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Se busca joven aprendiz en Uganda

La formación y el empoderamiento de mujeres y jóvenes son las principales herramientas para contrarrestar una tasa de desempleo juvenil que ronda el 80% en un país que cuenta con una de las poblaciones más jóvenes de África

En los suburbios de la capital, Kampala, el reto de encontrar un trabajo se complica aún más, exponiendo a los jóvenes al riesgo de caer en la red del extremismo y la violencia. Los chicos en la imagen son aprendices del taller de informática organizado en el 'slum' de Bwaise en el marco de un proyecto financiado por la Unión Europea. La iniciativa, realizada en cuatro barrios con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones y la ONG AFFCAD, se dirige a 1.000 jóvenes y mujeres residentes en las zonas más pobres de la ciudad a los que se ofrece formación profesional en distintos sectores, como costura, electricidad, repostería, vídeo y estética.Isaac Kasamani
El rápido proceso de urbanización ha supuesto retos enormes para la gestión del territorio y de los recursos en Kampala. Unas 90.000 personas viven en el 'slum' de Bwaise y alrededor de un 75% de ellos son jóvenes, según la Organización Internacional para las Migraciones. Robert Kakande, 25 años, lleva cinco meses estudiando para ser repostero. Su sueño es montar un negocio propio. Aminah Nabbusa, de 20 años, no dispone de una cámara, pero optó por aprender edición de vídeo y fotografía, porque su sueño es rodar películas. "Antes de apuntarme a este curso, no hacía nada, simplemente perdía el tiempo. La vida en el ‘slum’ puede ser complicada", admite. En la imagen, alumnos del taller de costura.Isaac Kasamani
En el distrito de Arua, en el norte del país, en la intersección con Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, el panorama laboral no difiere mucho del de la capital. Nueve de cada 10 jóvenes carecen de empleo, según Gilbert Okuonzi, director del Instituto Técnico de Koboko. Alrededor del 26% de la mano de obra no está cualificada, según las autoridades locales, y apenas un 1,4% dispone de licenciatura. "La mayoría de la población de Koboko está formada por jóvenes. Muchos de ellos no pueden costearse estudios formales o reciben una formación que no se adapta a las necesidades del mercado", explica Okuonzi. A pesar de que la escuela que dirige recibe una media de 500 solicitudes anuales, solo 96 alumnos fueron seleccionados para los cursos de formación de este año, en su mayoría (57) mujeres.Isaac Kasamani
Julius Matua tarda unas tres horas en fabricar un ataúd morado. Por cada trabajo realizado, cobra una pequeña comisión, que le permite embolsarse unos 100.000-200.000 chelines al mes (24-48 euros). Julius, de 21 años y originario de Koboko, tuvo que abandonar la escuela cuando se quedó huérfano y está muy contento de haber tenido la posibilidad de formarse como carpintero. Con el dinero ganado puede costear los gastos para que sus hermanos menores estudien.Isaac Kasamani
Flavia Amony tenía 14 años cuando su padre falleció y se vio obligada a remangarse la camisa para contribuir al mantenimiento del hogar. Hoy, con 20 años, su madre está orgullosa de verle lucir el uniforme de camarera de hotel. "Antes de empezar el curso de formación, sentí que estaba atascada. Para las chicas es una situación aún más delicada, porque la pobreza puede empujarte a hacer cosas que no deberías", revela. Su próximo objetivo consiste en ahorrar dinero para volver a estudiar y su sueño para el futuro es abrir su propio hotel. Cuando pronuncia el nombre que ha elegido para su establecimiento, Flavia’s Hotel, no puede contener las lágrimas.Isaac Kasamani
La salvaguardia de los bosques de Gulu, al norte de Uganda, es cosa de mujeres. La cooperativa Watemu Lapainat Agroforesty está compuesta por 37 mujeres, que recibieron formación por parte de las autoridades locales para aprender a plantar árboles y así ganar independencia económica. Hoy se ocupan de una superficie de 10 hectáreas. La asociación se creó en el marco de un programa apoyado por la Unión Europea y la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con un doble objetivo: paliar la escasez de productos de madera en el mercado incrementando las plantaciones y mitigar los efectos del cambio climático.Isaac Kasamani
"Me quedé embarazada en la adolescencia por ser pobre", cuenta Jackie Akedi, 26 años. Sin embargo, sabe que, si pudiera volver atrás, no le volvería a ocurrir. "La necesidad puede empujarte a acciones que están mal porque necesitas el dinero, pero ahora soy capaz de ganarme la vida por mi cuenta". Jackie era una huérfana de 16 años cuando se quedó embarazada, pero ahora trabaja en un taller de costura bajo el amparo de la ONG Girl Up Uganda y da formación a chicas en su misma situación o en riesgo de estarlo. Monica Nyiraguhabwa es la cofundadora de la organización con sede en uno de los 'slums' de Kampala. "Nuestro objetivo es empoderarlas para evitar estas situaciones o simplemente para decirles que siempre hay una segunda oportunidad". La organización ofrece cursos de formación profesional y educación sexual para las chicas más vulnerables. Nyiraguhabwa sabe muy bien qué significa vivir en los suburbios, ya que nació en uno de ellos, y los retos que presenta para una chica. "Mis necesidades siempre iban por detrás de las de los varones de la familia. He sido una secundaria hasta que me he buscado la vida por mi cuenta. Es importante mostrar a las chicas que siempre hay esperanza, que, pase lo que pase, siempre puedes seguir adelante".Girl up Uganda