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Los wampis estrenan gobierno

Los representantes de más de 200 comunidades indígenas wampis han creado el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis, el primero de esta naturaleza en todo el Amazonas

Una familia pesca en el curso alto de la quebrada Ayampis, uno de los muchos afluentes del río Santiago. Las quebradas son cruciales para la vida diaria de las comunidades wampis como fuente de agua potable y de peces. La seguridad alimentaria no es un problema en la zona, y un territorio bien conservado puede proporcionar sustento a toda la población, lo que hace que las tierras tengan un valor incalculable. A los wampis les gusta decir que los bosques son su "supermercado". La selva amazónica recibe el sobrenombre de "pulmones del planeta" por su capacidad para fijar el dióxido de carbono y mitigar el cambio climático. Un estudio de la Universidad de Stanford calcula que esta selva almacena cerca de 17.000 toneladas de carbono superficial, más de tres veces las emisiones anuales de Estados Unidos.
En Soledad, un grupo de niños juega al fútbol bajo la lluvia torrencial. Las familias wampis son muy individualistas y estaban acostumbradas a vivir dispersas en la selva. Hasta la llegada de los misioneros y los colegios en la década de 1960 no se trasladaron y formaron comunidades alrededor de los edificios de las escuelas.
Un hombre hace un descanso para beber masato, una bebida a base de yuca masticada y fermentada. Las chakras son parcelas de tierra ancestrales que pertenecen a la comunidad pero que las familias individuales utilizan temporalmente. Durante el día, suelen dedicar el tiempo a cultivar su chakra. Los cultivos habituales son, entre otros, la banana y la yuca, que constituyen los componentes principales de la dieta wampis. Cada vez son más habituales las pequeñas plantaciones de cacao que permiten cambiar parte de la producción por dinero. Aunque este último no es fundamental para sobrevivir, es útil para comprar gasolina para los medios de transporte, ropa, paneles solares, y cada vez más para la educación superior de los hijos.
Los mineros ilegales de oro utilizan una draga para extraer el metal de los sedimentos del río Marañón. Aparte del impacto directo en el paisaje, la minería del oro suele incluir el uso de mercurio, cuyos residuos contaminan el agua y entran en la cadena alimentaria. En la región de Santiago, es una actividad muy atractiva. Utilizando una máquina similar a esta se puede recoger entre 20 y 120 gramos al día, lo que equivale a entre 600 y 3.000 dólares, una cantidad de dinero muy elevada para una región económicamente marginal.
Un día ajetreado en el pueblo de La Poza, en Río Santiago. Situado a pocas horas en barco de Santa María de la Nieva, único acceso por carretera a Río Santiago, el pueblo está en pleno crecimiento como puesto de avanzada. Allí los indígenas pueden cambiar su dinero por los productos que venden los colonos, y los mineros pueden vender su oro.
Una discoteca en La Poza. El pueblo tiene una animada vida nocturna en la que los mineros pueden gastar fácilmente su salario en cerveza. Hay noticias de que el sida y la prostitución se están convirtiendo en un problema.
Es día de pago y Michael Wampankito Ungum, de 25 años, recorre a pie los 13 kilómetros que separan Mayuriaga, su comunidad, de la fuga de petróleo. Michael es diputado del Gobierno wampis, y al igual que muchos otros miembros de su comunidad, trabaja para la compañía petrolera estatal Petroperú limpiando el escape. Esta rama del obsoleto Oleoducto Norperuano conecta la región de Tigre, 200 kilómetros más al interior del Amazonas, con la costa, y su vida útil finalizó hace tiempo, razón por la cual las fuga son cada vez más frecuentes.
Varias personas trabajan en la fuga de petróleo de Mayuriaga. La catástrofe afectó a 30 kilómetros de quebrada antes de contaminar el río Morona, de mayor tamaño, y afectar a toda la población que vive aguas abajo. En los trabajos, todavía en curso, se empleará a casi 500 personas durante un año. Cada palmo de tierra y cada una de las plantas que han estado en contacto con el crudo han quedado destruidos.
Una mujer prepara masato en Mayuriaga. Petroperú reparte agua embotellada (derecha) y alimentos a las comunidades que viven aguas abajo. La comunidad de Mayuriaga ha iniciado un procedimiento para solicitar una indemnización por la contaminación de una parte de su territorio fundamental para su supervivencia.
Una canoa navega por el río Marañón en dirección al peligroso Pongo de Manseriche. Una escala para medir el nivel del agua ayuda a calcular el peligro. 'Pongo' es el nombre en quechua para 'rápidos', mientras que 'maseriche' significa 'la garganta terrorífica'. Werner Herzog dio fama a este lugar durante el primer intento de rodaje de su película Fitzcarraldo en el curso alto del Marañón antes de que una organización indígena pionera, el Consejo Awaruna-Wampis, lo obligase a retirarse en 1979. El proyecto de construcción de una serie de 20 presas se cierne desde siempre sobre las poblaciones del alto Marañón. Mientras que las más pequeñas ya están en una fase avanzada de planificación, la realización de la más grande en el Manseriche inundará todo Río Santiago.
Las cruces de la estación de bombeo 6 del Oleoducto Norperuano recuerdan a los policías secuestrados y asesinados durante los sucesos de 2009 en Bagua. A raíz de la aprobación, durante la presidencia de Alan García, de un conjunto de leyes que facilitaban el acceso de las industrias extractivas a territorios indígenas, los wampis y los awahun marcharon a Bagua, la ciudad más cercana. Por el camino ocuparon la estación 6 y cortaron la carretera principal que conecta la región con la costa. En los enfrentamientos que siguieron cuando la policía intentó despejar la carretera, 34 personas —24 policías y 10 civiles— perdieron la vida. Las organizaciones indígenas afirman que, teniendo en cuenta la cantidad de desaparecidos, el número de civiles podría ser 10 veces mayor. Los procesos por la responsabilidad en la masacre todavía están abiertos.
"Tras la 'masacre de Bagua', las relaciones entre el Gobierno peruano y las organizaciones indígenas tocaron fondo", cuenta Andrés Noningo, de 62 años, miembro del Consejo de Ancianos de la Nación Wampis. "Cuando el Gobierno peruano habla de desarrollo", continúa, "se refiere a la explotación de nuestros recursos: oro, petróleo, madera... Esto amenaza nuestros medios de vida. Por eso hemos creado nuestro Gobierno autónomo; para asegurar que también las futuras generaciones vivan bien". La tierra wampis declarada "territorio integral" incluye el subsuelo —morada de Nunkui, la madre tierra— y el cielo (Nayaim), hogar de los espíritus de los ancestros.
Varias mujeres líderes y miembros del Parlamento se dirigen a la Asamblea de la Nación Wampis. Las amenazas ambientales y los riesgos que entrañan los proyectos extractivos motivaron la creación del nuevo Gobierno, y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas la inspiró. Después de más de 50 reuniones de las comunidades y de 15 asambleas generales, el 29 de noviembre de 2015 nació en esta aldea remota el Gobierno Indígena Autónomo de la Nación Wampis. Su creación se anunció al mundo a través del primer correo electrónico enviado desde Soledad. La comunicación, dependiente sobre todo de una serie de estaciones de radio y de una red de teléfonos públicos estatales por satélite, desempeña un papel cada vez más importante en la zona.
Wreis Peres, de 55 años, presidente (pamuk) del Gobierno Autónomo de la Nación Wampis, pide a los nuevos miembros que presten juramento. El Congreso está compuesto por 96 representantes de todas las aldeas, y la Constitución tiene 40 páginas con disposiciones detalladas sobre los derechos y los deberes del Gobierno y sobre la administración del territorio y la cultura.
Miembros de diversas comunidades de la nación wampis cartografían los usos tradicionales del territorio a lo largo del sinuoso río Morona. Si bien la legislación peruana reconoce parte de los derechos territoriales de las comunidades, la normativa no abarca los usos ancestrales en toda su extensión, que incluyen la recolección, la caza y los ritos de paso de "búsqueda de visión". La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos protege el derecho de los pueblos indígenas a poseer y administrar sus territorios tal como los define su uso ancestral.
Kefren Graña, un exmaestro de 45 años, es el ministro de Educación de la nación wampis. Hoy en día, los jóvenes están confusos y desorientados entre el modelo de sociedad de consumo que aprenden en el colegio y los valores tradicionales que les enseñan sus padres. Kefren fomenta el uso de plantas alucinógenas como un medio fundamental para restablecer la conexión con la naturaleza. "La ayahuasca, el tabaco y el toé son nuestra universidad".
Un anciano prepara una trampa para aves terrestres. La construcción puede llevar hasta dos días y se acompaña con cantos tradicionales. Mientras que en el pasado se cazaba con cerbatanas (pukuna), hoy en día muy pocas personas recuerdan cómo se prepara el veneno necesario para abatir animales de mayor tamaño, y el rifle se ha convertido en el arma predilecta.
Un grupo de niños durante una clase de primaria en Soledad. Las clases, en español y en lengua wampis, son una poderosa fuerza de homogeneización cultural en las que se transmiten los valores de una sociedad consumista. Los wampis, en cambio, crecen en íntima conexión con la naturaleza y con una profunda confianza en que el mundo natural cubrirá todas sus necesidades. El Gobierno peruano garantiza e impulsa la educación, pero los estudios superiores son caros y solo se pueden seguir en las lejanas ciudades.
La visiones son fundamentales para la cultura wampis, como explica Andrés Noningo, de 62 años: "Nuestros ancestros se dieron cuenta de que los animales hablaban y de que hasta la tierra se movía, y se preguntaron de dónde venían esos animales, cuál era el origen del aire que respiramos, quién cuidaba de los árboles, cuál es el origen de la vida. Para buscar el conocimiento, nuestros visionarios pasaban hasta tres meses en la selva. Ellos nos enseñaron que los animales y los árboles son gente como nosotros, y que tienen guardianes que los protegen. Por eso, nuestros antepasados pudieron enseñarnos dónde viven los animales, dónde se reproducen, qué tierras son fértiles y cuáles son improductivas, dónde cultivar y cómo cazar respetuosamente utilizando nuestros anent, los cantos sagrados que aseguran que tratamos a todos los seres vivos con dignidad".
Un grupo de adolescentes bebe y vomita la ayahuasca. Incitados por sus familias, tendrán que beber por lo menos 20 litros para aumentar la posibilidad de tener una visión. A menudo, esta se transmite como un mensaje secreto de un espíritu ancestral que adopta la forma de un animal, como una boa, un jaguar o un colibrí. No todo el mundo logra tener la visión de inmediato, y puede que haya que repetir varias veces todo el proceso. Las visiones se consideran predicciones del futuro y guiarán a los guerreros el resto de su vida. Al saber lo que les espera, los guerreros no tienen miedo en las batallas ni al enfrentarse a la vida diaria.
Un joven shuar de la orilla ecuatoriana del río Santiago ensaya una danza tradicional durante el encuentro binacional Ecuador-Perú. Los shuar pertenecen al mismo grupo étnico que los wampis, y comparten con ellos la lengua y la cultura. El siglo pasado, en tres ocasiones (1941, 1981 y 1995) ambos fueron obligados a luchar en los Ejércitos de sus Gobiernos durante las guerras por la frontera peruano-ecuatoriana.
En cumplimiento de la primera resolución del Gobierno wampis, 150 guerreros se dirigieron a Pastacillo, en Río Santiago, donde se practica la minería ilegal. En la actualidad, el Gobierno peruano está librando una guerra, pregonada a bombo y platillo, contra los mineros ilegales. Busca y destruye sus equipos, aunque al parecer infructuosamente. El Gobierno de los wampis ha pedido que se le otorguen poderes para patrullar su territorio y garantizar una intervención oficial más rápida por parte de los organismos estatales peruanos. En la imagen, Pastacillo es invadido por los manifestantes. Los mineros, que habían sido avisados, escondieron las máquinas y suspendieron la actividad durante varios días.
El jefe de la policía recibe sus pinturas de guerra, señal de que es un aliado en la lucha contra la minería ilegal.
Los niños duermen durante la fiesta de despedida de la Asamblea de la Nación Wampis.