11 fotos

El mayor campo de refugiados del mundo

Situado en el noreste de Kenia, Dadaab acoge a más de 350.000 personas, en su mayoría somalíes

Unos niños posan frente a la pequeña tienda que gestionan Adar y su familia, anexa a su casa. Hace tres años fue asaltada por bandidos armados, pero fueron ahuyentados por los gritos de los vecinos y no consiguieron robar nada. Desde entonces, la mujer afirma que no se siente segura en Dadaab.LOLA HIERRO
Mohamed Olow, de 30 años y singulares ojos azules, es jefe de seguridad en IFO1, un trabajo voluntario por el que corre un gran riesgo. “Desde 2012 han matado a cinco de mis compañeros; Al Shabab nos considera espías”, asegura.LOLA HIERRO
El campo de refugiados de Dadaab está formado por cinco asentamientos: IFO1 e IFO2, Hagadera, Dagahaley y Kambioos. IFO1, al que pertenecen las chozas que se ven en la imagen, fue el primero en abrirse, en el año 1991, para una población de 90.000 personas.LOLA HIERRO
Un niño posa frente a la valla que separa su vivienda de la carretera, en el campo de refugiados IFO1, el primero en ser ocupado por somalíes que huían de la guerra civil de su país en el año 1991. Las viviendas son circulares, están hechas de ramas y lonas y su interior es muy humilde, pues generalmente no cuentan con nada más que una cama y una mosquitera.LOLA HIERRO
El mercado de IFO1 es lugar de encuentro de muchos refugiados. Con las remesas que les envían sus parientes reasentados en otros países, ellos pueden adquirir vegetales y otros comestibles. Desde que el Gobierno keniano decidiera bloquear 13 compañías de envío de dinero como medida para combatir el terrorismo, muchas personas ya no pueden adquirir comida y dependen exclusivamente de las raciones que proporciona el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.LOLA HIERRO
Una mujer muestra el maíz que está vendiendo en su puesto en el mercado del campo IFO1. Según la tabla de racionamiento del Programa Mundial de Alimentos (PMA), cada persona toca a tres kilos de maíz cada 15 días, una taza de aceite, algo de sal y de azúcar. A una familia de cuatro miembros les corresponde algo más: 15 kilos para 15 días. Los refugiados aseguran que antes les daban trigo y se quejan de que no pueden vivir de comer solamente maíz, una medida que se estableció en enero de 2015, después de que el PMA redujera a la mitad las raciones durante unos meses por falta de fondos.LOLA HIERRO
Dos mujeres cuidan a unos niños en el área pediátrica del hospital de Médicos sin Fronteras en el campo de Dagahaley. Desde que se abrió Dadaab en 1991, dos generaciones de niños ya han nacido aquí.LOLA HIERRO
Un grupo de chicos hace muecas a la cámara durante una pausa en su partido de fútbol. Los jóvenes en Dadaab van al colegio hasta secundaria y algunos alcanzan la universidad, pero dentro del campo les espera una vida precaria y sin grandes planes de futuro.LOLA HIERRO
“La vida de los jóvenes es difícil: no tienen dinero, ni ocupación, ni pueden salir salvo que sean reasentados. Es fácil que decidan unirse a estos terroristas, tienen familias que mantener”, critica Aberisak, imán de una mezquita de Dadaab.LOLA HIERRO
Daadab no es un lugar muy acogedor para vivir. Situado en medio de un estéril y abrasador desierto, apenas brotan algunos matorrales durante la época de lluvias. En la imagen, unas mujeres caminan por el campo de IFO1.LOLA HIERRO