Gro Harlem Brundtland, exenviada especial de ONU para el cambio climático

“El mundo no puede pararse porque EE UU se mueva en otra dirección”

La experta alerta del riesgo de que más de 3.000 millones de personas se vean afectadas por una crisis de agua para 2025

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Gro Harlem Brundtland (Oslo, 1939), considerada como la introductora en la agenda mundial del concepto de desarrollo sostenible, es tajante al afirmar que el crecimiento económico será imposible si el medioambiente no es una prioridad. La exenviada especial de Naciones Unidas para el cambio climático (2007-2010), la primera mujer en alcanzar el cargo de primer ministro en Noruega y líder de gobierno más joven en la historia del país, alerta de que la escasez de agua podría causar una caída del 6% del producto interior bruto mundial e insiste en que la respuesta a los desafíos del cambio climático para ser efectiva tiene que llevarse a cabo desde una óptica global.

“Existe el riesgo de que más de 3.000 millones de personas se vean afectadas por una crisis de agua para el año 2025”, recordó la exdirectora general de la Organización Mundial de la Salud desde el Foro de la Economía del Agua, una iniciativa auspiciada por la Universidad de Alcalá celebrada la semana pasada en Madrid.

Brundlandt, ganadora del Premio Carlomagno en 1994 por su trabajo a favor de la entrada de Noruega en la Unión Europea, es consciente de los riesgos que entraña un “ejercicio irresponsable” del poder. Sin embargo, confía en que el presidente electo de EE UU, Donald Trump, revise su posición sobre el cambio climático y está convencida de que el resto de países no se detendrá en la lucha “aunque alguien hiciera algo estúpido”, como sería abandonar el Acuerdo de París.

Pregunta. El Acuerdo de París contra el cambio climático entró oficialmente en vigor el pasado 4 de noviembre. ¿Cuál es el próximo paso?

Los compromisos económicos hacia los países menos desarrollados tomados hasta ahora no son suficientes. Incluso así, a veces no se respetan

Respuesta. Ahora los países tienen que desarrollar sus planes con grandes ambiciones y trabajar en políticas para aplicarlo e informar sobre los avances. La buena gobernanza es esencial. Algunos estados menos desarrollados, sin embargo, necesitan ayuda para avanzar más rápidamente. Por ejemplo, hay muchos sitios en África en los que las mujeres dan a luz en la oscuridad. Yo misma trabajé para la electrificación de los centros de salud en Tanzania. A veces la única fuente para alumbrar de la que disponen las comadronas es la del móvil. Esto no se puede aceptar. Alcanzar la electrificación a través de paneles solares u otras fuentes sostenibles es esencial para los derechos de las mujeres y de la infancia, para la salud y para el desarrollo.

Naciones Unidas es un actor central en las negociaciones. Su relevancia está hoy en juego y es más importante que nunca. Acabamos de celebrar una Cumbre del Clima en Marrakech y hay que seguir avanzando hacia el próximo encuentro para dar seguimiento a temas relevantes.

P. ¿Los países más adelantados están dispuestos a asumir el coste de la adaptación de África al cambio climático?

R. Los compromisos tomados hasta ahora no son suficientes. Incluso así, a veces no se respetan. Los países ricos tendrán que brindar más ayuda económica de la que han prometido hasta ahora. Es un gran desafío, que tiene que acompañarse de una mayor transparencia, negociaciones y debates basados sobre el conocimiento en cada país acerca del mejor camino para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los países menos desarrollados han jugado un papel importante en la COP22, de manera más eficaz en comparación con los años pasados, puesto que tienen más formación, conocen mejor el problema y cuentan con un mayor apoyo internacional.

P. ¿El recién electo presidente de EE UU, Donald Trump, representa un peligro para lograr los objetivos del Acuerdo de París?

R. No es positivo que un presidente electo durante la campaña dijera que el problema del clima es un cuento chino, parte de la estrategia de Pekín para competir con EE UU. Fue muy alarmante que afirmara que tampoco cree que el clima esté vinculado con las actividades humanas y amenazara con retirar a EE UU del acuerdo. Algo creo que está cambiando en este sentido, de acuerdo con sus últimas declaraciones. Tenemos que esperar que con el paso del tiempo y un incremento de conciencia quizás las consecuencias no sean tan dramáticas. El resto del mundo no puede pararse porque EE UU se mueva en otra dirección y tiene la suficiente sensatez para no hacerlo.

P. El informe Brundtland, presentado hace 30 años, introdujo el concepto de desarrollo sostenible en la agenda global. ¿Cómo ha evolucionado desde entonces?

La responsabilidad de los políticos para respetar los compromisos es crucial, pero la conciencia pública es igualmente importante

R. Han pasado muchas cosas en el mundo desde entonces: negociaciones sobre clima, la firma del Protocolo de Kioto y luego, gradualmente, la gente se empezó a dar cuenta de que también los países en desarrollo tenían que ser involucrados en la solución de los problemas. La aprobación de los ODS en septiembre del año pasado y el Acuerdo de París reflejan un compromiso por reconocer el problema y trabajar juntos.

P. ¿Cómo evalúa el cumplimiento de la Agenda 2030 hasta el momento?

R. Es temprano y aún estamos lejos de conseguir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. La responsabilidad de los dirigentes políticos para respetar los compromisos es crucial, pero la conciencia pública es igualmente importante.

P. ¿Hay que encontrar nuevas narrativas para que la sociedad civil entienda que la lucha contra el cambio climático no es un asunto exclusivo de gobiernos y ministros?

R. Se trata de una cuestión más amplia, que aplica también a otros ámbitos. La conciencia y el compromiso de la gente son esenciales a largo plazo. Si las democracias no encuentran consenso sobre asuntos críticos, tenemos un problema. Aunque Hillary Clinton obtuvo dos millones de votos más que su contrincante en las últimas presidenciales en EE UU, alrededor de la mitad de los electores se declinó por Trump, pese a que negara el cambio climático. Es legítimo preguntarse si los votantes le oyeron decir eso, si entienden que se trata de un problema real. ¿Qué pasó? ¿Estaban preocupados por sus trabajos y no pensaron en el clima? Hasta hace poco, un elevado porcentaje de estadounidenses negaba la existencia del cambio climático, pero las cosas están cambiando. En esta misión, juegan un papel central la educación, la sensibilización, la conciencia pública y los medios de comunicación.

P. ¿Cómo está afectando el cambio climático a las migraciones?

R. Es otro factor, junto a pobreza, inseguridad, conflictos, que lleva la gente a huir. Las migraciones climáticas representan un fenómeno al alza, pero aún no existen estrategias a largo plazo. La solución reside en frenar el cambio climático. Este problema ya es de grandes proporciones y para evitar que siga creciendo, tenemos que tomarlo en serio.

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