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Se habla de diálogo con mayúsculas, pero el diálogo cotidiano también se nos ha complicado

Dos personas con dos banderas distintas caminando juntas.Andreu Dalmau / EFE

El mayor desafío a la estabilidad de mis redes sociales hace unas semanas, con fuertes cargas verbales, era un spoiler de Juego de Tronos. En los últimos días leo que se repiten esquemas del tipo “nunca hablo de política pero” o “no había querido decir nada hasta ahora” o "adiós, me tomo un respiro porque no puedo más con Facebook" o "menuda limpieza de contactos estoy haciendo" o "me voy del grupo".

Se habla de diálogo con mayúsculas, pero el diálogo cotidiano también se nos ha complicado. Quizás un grupo de WhatsApp o una publicación en Facebook no son foros ideales ...

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El mayor desafío a la estabilidad de mis redes sociales hace unas semanas, con fuertes cargas verbales, era un spoiler de Juego de Tronos. En los últimos días leo que se repiten esquemas del tipo “nunca hablo de política pero” o “no había querido decir nada hasta ahora” o "adiós, me tomo un respiro porque no puedo más con Facebook" o "menuda limpieza de contactos estoy haciendo" o "me voy del grupo".

Se habla de diálogo con mayúsculas, pero el diálogo cotidiano también se nos ha complicado. Quizás un grupo de WhatsApp o una publicación en Facebook no son foros ideales porque la comunicación en este tipo de plataformas no se caracteriza por mensajes reposados. Si el tema está entretenido, es habitual que mientras contestamos nos aparezca en pantalla que otros están escribiendo. Nos cruzamos, nos leemos en diagonal y, además, la ironía no se entiende fácilmente. ¡Ni siquiera nos ponemos de acuerdo en el significado de los emojis!

Los muros de la mayoría de mis contactos se han plagado de publicaciones sobre "lo de Cataluña", tres palabras donde es imposible que quepa todo lo que queremos decir pero que es la referencia más usada en el resto de España. En algunos mensajes detecto que la polarización del nosotros frente al ellos empieza a calar. Mis amigos catalanes, con muchos de los cuales mantengo diferencias ideológicas, agradecieron el pasado lunes que les enviara un abrazo virtual. Una me contó que le había escrito un montón de gente. Menos mal que está la gente, me decía.

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