Tribuna

Un entorno protector para los niños

La lucha contra el maltrato infantil en España solo será posible si están involucradas las familias, los centros escolares, los jueces, los cuerpos y las fuerzas de seguridad, los educadores y los entrenadores

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No es una suposición reconocer que cuando leemos en la prensa o vemos en la televisión una noticia sobre cualquier atentado contra la integridad física o moral de un niño o una niña, nos resulta difícil aguantarlo. Es una reacción casi física. Nos parece imposible de comprender y, más aún, de digerirlo.

No es un error pensar que hay un consenso total de la sociedad cuando se trata de defender a los niños. Nadie duda de que es prioritario, pero debemos concretar cómo y de qué manera pro...

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No es una suposición reconocer que cuando leemos en la prensa o vemos en la televisión una noticia sobre cualquier atentado contra la integridad física o moral de un niño o una niña, nos resulta difícil aguantarlo. Es una reacción casi física. Nos parece imposible de comprender y, más aún, de digerirlo.

No es un error pensar que hay un consenso total de la sociedad cuando se trata de defender a los niños. Nadie duda de que es prioritario, pero debemos concretar cómo y de qué manera protegemos y custodiamos los derechos de los niños.

Un grupo de organizaciones hemos presentado una propuesta de Ley Orgánica para Erradicar la Violencia contra la Infancia. Es urgente que se apruebe en el Parlamento y nuestro empeño está puesto en que sea una realidad inmediata. Quizá convenga recordar de qué estamos hablando, volver a pensar dónde y cuándo puede producirse la violencia contra los niños para estar atentos, alertas y en marcha. Hace falta establecer un marco de prevención que proteja a los niños de atrocidades que pueden dejarles marcados de por vida.

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"¿Por qué toleramos actitudes violentas hacia los niños que serían impensables hacia un adulto?"

Las violencias intolerables que pueden sufrir los niños en nuestro país —abuso, acoso, maltrato en el hogar, violencia física o verbal— representan una grave vulneración de los derechos de la infancia. Pueden estar muy cerca de nosotros y es posible que sean sutiles. Hay tres ámbitos donde esta violencia puede darse y sobre los que hay que estar atentos: el hogar, la escuela y los lugares de ocio y deportivos.

Los niños nos cuentan que sufrir una violencia así en su infancia les deja marcados, supone un desmoronamiento de sus pilares vitales. ¿Por qué toleramos actitudes violentas hacia los niños que serían impensables hacia un adulto? En una sociedad del bienestar avanzada como la nuestra, es algo que no nos podemos permitir. Hemos de cambiar el modelo y hacer que la sociedad reconozca y actúe contra lo intolerable.

Algunos datos que conocemos ponen de manifiesto un problema real en España, aunque nos cueste reconocerlo y afrontarlo. En 2017 se recibieron 16.777 notificaciones de sospecha de maltrato infantil en el ámbito familiar; la mitad de los abusos sexuales que se producen en España son contra niños y niñas y sabemos que solo una pequeña parte se denuncia; en 2017, la Fundación ANAR recibió más de 36.000 llamadas en el teléfono sobre acoso escolar.

"En 2017 se recibieron 16.777 notificaciones de sospecha de maltrato infantil en el ámbito familiar"

Por mucho que existan datos, y son escasos, es imposible registrar cada paliza, cada humillación, cada abuso que sufren los niños, muchas veces a manos de los que deberían protegerles y cuidarles. Demandamos datos oficiales actualizados de los distintos tipos de violencia que sufre nuestra infancia con el fin de poder tomar las mejores decisiones para la protección de los niños.

No nos resistimos a pensar que es posible revertir esta tendencia. Atender a las víctimas es haber llegado demasiado tarde. Por ello trabajamos por conseguir que los entornos en donde se desarrolla la vida de un niño sean espacios protectores y libres de violencia, en donde sea muy difícil perpetrar un acto de abuso o violencia hacia un niño.

Conseguir este entorno protector necesita varios elementos, que son los que promovemos sin descanso. Por un lado, leyes y políticas que protejan a los niños y que prohíban la violencia en todas sus formas, pero también erradicar costumbres y creencias dañinas como pensar que pegar a un niño es una pauta educativa de crianza. Es necesario que existan unos servicios públicos adecuados con profesionales formados que atiendan a los niños que han sufrido violencia. Por último, es importante contar con la participación de los niños en su propia protección consiguiendo, por ejemplo, que conozcan y sepan detectar lo que es un abuso y a quién dirigirse cuando esto ocurre.

"La mitad de los abusos sexuales que se producen en España son contra niños y niñas"

Los medios de difusión tienen una buena oportunidad en este contexto para, además de documentar e informar sobre todos los tipos de violencia que se produce contra la infancia, hablar sobre los cambios positivos de actitud y comportamiento con el fin de crear un clima favorable para conseguir más y mejores cambios. Hemos visto recientemente buenos ejemplos en los medios de víctimas ya adultas que han podido hablar de la violencia sufrida en su infancia, contribuyendo así a concienciar a la sociedad y a eliminar el estigma y el peso que han podido llevar a hombros las víctimas durante años.

Escribimos esta reflexión en un día clave: hoy es el Día Mundial de los Niños. Hace 29 años, en 1989, se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño. España la aceptó en 1990. Esta norma internacional ha sido integrada por todos los países del mundo excepto por Estados Unidos.

Es evidente que un cambio radical de la realidad de la violencia contra los niños en España solo será posible si están involucradas las familias, los centros escolares, los jueces, los cuerpos y fuerzas de seguridad, los educadores y entrenadores. En definitiva, toda la sociedad. ¿Estamos todos dispuestos a desterrar la violencia contra la infancia en nuestro país y que sea parte del pasado? En nuestras manos está.

Gustavo Suárez Pertierra es presidente de UNICEF Comité Español. 

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