Lo que Matthew se llevó

Guillermo Arias

DUERMEN SOBRE el asfalto, envueltos en unas mantas que acumulan kilómetros, polvo, lluvia, incertidumbre. Son decenas de haitianos que han terminado unidos en esta calzada mexicana de la ciudad fronteriza de Tijuana, a las puertas de Estados Unidos, a principios de octubre. Pasan la noche muy juntos, con toda la ropa puesta. Muchos de ellos lo han perdido todo en el huracán Matthew, que ha arrasado un frágil Haití. Están ahí porque cerca hay una -oficina de inmigración que les puede abrir las puertas de una burocracia exigente e intrincada como una enredadera. En la última semana han sido mile...

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DUERMEN SOBRE el asfalto, envueltos en unas mantas que acumulan kilómetros, polvo, lluvia, incertidumbre. Son decenas de haitianos que han terminado unidos en esta calzada mexicana de la ciudad fronteriza de Tijuana, a las puertas de Estados Unidos, a principios de octubre. Pasan la noche muy juntos, con toda la ropa puesta. Muchos de ellos lo han perdido todo en el huracán Matthew, que ha arrasado un frágil Haití. Están ahí porque cerca hay una -oficina de inmigración que les puede abrir las puertas de una burocracia exigente e intrincada como una enredadera. En la última semana han sido miles, y EE UU ha decidido no deportarlos. Como medida temporal.

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