Columna

Los graduados

Esos jóvenes estrenarán voto el domingo. De ellos depende el futuro de los pescaderos

Si hoy es jueves, mañana es viernes, eso lo sabe hasta Sandro Rey el vidente. No un viernes cualquiera, ojo, sino uno de esos que se anhelan todo el año. No hablo del fin de campaña, la antesala de la fiesta de la democracia, la calma antes del terremoto, etcétera. Hablo del primer día del resto de la vida de miles de muchachos en flor carnívora que mañana, cuando Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera voceen sus ofertas de última hora arreando al personal a comprarles el pescado, estarán reunidos en el patio de su instituto para recoger su pase a la edad adulta. Mañana es Viernes de Graduación. Y ...

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Si hoy es jueves, mañana es viernes, eso lo sabe hasta Sandro Rey el vidente. No un viernes cualquiera, ojo, sino uno de esos que se anhelan todo el año. No hablo del fin de campaña, la antesala de la fiesta de la democracia, la calma antes del terremoto, etcétera. Hablo del primer día del resto de la vida de miles de muchachos en flor carnívora que mañana, cuando Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera voceen sus ofertas de última hora arreando al personal a comprarles el pescado, estarán reunidos en el patio de su instituto para recoger su pase a la edad adulta. Mañana es Viernes de Graduación. Y peluquerías, tiendas de moda y discotecas llevan meses reservados para acoger a la nueva camada de clientes por todo lo alto.

Irán de punta en blanco. Como para recoger el Oscar, el Balón de Oro o el Grammy Latino, según el pelaje de los neófitos. Ellos, de terno canallita rollo Ryan Goslin, Ronaldo o Pitbull. Ellas, infartantes rollo Cara Delevingne, Rihanna o Sofía Vergara, la raza mejora. Guapos a rabiar, por feos que nacieran. Habrá quien se ha quemado las pestañas para sacar la notaza que precisa la carrera que desea. Quien haya suspendido cinco y sus padres no lo sepan. Modernas sometidas por un novio gallito. Gais dentro y fuera del armario. Cursiladas, lágrimas, besos. Exaltación de la amistad y del todos somos iguales. Bailarán perreo: “A Mariamoñito se le rompió la cama; yo soy el que la clava, la clava, la clava” y todo seguirá en su sitio.

Mientras, el ministro Wert contra el que tantas huelgas hicieron dejará el puesto para seguir a su pareja a París, premiado por el Gobierno que le niega la reagrupación a un padre al que le faltaron 41 euros para traer a su niño. Esos jóvenes estrenarán voto el domingo. De ellos depende el futuro de los pescaderos. Millenials, les llaman los mercaderes para venderles la última e-moto. Son los nuevos ciudadanos. Hijos de su madre y de su padre. Benditos sean.

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