Dubái, el reino del exceso
El ÉXITO DE LA MARCA DUBÁI ha convertido a la ciudad-Estado de Emiratos Árabes Unidos en víctima de su propio estereotipo. La ambición por el más alto, más grande, más lejos, que ayudó a poner en el mapa aquel pequeño puerto hasta hace medio siglo apenas conocido por comerciantes persas, mercaderes indios y colonizadores británicos, ha atrapado a sus promotores, que necesitan suscitar la admiración continua para que no se aprecien las fallas del edificio. Raro es el día que no se anuncian casas flotantes...
El ÉXITO DE LA MARCA DUBÁI ha convertido a la ciudad-Estado de Emiratos Árabes Unidos en víctima de su propio estereotipo. La ambición por el más alto, más grande, más lejos, que ayudó a poner en el mapa aquel pequeño puerto hasta hace medio siglo apenas conocido por comerciantes persas, mercaderes indios y colonizadores británicos, ha atrapado a sus promotores, que necesitan suscitar la admiración continua para que no se aprecien las fallas del edificio. Raro es el día que no se anuncian casas flotantes, taxis voladores o viajes casi instantáneos por Hyperloop, que será el tren más veloz del mundo. Todo es posible menos la reflexión pausada y la autocrítica. No hay tiempo ni ganas para ello. Capitalismo extremo al servicio del teatro de lo moderno. Incluso el arte y la creatividad se domestican bajo el pretexto de usos, costumbres y tradiciones. El autocontrol garantiza la coexistencia de 200 nacionalidades. Y funciona porque cada uno tiene su lugar en el escenario.