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Las ruinas de Caral

Hace 5.000 años vivieron en esta ciudad personas que en su vida personal y social abrigaban una clara intuición ambiental

Un anfiteatro en Caral. Increíblemente, hace 5.000 años el culto al fuego ya utilizaba el Efecto Venturi (manejo de la energía del viento) para mantener las llamas sagradas.Ernesto Benavides
Dos visitantes llegan a las instalaciones del hoy sitio arqueológico de Caral. El calor suele ser fuerte en la zona debido a que se eligió el lugar seco para evitar las crecidas.Ernesto Benavides
Escalera al cielo. Todas las edificaciones de la Ciudad Sagrada estaban hechas de forma piramidal y con materiales que tenían el fin de evitar el efecto de los sismos. Ernesto Benavides
Un registro del presente que remite al pasado. El conjunto arquitectónico de esta ciudad antiquísima estaba diseñado de modo sostenible, preventivo, con sabiduría ancestral.Ernesto Benavides
Arquitectura, manejo de espacios, escaleras. Hace 50 siglos, en este parte de lo que hoy es el Perú, ya se tenía conciencia de cómo manejar el clima, el recurso hídrico.Ernesto Benavides
El inmenso cerro que parece tener en sus faldas una de las pirámides mayores de Caral. Desde acá, se producía un intercambio con la costa, la selva, en clave ambiental.Ernesto Benavides
La ciudad, y los asentamientos en general, estaban ubicados en las partes áridas. Pero sus habitantes sabían perfectamente cómo abastecerse de agua y cómo evitar inundacionesErnesto Benavides
Un grupo de personas escucha a un guía en las inmediaciones de Caral. Siglos atrás, los habitantes de esta ciudad se reunían para departir acerca de su futuro y su organización.Ernesto Benavides
Una huanca, o piedra ritual, en medio del sitio arqueológico. Solía funcionar como indicador de la dirección del viento y de las rutas que se debían seguir.Ernesto Benavides
Un restaurador trabajando sobre un muro ancestral. Constantemente, se trabaja para mantener los restos arqueológicos, pero sin alterar el diseño original. Ernesto Benavides
Una vista del valle que rodea a la Ciudad Sagrada de Caral. La capital estaba en un alto, en la zona seca, pero cerca a zonas cultivables y el bosque ribereño, útiles hasta hoy.Ernesto Benavides