz es otro tema que los psicólogos prefieren evitar. "Las creencias políticas están muy vinculadas con los lazos familiares, bien por oposición (el hijo piensa lo contrario del padre) o por imitación (el hijo piensa lo mismo que el progenitor). En esas cenas también hay yernos y cuñados, de los que se desconocen algunas facetas, y este y otros temas políticos pueden generar cierto malestar", dice este Juan Castilla, quien aporta otra razón relacionada con los excesos de estas reuniones. "Cuando te tomas unos vinos, el alcohol desfrontaliza el cerebro y hace que te desinhibas y midas menos las palabras. Al final dices lo que piensas, cuando hay cosas que es mejor pensarlas antes de decirlas".

Qué hacer si sale el tema: el experto recomienda expresar con asertividad que tenemos ideologías diferentes y que no es el momento de hablar de estos temas. Según él, además "aprovechamos esa polémica para sacar las deudas pendientes emocionales que tienes con esa persona. Por ejemplo: 'Sí, sí, tú eres muy de izquierdas, pero no cuidas a la abuela'. Es mucho mejor hablar de temas neutros".

Por qué. a pesar de que parezca que el tema es económico, en realidad es más bien emocional, dice el autor del libro Relaciones y conflictos con la familia política (2018), quien considera que el entorno no es el más idóneo para tratarlos. "En esas cenas hay niños y hay personas mayores, y no es el momento".

Qué hacer si sale el tema: "Lo mejor es posponer la charla a una ocasión mejor. Expresar que no es el contexto óptimo para debatir esa cuestión, diciendo que hay que hablar de ello pero en otra oportunidad. Si no hay más remedio que pronunciarse, hay que hacerlo con respeto, no dar nuestra opinión como una verdad cerrada, sino como un punto de vista más", recomienda el psicólogo.

Por qué: El paro afecta actualmente al 28% de los jóvenes y, en opinión de la coordinadora de Psicología y Salud Laboral del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, "las cenas de Navidad son para compartir aspectos positivos, no para echar la bronca a alguien porque no tiene trabajo". Aunque tendamos a querer dar consejo, "debemos tener en cuenta que hay diferencias generacionales de intereses e inquietudes. El contexto laboral actual es muy distinto del de hace unas décadas. A las personas de 50 años las educaron para tener un trabajo estable. Los millennials se basan más en proyectos y buscan que el trabajo les aporte, que sea compatible con el ocio y sus valores…", dice Sánchez.

Qué hacer si sale el tema: esta psicóloga sugiere cambiar de conversación. "Buscar temas positivos, que fomenten la unión de las personas que están allí y permitan disfrutar del momento. No buscar tener razón en un tema en el que no hay una razón".