Enrocados en Duchamp

edward kaprov

N O ES DE EXTRAÑAR que el dadaísmo, el más lúdico de los movimientos plásticos, erigiera como uno de sus tótems a Marcel Duchamp. Ajedrecista además de artista, el francés –que llegó a competir en las Olimpiadas con el equipo de su país– se valió de este deporte y su parafernalia para basar algunos de sus trabajos, una tendencia que continuaron otros autores de diferentes corrientes a lo largo del siglo XX. Con un título que a un tiempo subraya el momento decisivo del juego y evoca la transgresora obra teatral de Samuel Beckett, la exposició...

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N O ES DE EXTRAÑAR que el dadaísmo, el más lúdico de los movimientos plásticos, erigiera como uno de sus tótems a Marcel Duchamp. Ajedrecista además de artista, el francés –que llegó a competir en las Olimpiadas con el equipo de su país– se valió de este deporte y su parafernalia para basar algunos de sus trabajos, una tendencia que continuaron otros autores de diferentes corrientes a lo largo del siglo XX. Con un título que a un tiempo subraya el momento decisivo del juego y evoca la transgresora obra teatral de Samuel Beckett, la exposición Fin de partida, Duchamp, el ajedrez y las vanguardias, en la Fundació Joan Miró de Barcelona, plantea un recorrido desde la figuración fauvista hasta el arte conceptual a través del hilo conductor de este pasatiempo intelectual. Abierta hasta el 22 de enero de 2017, la muestra se articula en torno a la cronología vital del genial creador para destacar la influencia del juego en algunas de las más destacadas figuras del tablero del arte contemporáneo.

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